Bueno primero que nada, eh de aclarar que la historia no lleva a los personajes de kuroshitsuji, ademas de recalcar es que es parte de la historia de mi vida con mi chico espero y les guste saludos y gracias de antemano
Nuestra Historia
El era callado, el chico que veías y ni tenía ideas de que estudiaba contigo. Ella muy sociable como para no notarla, siempre tenía algo que decir. Entonces, un día, ella decidió acercarse a él. No fue fácil, al contrario, fue raro y un tanto complicado, pero luego de un tiempo se dio cuenta que aquel día que decidió aquello había marcado el inicio de una de las etapas más maravillosas de su vida....
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-Hola- Ella saludó alegremente, aunque en realidad en aquel momento se sentía la persona más incomoda del planeta.
La respuesta de él en cambio fue un silencio rotundo, seguido de una mirada inspectora de arriba abajo que la analizaba. Para ella, fueron los segundos más vergonzosos; y cuando creyó que todo terminaría en una simple mirada, el solo se puso de pie para darse media vuelta e irse sin dirigirle ni tan solo una palabra.
-Que idiota- pensó ella, llenándose de ira y con deseos de simplemente ir y golpearlo.
¿Pero por que lo golpearía? No solo podía llegar y golpear a alguien únicamente porque no le había dicho “Hola”. Pero la verdad detrás de todo ese sentimiento era el hecho de que se sentía ofendida y quizás algo dolida, no era como si le importa que él le saludara, pero había pasado un mes entero pensando en si acercarse o no, debatiendo entre su mente y corazón que era lo correcto, como para que él simplemente se diera media vuelta y se fuera como si nadie le hubiera hablado- Un idiota, eso es lo que es- susurró para sí misma al mismo tiempo que llegaba su mejor amiga.
Durante el resto del día, ella no pudo sacar de su mente el simple hecho de que él la hubiese ignorado. Más aun por el hecho de que estudiaban juntos y no podía parar de pensar que al menos por compañerismo debía de haber saludado, el día no pasó tan lento como normalmente eran los días de clases pero aun así para ella fue una eternidad. Eternidad que utilizó para pensar y meditar lo que había pasado ese día y ponerse así una nueva meta.
-“Hola”, al menos eso tiene que decir- pensaba una y otra vez y así empezó a ingeniarse su plan. Llegó el día siguiente, y el siguiente, y el siguiente del siguiente, obteniendo la misma respuesta de él “Un rotundo y absoluto silencio” acompañado de una mirada que solo decía una cosa “Aléjate de mí”. Ella ya no sabía que mas hacer, al parecer el hecho de acercarse y decir “Hola” no era suficiente, en más, no daba resultado, así que utilizó otra técnica. Ese día en la última clase se acercó a él.
-¿Me prestarías tu cuaderno?- dijo con la esperanza de que al menos pronunciara una palabra o de verdad llegaría a pensar que era mudo.
-No- Respondió él sin siquiera mirarla.
-Por favor- ella odió el hecho de que prácticamente parecía rogarle.
-¿Y tú no copias?- contestó, esta vez al menos mirándola.
-Estaba haciendo otras cosas- dijo ella encogiéndose de hombros, mientras le miraba como si de verdad no hubiera copiado nada. No es que fuera la mejor estudiante, pero tampoco era tan vaga como para no copiar una clase. La verdad, es que solo había utilizado eso como un pretexto.
-Bueno- dijo para luego entregarle el cuaderno, ella lo tomó sin saber qué hacer, para luego solo regresar a su asiento
-¿Bien y ahora?- se preguntó a si misma viéndose con aquella libreta que segundos antes había tomado de las manos de aquel chico del que tanto anhelaba escuchar palabras. No le quedó de otra que fingir que copiaba, para luego finalmente acercarse a él y regresarle la libreta- Gracias- sonrió abiertamente, a lo que él solo la miro tomando su cuaderno para luego levantarse y retirarse del aula. Ya las clases de ese día habían terminado.
Pero se preguntaran el por qué ella se esforzaba tanto porque él le hablara, la verdad, ella hacia exactamente lo mismo. Había estado un mes entero sintiendo no solo el deseo, sino la necesidad de acercarse a él, muchos pensarían que gustaba de él, pero la verdad es que a pesar de que estudiaban juntos no fue hasta casi más de la mitad del año escolar que ella se dio cuenta de que estudiaba con él ¿Cómo se dio cuenta? Sencillo, un día él se fracturo la rodilla y como toda curiosa se acercó a ver que sucedía. Viéndolo por primera vez. Meses después lo veía entrar en su salón de clases comprendiendo así que todo ese tiempo habían estudiado juntos ¿El por qué no lo había notado? Quizás estaba muy ocupada en su propio mundo como para fijarse en un entorno mas allá del que quería ver.
Pero las cosas habían cambiado, un día ella simplemente sintió que debía acercarse. El por qué no lo sabía, mas sin embargo necesitaba hacerlo, y así continuó todo hasta que por fin se armó de valor y se acercó, al principio había sido extraño y aunque se sentía frustrada por el hecho de que él la ignorara ella seguía sintiendo esa necesidad de acercársele, quizás el futuro tenia deparado algo para ella, que quizás solo el destino comprendía, dejándola en la incertidumbre del por qué hacia lo que hacía.
-Hola Víctor- saludó ella de la misma manera que se había acostumbrado a hacerlo
todos los días.
-Hola- saludó él, dejándola completamente sorprendida.
-¿Tu me saludaste?- preguntó ella, queriendo verificar de que no fuera una jugarreta de su imaginación.
-Sí, hola- respondió él riendo.
Ella supuso que de seguro debía tener una cara de estúpida en ese momento, pero la verdad es que le había sorprendido el hecho de que él la saludara tan abiertamente. Luego de ese día fue diferente, comenzaron a estar más juntos, hablaban largas horas, incluso empezaron a irse a casa juntos, él le contaba a ella sus cosas, al igual que ella le confiaba sus cosas a él. En poco tiempo ya se habían hecho muy buenos amigos y a pesar de que los demás pensaran que eran novios o que se gustaban, no había más que una muy buena amistad.
-De verdad lo siento Victor, lamento que me hallas tenido que ver de esa manera, pero hay días en los que simplemente amanezco así- le escribió ella en un mensaje de texto luego de que por alguna extraña razón no hubiera parado de llorar, incluso por más de una hora. No le mentía, desde pequeña había tenido esos cambios de humor y la verdad era que no podía evitar el hecho de despertar ciertos días con un estado de ánimo no muy bueno, y ese había sido uno de esos días donde la tristeza había sido su mayor sentimiento, y aunque había estado todo el día tranquila no fue hasta la noche mientras esperaban carro para ir a sus casas que estallo en llanto para sorpresa de los dos.
-No Yumi, discúlpame tu a mi por no haber hecho nada, pero la verdad es que me gustas mucho y no supe qué hacer cuando te vi llorar- respondió él también en un mensaje de texto dejándola a ella completamente sorprendida. En tan solo un segundo su tristeza se había dio y ya no sentía más que confusión.
-¿Te gusto?- preguntó para luego obtener un confirmación de parte de él, ella solo estaba segura de que el día siguiente sería realmente extraño y quizás incomodo para ambos, pero para sorpresa de ella no fue así. Por alguna extraña razón se sentía cómoda a su lado, quizás hubiera sido el hecho de que eran muy buenos amigos, o el que no hayan tocado el tema o quizás simplemente se había enamorado de él sin darse cuenta.
Durante la semana siguiente pensó en si de verdad le gustaba, pensó en qué momento había empezado a sentir algo por él y pensó en si realmente estaba dispuesta a sacrificar su amistad solo para ver si las cosas funcionaban. A la final solo había obtenido una respuesta y así fue como una semana después ya eran pareja. Todo era realmente lindo y especial, ambos se comprendían y aunque a veces discutían no pasaban más de una hora enojados, y aunque muchas veces no estaba segura de como realmente se sentía, de algo si estaba segura… y era que él la hacía realmente feliz.
Pero como toda buena historia tiene su final. Las cosas se complicaron y ella no supo qué hacer, quizás fue por miedo o quizás era muy joven o quizás simplemente se sentía intimidada. El por qué no lo sé, pero la verdad es que al cabo de unos meses ella había decidido pedirle un tiempo a él, un tiempo que luego se convertiría en un error, un error que se convertiría en una traición, una traición que dejaría a un herido, un herido de cual no se sabía si era ella o era él, o quizás ambos había perdido la batalla, y fue allí cuando decidieron tomar rumbos diferente. A pesar de que se veían a diario, a pesar de que por circunstancias dolorosas estaban juntos por ocasiones, a pesar de que simplemente no podían dejar de pensar el uno en el otro, sus caminos se vieron completamente separados, el yendo a la izquierda y ella a la derecha o en palabras más claras tomando caminos contrarios. Así fue como ambos decidieron olvidarse, buscando nuevas posibilidades, besando otros labios. Pero algo que quizás no sabían es que la tierra es redonda y su destino ya estaba escrito incluso antes de nacer, y así fue como después de un poco más de año y medio sin a verse visto se volvieron a ver y por alguna razón allí estaba esa mirada, esa mirada que los había unido en un principio, esa mirada con la que no se mira a mas nadie salvo a la persona que realmente amas, esa mirada que dice “Estaré siempre contigo” y fue así como nuevamente no pudieron resistirse a esa necesidad de estar juntos, a esa necesidad de ser más que amigos, a esa necesidad de poder mirarse a los ojos y decirse sin miedo cuanto amor sentían el uno por el otro, y así fue como empezaron nuevamente esa relación que nunca debió terminar, mas sin embargo terminó y fue gracias a que terminó que ambos pudieron crecer y darse cuenta y comprender que aunque el orgullo los separó el verdadero amor los unió, y ahora están los dos, despertándose con un Te Amo y durmiendo con la esperanza de despertar al día siguiente y volver a escuchar así un Te Amo de los labios de esa persona que han escogido para estar siempre a su lado.