Kuroshitsuji~
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 In a Glass Darkly [Drama,Terror,Shonen ai/yaoi - SebasxCiel]

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Alexis
Demonio



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MensajeTema: In a Glass Darkly [Drama,Terror,Shonen ai/yaoi - SebasxCiel]   In a Glass Darkly [Drama,Terror,Shonen ai/yaoi - SebasxCiel] Icon_minitimeDom Abr 07, 2013 2:01 pm

Hola a todos!
Bueno, he vuelto del mundo de los muertos, hace tiempo que quiero publicar varias historias en las que he estado trabajando pero como hubo complicaciones con lo que se publicaba en el foro, decide esperar un poco hasta que las cosas se calmaran, y francamente despues me olvidé ^^
En fin, como ahora hay menores entre el público he censurado esta historia que no se concentraba exclusivamente en yaoi, es un poco más profunda pero manteniendo el romance.
Les doy una mínima introducción, me base en "Carmilla" de Joseph Sheridan Le Fanu pero mantuve mi propio estilo en la narración aunque muchos elementos fueron tomados de la novela.
Bueno ahora les aviso, empieza lento e involucre más personajes que solo Sebas-chan y Ciel; así que por favor tengan paciencia.

AVISO IMPORTANTE: Esta historia en sí fue escrita para ser Hard Yaoi, pero al tener que adaptarme a las nuevas reglas la he censurado (como dije previamente), sin embargo contiene descripciones de besos intensos y alguna otra cosa que para mi, me parece apto para un público adolescente; pero últimamente no tengo mucha noción de lo que es más pervertido que lo normal...por lo tanto si incumplo las reglas, elimínenlo o lo que se debe hacer en estos casos.

Ahora que he aclarado este asunto, espero que disfruten de esta historia en donde estoy planeando una secuela Wink
Besos a todos y gracias por su atención!




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Todo empezó con una mañana de primavera, el sol brillaba con calidez y Tanaka, el mayordomo de generaciones de nuestra familia, abrió las pesadas cortinas de mi dormitorio dejando que la luz solar iluminara la amplia habitación.

- Buenos días, Joven Amo Ciel. – dijo mientras ataba las cortinas de color bordó con unas cuerdas de color dorado, ubicado al costado del ventanal – Su padre y madre se encuentran en el comedor desayunado, cuando esté pronto, por favor baje.

- Gracias, Tanaka. – contesté desperezándome y moviéndome hacia el borde de la cama, Tanaka se retiró y al cerrarse la puerta apoyé mis pies sobre el inesperado cálido piso tapizado.

Al quedar de pie, la remera blanca que usaba para dormir, cayó tapando mis piernas, miré un momento a mi alrededor tras desperezarme por última vez con mis brazos; pensé en el extraño sueño que había tenido, un sueño que pensé haber dejado encerrado en mis recuerdos.

Cuando tenía seis años de edad, una noche tranquila y fría, me desperté sobresaltado y a gritos comencé a llamar a mis padres pero ninguno respondió al llamado; la puerta se encontraba cerrada y la ramas de los árboles desnudos rozaban contra el ventanal de mi dormitorio, de manera escalofriante, la luz de la luna hacía que parecieran garras y el sonido que las acompañaban parecía un cuervo que deseaba entrar.

Miré la cortina cerrada con terror imaginando que alguien quería ingresar para hacerme daño, como era predicho en las tantas historias, mis ojos continuaron observando el resto de la habitación hasta llegar al costado de la cama, allí estaba un niño de mi edad, de cabello negro como el carbón y vestido de blanco que me miraba de forma cálida; cuando nuestros ojos se encontraron, él sonrió alegremente y yo de alguna forma me sentí más tranquilo.

A continuación, tomó mi mano que se encontraba anteriormente apretando el borde de la sábana, sin dejar de sonreír lo que hizo que yo sonriera dulcemente, me corrí hacia un costado para dejarle lugar, el otro niño se acurrucó en la cama tras haberle dado mi permiso.

Los ruidos de los supuestos ladrones de plumaje negro y garras afiladas que sonaban contra mi ventana, parecían insignificantes desde que ese misterioso chico apareció parado al lado de mi cama, con lo qué debido a la tranquilidad comencé a cerrar mis ojos.

Cuando estaba casi entrando en un sueño profundo, sentí un fuerte pinchazo en mi cuerpo, entre el hombro y la base del cuello, grité con todas mis fuerzas y el niño ubicado a mi lado se estremeció saltando de la cama y escondiéndose debajo de la misma; de inmediato al haber escuchado mi grito agudo, Tanaka entró corriendo preguntando desesperadamente si me había ocurrido algo, a lo cual yo contesté con la verdad.

- Pero abuelo, ¡te digo que es cierto! Había un niño aquí conmigo y con el grito se asustó y escondió debajo de la cama. – dije de forma inocente y a la vez algo asustado por ese dolor que no le había mencionado.

- De acuerdo, para que el amo quede tranquilo y pueda volver a dormir, revisaré.

Habiendo dicho esto, se agachó colocando la lámpara de aceite cerca de su rostro y levantó la tela blanca que caía desde el colchón hasta el piso, segundos más tarde se puso de pie y con una dulce sonrisa me dijo que ya no estaba allí.

- ¿Estás seguro, abuelo? – pregunté llevándome la sábana a la boca y así tontamente pensando que estaría protegido de lo que fuera que había sentido.

- Si, estoy seguro. Quien quiera que sea, ya no se encuentra. Quizás se ha ido a su propia cama, ¿no lo cree? Después de todo esta cama es pequeña para dos niños. – me dijo siguiéndome la corriente, ya que después de todo tenía tan solo seis años y era normal que los niños tuvieran amigos imaginarios.

- Supongo que tienes razón.

- ¿Quiere que le traiga leche caliente con miel para que pueda volver a dormir, Joven Amo?

- Si, me gustaría mucho eso. Gracias. – dije con una débil sonrisa pero aún manteniendo mi estado de animo; él me respondió la sonrisa y se retiró en busca de lo solicitado, antes de que se retirara le pedí que me dejara la lámpara de aceite mientras esperaba a que volviera; la puerta se cerró y llevé mi mano hacia donde había sentido ese penetrante dolor.

Tras recordar ese espantoso sueño desde hace ya seis años atrás, miré la gran ventana que me había producido terror esa noche y que ahora parecía tan solo una simple y ordinaria ventana que llevaba al jardín de la mansión.

Con seriedad y confieso que, con algo de cobardía, caminé hacia ella, y lo primero que vi fue mi propio reflejo, luego de enfocar mis ojos hacia lo que había del otro lado, logré ver el extenso jardín en donde, desde mi dormitorio, solo se veían unos arbustos bien podados haciendo formando figuras geométricas y a los costados de la ventana, algunas ramas tupidas de los árboles que tanto pánico me ocasionaron.

Al costado de la ventana, había un gran armario de roble perfectamente detallado y a su lado había una silla que sobre ella había una bata que utilizaba por las noches para cuando tenía que levantarme, y frente a la silla, se encontraban un par de pantuflas haciendo juego las cuales no había usado anoche.

Caminé hacia el armario, éste se abrió emitiendo un pequeño sonido y allí empecé a elegir la ropa que usaría ese día, había varios trajes perfectamente colgados y planchados que mis padres me habían comprado hace poco para poder usarlos día a día, y sobre todo para cuando vinieran visitantes importantes.

Mi apellido, Phantomhive, proviene de sangre noble; mi padre, además de ser un empresario ambicioso, es Conde al igual que lo fue mi abuelo y tátara abuelo, y el cual yo seré el siguiente en heredar el título debido a que soy hijo único.

Pasé las prendas colgadas con rapidez, dudando de cual elegir, finalmente me decidí por un traje de color azul; llevé el conjunto a la cama, volví nuevamente al armario, tomé un par de medias altas de color negro con una cinta en el extremo superior para evitar que éstas se deslicen, y un par de botas del mismo color que el traje con un toque negruzco.

Me vestí con algo de rapidez, tras haber visto la hora en el reloj de madera que descansaba sobre mi cómoda, me miré al espejo para hacer los últimos retoques y peinar mi cabello, que se encontraba completamente despeinado, al final solo lo cepillé un par de veces para luego sacudir mi cabeza hacia ambos lados y despeinarlos nuevamente.

Me dirigí hacia la puerta, y con mi mano apoyado sobre el pestillo, giré levemente mi cuerpo para ver la habitación, en especial la ventana que me provocaba un sentimiento de inquietud, y que por más que había pasado tiempo desde la última vez que los ruidos de las ramas me asustaron, el jardín que se veía a través de ella no me gustaba para nada.

Entrecerré mis párpados y con una expresión vacía en mis ojos, giré el pestillo para presentarme en la mesa del comedor; caminé por los extensos y angostos corredores que lucían una alfombra larga de un color bordo oscuro con bordes decorados en dorado.

Llegué a la escalera principal, luego de haber pasado por la puerta de varios dormitorios, bajé a paso ligero la primera mitad hasta llegar al centro; en la pared detrás de mí colgaba un enorme cuadro con mi madre sentada en una silla y mi padre parado detrás de ella, ambos con una sonrisa en sus labios; observé un segundo ese cuadro antes de bajar la otra mitad de la escalera.

Corrí el último camino que me quedaba para llegar a mi destino, algo agitado, abrí una de las puertas que se encontraba entreabierta, ambas personas que esperaba no encontrar debido a mi tardanza, se encontraban sentadas en una punta de la larga mesa.

- Padre, disculpa la demora. No volverá a suceder. – le dije a mi padre, haciendo una leve reverencia a su costado.

- Ciel, sabes bien que no debes ser tan formal conmigo, ni siquiera con tu madre. Eres nuestro hijo, solo debes comportarte como tal, no como si fueras un invitado desconocido. – replicó mi padre con una dulce sonrisa y luego apoyó su mano sobre mi cabeza acariciándola y despeinándome.

- Ciel siempre ha sido muy educado. Creo que se quiere esforzar ya que es el único heredero de la familia, ¿no lo crees, Vincent? – dijo mi madre con ese tono de voz tan hermoso que tiene mientras yo tomaba asiento al costado de mi padre, que estaba sentado en la cabecera, y quedando enfrentado a mi madre.

- Sin duda, Rachel, nuestro Ciel es un chico excepcional y será un gran Conde.

Sonreí por cortesía ante ese cumplido, Tanaka se acercó con una tetera y me sirvió té en la hermosa taza de porcelana blanca, azul y dorada; de inmediato el dulce aroma del té amargo llegó hasta mi nariz, tomé la taza y la acerqué a mis labios pero antes de que el líquido los tocara, cerré los ojos por un momento.

- Earl Gray… - susurré con una leve sonrisa, e inmediatamente tomé el delicioso líquido que me hacía derretir de placer.

Después de haber terminado de comer el desayuno, el cual fue un par de scons con mermelada de frutos rojos y un par de tazas de té, Tanaka retiró los platos mientras mis padres conversaban acerca de los planes que tenían para hoy en la fábrica de varias especialidades que mi padre administraba, de las cuales entre ellas se encontraba la fabricación de juguetes de exquisita terminación, golosinas de alta calidad incluyendo chocolates de cacao puro y comida pensada especialmente en niños, privilegio otorgado por la Reina Victoria, a quien mi familia servía lealmente como su “Perro Guardián”.

Le pedí a Tanaka que me sirviera otra taza de té, observé mi reflejo en el té amargo que ya producía menos humo que antes, al mover mis dedos por el borde exterior de la taza, pequeñas ondulaciones surgieron en el líquido haciendo que mi reflejo se viera distorsionado momentáneamente.

- Ciel, ¿tú que opinas? – preguntó de pronto mi padre, haciendo que volviera a la realidad de los pensamientos que habían surgido mirando el té negro.

- ¿Sobre qué, padre?

- Acerca de ti acompañándome al estudio para enseñarte el funcionamiento de nuestra empresa.

- ¿Quieres que vaya contigo a la fábrica? – pregunté inocentemente, aún sosteniendo la taza con ambas manos.

- No, hijo mío. – pronunció tras haberse reído levemente – Al estudio de la mansión, yo llevo a cabo la parte administrativa, es decir que la parte del manejo de la fábrica está siendo representado por un empleado que yo puse al cargo.

- Oh, ya veo. – contesté volcando mis ojos nuevamente a la taza de té a medio tomar.

- Pienso que es bueno que aprendas ya que tienes doce años, y pronto serás un hombre hecho y derecho que formará su propia familia y llevarás el negocio de la compañía Funtom junto con el título de conde.

- Ciel, me parece una excelente idea, así pasarás más tiempo con tu padre. – dijo mi madre tras ver que no había contestado nada ante el entusiasmo de mi padre, y que estaba con un rostro indiferente mirando el té de mi taza.

- Me parece bien… - contesté finalmente de forma seria, sin quitar mis ojos del líquido negro.




Pasé la mayor parte del día con papá en el estudio, luego con las profesoras de historia, francés y violín, también tenía anotado literatura pero la profesora se encontraba enferma por lo que recibí por telegrama la tarea que debía cumplir, leer una obra y hacer un análisis literario para corregirlo cuando ella se reintegrara, cosa que si no lo hacía debería de escribir 50 veces un poema en latín como castigo.

Para cuando finalmente terminé de hacer todo lo asignado, ya era la hora de la cena; salí de la biblioteca y bajé nuevamente las monumentales escaleras hasta el comedor, en donde mi día había iniciado; ambas puertas que generalmente se encontraban cerradas, estaban abiertas de par en par y vi a Tanaka salir de la cocina con un carrito de madera repleto de lo que sería la cena.

- Pase, Joven Amo Ciel. – me dijo y yo asentí agradecido con una sonrisa en mi rostro.

Tome asiento en el mismo lugar que de mañana, mis padres aún no habían llegado, Tanaka comenzó a colocar los platos cubiertos por un cúpula de plata en cada lugar de la mesa y una vez que había finalizado se retiró en busca de la tetera y las hojas de té.

Al cabo de unos segundos, escuché la voz de mi padre y acompañado de la risa de mi madre, de inmediato ingresaron a la habitación y tomaron asiento en sus respectivos lugares tras haberme saludado antes, expresando su sorpresa al verme sentado allí; Tanaka volvió con el carrito cargado de la vajilla del té y de inmediato colocó 4 cucharadas de té, una para cada persona y otra para la tetera.

- ¿Cómo les fue el día de hoy a mis dos hombres preferidos?

- Perfecto. Ciel aprendió tan rápido que creo que si yo muero ahora mismo, él solo podrá con todo. – dijo mi padre, tras haber tomado un sorbo de té.

- Cariño, no digas esas cosas. – contestó mi madre con cierto terror en su voz.

- Tranquila, querida. – trató de aliviarla, poniendo una tierna sonrisa en sus labios y apoyando su palma sobre la mano femenina, y así acariciarla un par de veces.

- Y a ti, ¿cómo te fue en el estudio, Ciel? – preguntó mi madre, cambiando de tema al estar más tranquila.

- Bien, hoy me tocó estudiar la Revolución Francesa en historia. – contesté trozando el salmón ahumado.

- Ah, hermosa parte de la historia de Francia. ¿Qué otras cosas hiciste en el resto de las clases?

- En Francés fue solo práctica de diálogos, además de una composición; en violín se me solicitó tocar una La Cacciona de Bach y para literatura tuve que hacer un análisis literario de Hamlet de William Shakespeare que aún no he terminado.

- Mi dolor, amada madre, no lo proclama esta capa negra que me cubre, ni la ropa de luto solemne, ni mis profundos e involuntarios suspiros;…

- …no, ni siquiera el raudal de lágrimas que a veces mana de mis ojos.
Esas cosas son…el ropaje de la pena.
– continué lo que mi padre había comenzado, lo más probable para testear cuanto había comprendido de la lectura.

- Veo que de todas formas, por más que no lo hayas terminado lo sabes perfectamente, Ciel. – contestó mi padre con una sonrisa en sus labios, luego miró a mi madre y ésta hizo lo mismo pero con sus párpados cerrados.

La conversación sobre mis estudios, desapareció por completo y ahora se había tornado hacia las novedades de Londres que mi padre había leído en el periódico esa tarde mientras tomaba una taza de té en el estudio, descansando de un arduo trabajo de papeleo.

Tomé la taza de porcelana con el pequeño plato debajo de ella, la pequeña cuchara de plata descansaba sobre el mismo y al costado de la taza, ésta se encontraba completa ya que en toda la cena no había tomado ni una gota del té que tanto me gustaba.

Miré mi reflejo en el oscuro líquido que ya se encontraba frío, el té que para mí era una señal de vida con su humo danzando, estirando sus brazos para alcanzar la libertad, salir de esa prisión al cual había sido sometido.

« …Lo que yo siento aquí dentro…eso…eso no hay modo de expresarlo.* » pensé citando a Hamlet dentro de mi mente mientras mis ojos se perdían en la oscuridad acuosa.

Nos retiramos a la sala de estar, mi padre le solicitó a Tanaka que hiciera otro poco más de té para mi madre y mi persona, y que sirviera un poco de ginebra para él; una vez estando allí todos nos sentamos frente a la fogata que manteníamos prendida aún en primavera debido a que la gran mansión era fría en toda época del año.

Mis padres se pusieron a jugar al ajedrez mientras yo tomé un libro y me acurruqué en una esquina no muy alejado de ellos ni de la estufa que brindaba un calor hermoso, como si las llamas del poderoso fuego salieran y me rodearan con sus brazos anaranjados.

El reloj de pie hizo que todos dejáramos de hacer nuestras actividades para escuchar la campanada que emitió, anunciando que eran las diez en punto, por lo tanto significaba que debía de retirarme ya que mañana me esperaba otro agotador y monótono día de estudio; me despedí de mis padre que iban a quedarse un rato más para esta vez jugar una partida de cartas y, probablemente charlar acerca del futuro de la familia.

Entré a mi dormitorio junto con Tanaka que me había acompañado sosteniendo un candelero de plata con tres velas blancas como la nieve, me preguntó si precisaba ayuda para aprontarme pero le dije que estaba bien, hizo una reverencia y se retiró cerrando la puerta tras él.

Suspiré y borré esa sonrisa dulce e inocente que fingía para evitar que tanto Tanaka como mis padres se preocuparan y comenzaran a indagar para saber cuál era el problema que tanto me acuciaba; miré hacia la ventana cuyas cortinas estaban corridas dejando que la tenue luz de la luna iluminara levemente la gran habitación.

Caminé hacia la mesita de luz, al lado de mi cama, y giré la perilla lentamente para hacer que la llama de la lámpara de aceite se encendiera de apoco; una vez que me encontré a gusto con la iluminación, me moví hacia el pequeño escalón que hacía como banquillo ubicado frente a la ventana, tomé asiento apoyando uno de mis pies sobre el largo almohadón azul marino hecho especialmente para ese lugar, el otro lo dejé sobre el alfombrado piso, y sobre la rodilla de la pierna más elevada apoyé mi antebrazo.

Mis ojos primero miraron hacia abajo, hacia la iluminación combinada que no estaba acostumbrado a ver, segundos después giré lentamente mi cabeza hacia el vidrio cuyo cristal guardaba secretos; elevé un poco mis ojos para poder apreciar la luna llena y blanca, en el cielo no había ni una sola nube, en la naturaleza ni un solo grillo hacía sonar sus alas en un canto silencioso, todo parecía muy tranquilo como si una tormenta estuviera por venir y destruir todo lo que viera a su paso.


[NT: * Hamlet, escena IV, acto I, William Shakespear.]


Última edición por Dio el Sáb Mayo 11, 2013 1:05 am, editado 3 veces
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Hana Midori
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MensajeTema: Re: In a Glass Darkly [Drama,Terror,Shonen ai/yaoi - SebasxCiel]   In a Glass Darkly [Drama,Terror,Shonen ai/yaoi - SebasxCiel] Icon_minitimeDom Abr 07, 2013 3:08 pm

¡Sely-chan! *Se le arroja encima (?)* ¡Te extrañe! ;W;

Jejeje, me gusto mucho este primer capitulo >////< Me ha encantado el ambiente de misterio y oscuridad que has creado, le da un toque especial al fic, si que si.

Ah, no se porque senti que asi hubiera sido la vida de Ciel si no hubiera ocurrido lo del incendio... pero bueno, muy genial esa parte ^^

¿Quien era ese niño? ¿Sera mi sebas-chan chiquito? No creo pero me lo imagine igualito >/////< Es un amor <3

Pues espero el proximo capitulo con ansias querida, te repito que me encanto mucho este primer capitulo ^^

¡¡¡Cuidate!!!

P.S ¿La censuraste? ¿Como?
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MensajeTema: Re: In a Glass Darkly [Drama,Terror,Shonen ai/yaoi - SebasxCiel]   In a Glass Darkly [Drama,Terror,Shonen ai/yaoi - SebasxCiel] Icon_minitimeSáb Abr 20, 2013 12:25 pm

Hana-chaaaan! Que alegría saber de tí, mi querida. Siempre tan leal ~<3
Antes que nada, gracias por pasar ^^ Después, acerca de tu pregunta sobre cómo lo censuré, pues borré las partes explícitas y el único capítulo puramente yaoi me quedo de 4 páginas cuando en un comienzo era de 9. En fin, dejo para tu deleite y el de otros (?) el segundo capítulo y recuerden que la cosa va lenta pero está buena la trama, o al menos eso creo yo. Nos vemos la próxima! ^^



In a Glass Darkly [Drama,Terror,Shonen ai/yaoi - SebasxCiel] Iithehost

Otra vez había tenido ese sueño, que por alguna razón seguía apareciendo ese niño de cabellos negros y sombría presencia pero que sin embargo algo en ella me hacía sentir cálido por dentro.

La diferencia de la noche anterior con esta, fue que me despertó a las cuatro de la mañana y desde entonces no pude volver a dormir, por lo tanto encendí la lámpara de aceite, tomé la bata de la silla, luego agarré la lámpara y me dirigí hacia el banquillo de la ventana para seguir leyendo Hamlet.

Pasó el tiempo y sin darme cuenta, Tanaka se encontraba tocando a mi puerta levemente para luego ingresar ya que suponía que yo estaría dormido, al verme sentado a los pies de la ventana de la oscura habitación, sonrió un momento y me saludó; yo respondí al saludo mientras cerraba el libro y me ponía de pie, enseguida Tanaka se acercó a las cortinas para correrlas y apagó la llama de la lámpara.

- Tanaka, ¿está todo preparado para mi baño? – pregunté mientras me ponía la pantuflas.

- Si, señor. Todo está preparado como fue solicitado el día de ayer. Arreglaré su dormitorio y de inmediato me presentaré para ayudarlo.

- No es necesario, con eso es suficiente. Gracias, Tanaka. – contesté mientras me retiraba.

Caminé un par de puertas hasta llegar a una un poco más ancha que las demás, la abrí y un vapor caliente me atravesó el cuerpo; la bañera se encontraba llena hasta casi el borde, al costado de ella había un par de toallas y jabón, me desvestí de inmediato y me introduje en el agua, habiendo cerrado la puerta antes.

Una vez que finalicé, me sequé bien y me coloqué la bata con las pantuflas, salí del baño y me dirigí al dormitorio, una vez dentro, tiré un par de veces la larga cuerda que colgaba del lado derecho de mi cama, y minutos después Tanaka tocó a mi puerta; le dí permiso e informé que ya había terminado de bañarme, éste hizo una reverencia y se retiró para acomodar la habitación.

Me dirigí al armario, y como lo había hecho el día anterior, comencé a elegir que traje usaría esa vez, debía de ser alguno poco utilizado, modesto y a la vez exótico pero no olvidando la elegancia ya que ese día iría de visita su prima y prometida Elizabeth Middleford, y según le había dicho su padre, estaría una temporada allí para pasar tiempo con su futuro marido.

Para esa ocasión me decidí por un traje de color bordo con negro y tonalidades grises decorándolo, que me había olvidado de su existencia; junto con el traje tomé un par de medias con el susodicho sujetador, las botas que utilizaría para esa ocasión serian de los mismos colores que el traje, ya que habían sido mandados para ese propósito.

Terminado de vestirme y haberme arreglado el cabello, que en esta oportunidad había sido peinado hacia atrás debido a que la madre de Elizabeth, mi tía, decía que un hombre de la nobleza debía de no tapar su rostro porque sino taparía con él la sangre azul de generaciones.

Me miré al espejo y con una mueca de desaprobación, levanté mis manos y las llevé a la cabeza, a continuación agarré los mechones azulados entre los dedos y lo despeiné con desenfreno hasta que quedó como siempre lo llevó, ahora sí estaba perfecto de pies a cabeza.

Fui hasta el comedor el cual estaba en proceso para servir el desayuno con Tanaka y la ayuda de la doncella, Maylene, espié y al ver que no estaban mis padres decidí buscar en la sala de estar, otro lugar al cual frecuentaban cuando no se encontraban en el comedor.

La puerta se encontraba cerrada salvo por una mínima rendija de la cual emanaba un resplandor, pensé en tocar la puerta antes de ingresar pero escuché un leve suspiro mezclado con un grito ahogado de mi madre.

- ¡Oh, dios santo! ¿Cómo ha pasado esto? – dijo ella con pánico en su voz y lo más probable dando vueltas en la habitación ya que una sombra iba y venía junto con el sonido de unos tacos.

- No creo que pueda ser posible lo que Edward describió en la carta, es imposible que tal cosa suceda en este siglo en el cual vivimos.

- Vincent, ¿acaso crees que Edward, el Edward que conocemos mintiera acerca de un tema tan devastador y delicado?

- No digo que mienta, Rachel, solo pienso que su cordura y buen juicio ha sido nublado por haber presenciado tal macabra situación.

- ¿Qué le diremos a Ciel? – dijo mi madre con un tono de voz nunca antes escuchado, lo cual me dejó alerta y curioso.

- Yo hablaré con él. – contestó mi padre cuya voz la noté más cerca y cuyos pasos sentí aproximándose a la puerta, hacia donde yo estaba espiando.

Con pánico de ser descubierto, me alejé como un gato asustado y caminé a paso ligero hacia la escalera para evitar que mis tacos hicieran más ruido del que ya habían hecho; subí unos cuantos escalones rápidamente y sin ruido alguno por la alfombra que los cubría, mi padre salió de la habitación y yo me hice el despistado que recién se había terminado de aprontar y que se estaba dirigiendo hacia el comedor para tomar el desayuno como todas las mañanas.

- Ciel. – dijo él casi gritando de lo agitado que lo había dejando el tema conversado con mi madre.

- Oh, padre. Buenos días. – contesté con el mismo tono de siempre, aunque creo que sobreactué un poco al hacerme demasiado el distraído pero que de acuerdo a la siguiente parte del dialogo, comprendí que estaba lejos de la zona caliente.

- Ciel, debemos hablar.

No dije nada más, solo asentí levemente con algo de curiosidad y preocupación en mi rostro, salimos al jardín mientras que mi madre, supongo yo, se quedó en la sala de estar tratando de recomponerse de la noticia que aparentemente parecía ser muy seria.

Caminamos por el camino hecho de guijarros mezclado con un poco de tierra tan fina como un grano de arena, los pájaros invadían el lugar con sus cantos matutinos y un par de ellos pasaron volando con toda rapidez por encima de nosotros; el sol brillaba pobremente y una brisa de primavera hizo que los árboles se sacudieran, después de unos minutos de silencio, mi padre finalmente habló.

- Ciel, ¿recuerdas que hoy vendría Elizabeth a quedarse una temporada en la mansión?

- Por supuesto que lo recuerdo, padre. Había sido arreglado desde hace meses con el consentimiento de la tía Frances.

- La situación es que…no podrá asistir. Ella junto a la tía Frances y su esposo, el Marqués Middleford fueron asesinado brutalmente hace un par de días.

Quedé mudo ante la noticia, y creo que mi piel se hizo más blanca de lo que estaba junto con unos ojos duros como piedras, sin vida alguna en ellos; no me percaté de tan mal que me había tomado lo dicho hasta que tuve que frenar para sentarme en el banca de mármol más cercana a mi y que a la vez era la que más lejos se encontraba de la casa.

- Ciel, ¿te encuentras bien? – preguntó mi padre a lo cual yo no contesté, solo me quedé mirando la nada.

- ¿Lizzy murió? ¿Y tía Frances?

- Sé que cuesta mucho creerlo y que es algo realmente devastador pero el mismísimo Edward, hermano de Elizabeth, nos lo confirmó en una carta que fue enviada esta mañana.

- ¿Entonces Edward sobrevivió?

- Así es, logró escapar de la mansión antes de que él también fuera asesinado. Según puso en la carta, intentó salvar a su hermana en cuanto supo del peligro que acechaba los rincones pero cuando llegó a ella, era demasiado tarde.

- ¿Cómo murieron? – pregunté con monotonía en mi voz y con la misma expresión de antes.

- Pues…no creo que debas saber, Ciel.

- Padre, por favor, ¿cómo murió Lizzy?

- Te leeré lo que dice en la carta, “Vino en la noche, Elizabeth se había ido a dormir pero nuestros padres y yo habíamos quedado en la sala junto al fuego hasta que se retiraron a sus aposentos dejándome terminar la lectura que había comenzado. Pasaron unos minutos después de que se habían ido cuando se escuchó un enorme estruendo, las ventanas en donde estaba se rompieron en un estallido y todas las luces se apagaron de repente.
Escuché un grito que parecía ser el de Lizzy, corrí entre la oscuridad y en el camino sentí un chapoteo con cada pisada que daba, cuando llegué a la base de la amplia escalera una incontrolable llamarada ardía ferozmente en el segundo piso. Con terror en mis ojos corrí con desespero en busca de mi hermana pero en el camino me encontré con el cadáver de papá que yacía en el piso carbonizándose, era doloroso verlo pero tenía que continuar para tratar de salvar al resto de la familia; corrí por los ardientes pasillos que dejaban perder parte de su techo, percibí una sombra que se movía a gran velocidad a unos metros adelante y antes de que pudiera darme cuenta de lo que sucedía vi como el sable que madre siempre llevaba consigo, le atravesó el corazón. Un aura negra la envolvía y clavaba la espada, haciendo que sangre fuera salpicada por el lugar, después de eso la sombra se movió con rapidez y desapareció por el pasillo. De inmediato supe a donde se dirigía la sombra y a donde se estaban dirigiendo mis padres, corrí con todas mis fuerzas hasta que llegué al cuarto de Lizzy cuya puerta estaba abierta y el ambiente inundando por la oscuridad; en el medio de la habitación dos puntos rojos brillaban como dos rubíes en la negrura, me miró fijamente y sonrió dejando ver su blanca y afilada dentadura. A continuación escuché un desgarro acompañado del sonido de algo chorreando sobre el piso, entonces, me di cuenta que mi querida pequeña hermana también había sido asesinada pero mucho antes que mis padres, antes que el intenso inicio del fuego, sin lugar a dudas el grito que escuché estando en la sala de estar, era de Lizzy.
Te preguntarás, tío, cómo es que te estoy escribiendo esta carta, cómo fue que sobreviví esa pesadilla; la verdad es que ni yo mismo lo sé, quizás fue suerte, quizás fue un ángel que me cuidó todo ese tiempo y que no comprendo por que razón no protegió también a mi familia. De lo que sí estoy seguro es de ese engendro que vi con mis propios ojos y que hasta hoy en día continúa visitándome en mis sueños. Pueda que me consideres loco pero ¡es cierto lo que vi!
Sé que Lizzy iba a pasar una temporada con ustedes, ella estaba tan emocionada por el hecho de pasar tiempo con su prometido, solo de eso hablaba y acerca de lo que se pondría para impresionar a Ciel y a la vez complacer a nuestra madre. Mientras escribo recuerdo su alegre expresión, su sonrisa…y siento…furia, siento que me fue arrebatado algo querido como lo era mi hermana y mis padres.
Todo ha sido mi culpa, yo debí de haberlos protegido sobretodo a Lizzy, era mi deber como caballero, como hermano, como hombre y fallé.
Lamento que hayan tenido que recibir la noticia de esta forma y tío, sé muy bien que me recibirías con los brazos abiertos si me hubiera presentado a los escalones de tu puerta pero quiero, no, debo hacer esto por lo que me ausentaré por unos meses para poder despejar mi mente acerca de todo lo sucedido.”


Cuando terminó de leerla, dobló la carta en dos y comenzó a jugar con el borde doblado, pasándole sus dedos una y otra vez; todo quedó en silencio luego, pensé varias veces todo lo que Edward había escrito, acerca de lo que había visto y de lo convencido que estaba de ello además de que en ciertas partes, parecía que se estaba contradiciendo.

- Es extraño… - dije finalmente sin quitar mis ojos del suelo debajo de mis pies.

- ¿Lo qué es extraño?

- La tía Frances es una espadachín con años de experiencia y perfección, ¿cómo pudieron arrebatarle su propio sable y asesinarla con el mismo? – pregunté en voz alta, más como un pensamiento que pregunta dirigida a mi padre.

- Yo pensé lo mismo. – contestó de inmediato, lo cual se me cruzó por la mente la frase “de tal palo, tal astilla”; mi padre siempre tuvo esa necesidad de preguntarse hasta las cosas más insólitas de casos sin resolver que la Reina le encargaba descubrir, me hacía acordar mucho al personaje de Sherlock Holmes, y yo como hijo digno de él, tenía el mismo don.

Ambos quedamos mirando hacia el frente con la misma cara pensativa acerca de este rompecabezas sobrenatural que había ocurrido, y menciono “sobrenatural” por la descripción que mi primo hizo en su redacción; una brisa que hace tiempo parecía haber desaparecido, se presentó haciendo que los árboles danzaran siguiéndola y emitiendo un leve sonido.

A lo lejos, el relincho de un caballo hizo que la atmosfera de investigación desapareciera, ahora nuestra atención se enfocó a la carroza que apareció en el camino no muy lejos de donde estábamos; ésta era guiada por dos corceles negros como la noche que cabalgaban a toda velocidad haciendo que la carroza fuera de la misma manera, lo que nuestros ojos vieron y lo que los viajeros no percibieron fue una ruptura del puente de cruce de un pequeño arroyo.

Cerré mis ojos con fuerza al predecir lo que sucedería, y segundos después de haberlo hecho se escuchó un enorme estruendo junto con los agonizantes relinches de los caballos; luego escuché silencio y a mi padre llamarme para que fuera hasta la casa para pedir ayuda.

Obedecí de inmediato y todo el personal que teníamos, los cuales eran solo el cocinero, la doncella, el mayordomo y el jardinero que se encontraba ya en camino debido a que había oído el choque mientras podaba la parte trasera del jardín, hasta incluyendo mi madre y mi persona fuimos corriendo a asistir al pobre desafortunado.

En cuanto llegamos, todos los hombres salvo yo se acercaron a ayudar a los tres hombres jóvenes que estaban desparramados por el piso mientras que mi padre se acercó a una mujer de cabello violáceo y largo con un vestido de doncella; ésta de inmediato se llevó la mano a la cabeza tras el golpe que había recibido al haber caído del interior del carruaje.

Entre tanto, Maylene se quedó parada a la derecha de mi madre, en el lado contrario me encontraba yo rodeado por sus brazos, y en cuanto vio a la mujer desconocida actuar de forma desesperada alejando a mi padre de ella, me acercó más a su cuerpo dejándome mas de frente que de costado y con sus manos apoyadas sobre mi pecho.

Mi padre quedó desconcertado con el acto impulsivo de la mujer, tanto él como el resto de nosotros nos quedamos en silencio esperando a que la dicha mujer saliera del interior del trasporte al cual había ingresado tras rechazar la ayuda.

Pasaron unos segundos y la mujer finalmente apareció con una persona acurrucada en sus brazos, ésta vestía todo de negro con el traje que le llegaba hasta un tanto más arriba de la rodilla, al igual que el mío, luego se veía una piel blanca como la nieve y unas botas de taco alto que cubría el resto de la pierna.

En cuanto vimos que la doncella desconocida bajaba un cuerpo de tamaño pequeño mi madre se conmovió y los tres que habíamos quedado al margen, nos acercamos para ofrecer nuestra compañía y ayuda a la mujer de tez morena y cabellera lila que parecía no confiar mucho en mi padre.

Cuando tocaron el suelo, nosotros estábamos ya frente a ellos; la mujer bajó a la persona cuya prenda pude notar que llevaba una cola de tela y tul de tonalidades oscuras y no solo de negro como pensé que era, también lucía un poco de gris oscuro y claro.

En ese momento, la persona recién traída se apoyaba levemente sobre la doncella y de pronto se paró de forma erguida dejando ver sus facciones completamente surrealistas, su tez era blanco fantasmal, su cabello oscuro como el cielo nocturno y lentamente abrió sus párpados y alzó la vista dejando expuesto sus ojos de color rojizo.

Desde ese momento, quedé atónito con la belleza que tenía y la presencia que irradiaba de esa persona que aparentaba no tener más de quince años de edad; con mi boca entreabierta levemente, observé su bello rostro, cada gesto que hacía, cada sonrisa cortés que hacía al ser ayudado.

Caminó con la ayuda de la mujer de antes, y de inmediato se quejó de un dolor punzante en el lado izquierdo de su pecho, con esto la doncella entró en pánico pero la persona alzó la mano en señal de que se encontraba bien.

- Creo que tiene una costilla fracturada. – comentó mi padre al ver como la persona de negro cerraba sus ojos con fuerza sosteniéndose el costillar.

- ¡Oh, my Lord! Le suplico por favor, como humilde sirvienta no merecedora de su misericordia, asista a mi amo. – dijo finalmente la mujer con desesperación en su aguda voz

– Sé muy bien que íbamos a una velocidad peligrosa pero lo cierto es que estábamos huyendo de un asesino. Verá usted, un maniático anda suelto masacrando familias nobles, y por esa razón mi amo quedó huérfano hace años, ¡y ahora esa bestia ha vuelto por él!

Todos quedamos conmovidos por la historia de la mujer y su joven amo, quien viajaba sin familia alguna, y la información acerca del asesino nos alteró aún más sabiendo que nuestros parientes habían muerto de la misma manera, lo que hacía la historia aún más creíble.

- Padre… - me atreví a decir, acercándome a él para evitar gritar – No podemos dejarlo en este estado y sin familia a quien recurrir.

- Tienes razón. – fue lo único que contestó, sin mirarme a los ojos y con algo de duda en su voz – Su amo podrá quedarse con nosotros hasta que se recupere.

- ¡Oh, no sabe cuanto se lo agradezco, my lord! Nosotros seguiremos con el destino que teníamos planeado y así despistar al asesino, dentro de unos meses vendremos de vuelta a buscarlo.

Mientras las mujer decía esto, los otros tres hombres jóvenes de aspecto parecido y cabello violeta, levantaban el carruaje volcado y posicionaban los caballos nuevamente; con ojos aguados se acercó a su amo que ahora estaba en brazos de Tanaka para evitar que el hueso fracturado se moviera dejando agonizante al desconocido, acercó su rostro y tras susurrarle algo con una abrazo le dio un beso en la frente.

Los corceles relincharon y comenzaron nuevamente a cabalgar arrastrando tras ellos al carruaje con la mujer dentro y las tres extrañas personas quienes la acompañaban, sentados en el asiento del conductor pero solo uno de ellos tenía las riendas en las manos, de esta manera despareciendo de la zona visible dejando atrás a ese misterioso y bello niño noble.
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Miss Michaelis
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MensajeTema: Re: In a Glass Darkly [Drama,Terror,Shonen ai/yaoi - SebasxCiel]   In a Glass Darkly [Drama,Terror,Shonen ai/yaoi - SebasxCiel] Icon_minitimeJue Abr 25, 2013 4:18 am

oohh conti contii contii nu puedo decir masss..!! teno sueño :3
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Hana Midori
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MensajeTema: Re: In a Glass Darkly [Drama,Terror,Shonen ai/yaoi - SebasxCiel]   In a Glass Darkly [Drama,Terror,Shonen ai/yaoi - SebasxCiel] Icon_minitimeVie Abr 26, 2013 12:04 pm

Oh.... asi que mataste a Lizzi... jejeje, no es por nada pero me gusto como lo hiciste, me he quedado intrigada por saber porque Ed sobrevivio y mas importante... ¿Quien lo hizo?

Mmm... creo saber quien es el joven misterioso que ha aparecido~ y algo tiene que ver con los asesinatos, jojojojo~

Este capitulo estuvo bueno, me gusto mucho y como siempre, espero la continuacion ^^

Sin mas que agregar, me despido ^o^

¡¡Cuidate!!

P.S Ahhh... yo queria lemon (??????????) pero ne, entiendo esto de las nuevas reglas asi que... ni modo u.u de todas formas una buena historia no siempre necesita lemon y tu me lo has demostrado muchas veces~

P.S 2 ¿Como le haces para poner las letras de los capitulos *W*? ¡Son hermosas!
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Alexis
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MensajeTema: Re: In a Glass Darkly [Drama,Terror,Shonen ai/yaoi - SebasxCiel]   In a Glass Darkly [Drama,Terror,Shonen ai/yaoi - SebasxCiel] Icon_minitimeSáb Mayo 18, 2013 1:28 am

Hola mis queridas fujoshis xD I'm back,bitchies! e_e
Bueno rezo por la bateria que dure hasta que pueda publicar nuevo capítulo! Yay! xD
Primero quiero agradecer a Miss Michaelis por pasarse,espero que disfrutes de la historia,querida Wink

Hana-chan,como siempre,me alegra mucho leer tu comentario ^^
Para empezar,claro que tenía que matar a Lizzy,por dos razones: 1) porque la odio xD y 2) porque así mis queridos pueden amarse libremente Cool
Te comento,sobre tus intuiciones sobre los asesinatos,estás en lo correcto Cool Sobre el "P.S",me tiro encima tuyo xD Muchas gracias por el halago ^^
Y sobre el P.S 2 la letra la hice en Paint,puse el fondo de negro (para que se fusionara (?) con el del foro y la letra se llama "Chiller" si no me equivoco,después puse en imageshack.us y voilà! ahí está el resultado xD).

Bueno ahora,si,dejo nueva cap! Espero verlas pronto y aún sigo trabajando en que hacer en la secuelaaaa! DDDD:
Besos!




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Cuando el carruaje había desaparecido, volteé para ver al chico que nos acababan de dejar a cargo por unos meses para despistar al asesino tras él, lo que pensamos que era el mismo que había masacrado a casi toda la familia de la hermana de mi padre.

Pude notar que sus párpados se encontraban cerrados con cada paso que dábamos camino a la mansión, Tanaka mencionó que se había desmayado debido al intenso dolor que ocasionan los huesos rotos, en especial aquellos que se encuentran la zona del pecho.

Una vez dentro de la casa, fue trasladado de inmediato a uno de lo tantos dormitorios que sobraban en el segundo piso, mientras Tanaka y mi padre lo subían con suma delicadeza, mi madre se fue a la sala de estar para llamar de inmediato al médico de la familia.

Yo me quedé en el corredor, mirando como ese niño era subido por las escaleras, no sabía si debía de seguirlos pero tenía la necesidad de ir tras él,; cuando subí un par de escalones mi padre me puso el brazo frente, haciendo de barra protectora para evitar que subiera.

- Ciel, tú quédate con Maylene y tu madre para esperar a la doctora. – me dijo con expresión seria y tono fuerte, un tono que antes no había oído en él.

Con algo de enojo lo obedecí y la doncella me guió hasta la sala de estar, donde tuvimos que esperar y donde Tanaka nos había llevado algo para desayunar, yo comí escasamente y mi madre ni siquiera tocó la comida, era muy probable que había perdido el apetito tras la noticia y el accidente presenciado.

Estaba terminando mi taza de té cuando escuché los casquillos de los caballos provenientes del transporte de la doctora que venía a ver al desconocido y malherido noble; mi madre de inmediato se puso de pie seguida por la doncella que se adelantó para abrir la puerta de entrada, yo terminé mi té rápidamente y las seguí, quedando a la espera unos metros más atrás.

Maylene abrió la puerta y de inmediato la expresión en los ojos de mi madre cambió, había una chispa de felicidad y a la vez preocupación, corrió hacia donde se encontraba el carruaje, en el piso, al lado de la rueda había un maletín negro y del lado contrario un hombre joven tendiéndole la mano a una mujer que salía del interior del carruaje.

- ¡Hermana! – escuché gritar a mi madre con alegría mientras se abalanzaba sobre la mujer que llevaba un hermoso vestido rojo brillante junto con un sombrero haciendo juego.

- ¡Rachel! – gritó ella con alegría soltando la mano del conductor y la de su vestido, la abrazó con fuerza y segundos luego se separó para verle la cara y sonreírle.

Me acerqué al umbral de la puerta y mientras ambas mujeres reían con alegría, di unos pasos más hacia fuera, de inmediato la flamante mujer de rojo se acercó con una sonrisa aún más grande y se arrodilló para quedar a la misma altura que yo, me rodeó con los brazos y besó un par de veces mi mejilla.

- Hola, tía Angelina. – dije con cierta dificultad al estar siendo levemente asfixiado con el abrazo.

- ¡Oh, Ciel no debes ser tan cortés conmigo! – contestó alejándome de ella y manteniendo sus manos apoyadas sobre mis hombros.

Mi madre se limitó a reírse levemente y mi tía hizo lo mismo, volvió a mirarme y se incorporó para luego elevar su mano sobre mi cabeza, dejándola unos centímetros más arriba.

- ¡Cuánto has crecido! Recuerdo cuando eras un pequeño que cada vez que sentías cuando venía, salías corriendo a abrazarme con una amplia sonrisa.

- Ya no soy pequeño, tía. – contesté con vergüenza mirando hacia el costado.

- Lo sé, ya eres todo un hombrecito. Lo que me recuerda que debo darte tu regalo de cumpleaños, lo dejé en casa ya que mi visita es por una emergencia médica. Y hablando de eso, ¿dónde se encuentra el chico?

- Lo llevaron al segundo piso. Por favor, pasa.

- Gracias, hermana. Grell, quédate aquí a esperar. – le dijo a el mismo hombre de rostro algo tímido y cabello largo que la había ayudado a bajar.

- Si, madame. – contestó el joven, mirando hacia abajo con algo de vergüenza.

Ingresamos a la casa y nos encontramos con mi padre bajando las escaleras, en su rostro se podía ver la expresión que siempre tenía, lo que me dejó algo tranquilo; mi madre y tía estaban charlando y sonriendo así que mi padre decidió interrumpirlas.

- Angelina… - dijo él con un dulce tono de alegría.

- ¡Vincent! – contestó ella con una gran sonrisa y acercándose hacia él para darle un beso en la mejilla – ¡Me alegra mucho verte!

- A mi también, ha pasado un largo tiempo desde tu última visita.

- Sí, he estado algo complicada con tanto trabajo y con mi esposo enfermo en casa, ha estado bastante agitado. ¡Pero jamás dejé de escribirles! – dijo en su defensa, mirando a mi padre primero y luego a mi madre, ambos sonrieron.

- Y nosotros hemos respondido a cada una de ellas. – contestó mi madre con una dulce expresión en su rostro.

- Ahora volvamos a la verdadera razón por la cual recibí una llamada urgente de Rachel, ¿quién es ese muchacho que adoptaron?

- Es una larga historia, te la contaremos por arriba mientras subimos para su dormitorio. – contestó mi padre apuntando su palma hacia las escaleras y luego tendiéndole la otra a mi madre.

Como la prohibición de subir no fue hecha, decidí escabullirme tras ellos para enterarme de lo que la tía Angelina iba a decir de su estado de salud; llegamos al dormitorio que se encontraba a tan solo unas puertas del mío y allí estaba el noble acostado sobre la cama con Tanaka a su lado.

- Hola, mi nombre es Angelina Durless, soy médico y hermana de Rachel, la…

- La dama de elegante vestido y recogida cabellera anaranjada que estaba al lado del hombre que ayudó a mi doncella. – terminó de decir el niño mientras se recostaba con dificultad sobre el respaldo de la cama – Mucho gusto, Señorita Durless… ¿o Señora?

- Es Señora, pero puedes decirme solo Angelina. – contestó la pelirroja con una sonrisa y un leve sonrojo en sus pómulos, lo que supuse que sería por la belleza y educación del menor – Me informaron que te has fracturado una costilla.

- No lo sé, solo tengo un punzante dolor debajo de los pectorales y en el lateral izquierdo. – comentó el pelinegro con una leve mueca de dolor mientras se tocaba la zona descrita.

- Con tu permiso, revisaré.

Lo destapó dejando al descubierto el pecho algo delgado, apartó las manos del niño y apoyó las suyas sobre la zona, el pelinegro se quejó levemente y de inmediato, Angelina se alejó y tapó nuevamente con la sábana.

- Buenas noticias, no creo que tengas fracturas solamente unas fisuras en un par de costillas. Tuviste mucha suerte de haber salido casi ileso de un accidente de ese tipo, jovencito. – dijo poniéndose de pie tras haberse sentado para poder examinarlo.

- Oh, que modales los míos. Estas amables personas me han resguardado con bondad y aún no me he presentado, mi nombre es Sebastian. Agradezco mucho lo que han hecho por mí. – comentó el pelinegro con una dulce sonrisa en sus labios.

- No es nada, Sebastian. Y hablo por todos al decir que es todo un placer tener a un joven tan educado y respetuoso como lo es usted. – contestó mi madre con dulzura, parándose junto a mi padre y enredando su brazo con el de él.

- Por supuesto que lo es, querida mía. – contestó mi padre apoyando su palma sobre la mano de ella.

- Sebastian, podrás moverte pero deberás hacerlo tranquilamente para evitar que la fisura se extienda más, te dejaré una faja parecida a lo que sería un corsé para que uses por debajo de la ropa y así te dolerá menos.

- Gracias, Señora Durless, por su asistencia y preocupación hacia un total desconocido.

- Es mi trabajo como médico, y ojala todos mis pacientes fueran como eres tú.

La tía Angelina se despidió de Sebastian junto con mis padres y obviamente yo detrás de ellos, Tanaka se quedó dentro para ayudarlo a colocarse la prenda de dormir ya que debía de descansar, según le había dicho la tía.

Bajamos las escaleras y se estaba por retirar pero mi madre insistió que se quedara a almorzar con ellos y mi padre por supuesto no se negó, le pidió a Maylene que le avisara a Bard, el cocinero, que habría una persona más para comer, además del inesperado invitado que yacía arriba descansado.

El almuerzo fue servido por Maylene y Tanaka, que había bajado a ayudar en la cocina, mis padres se pusieron al día con Angelina y su esposo, quise prestar algo de atención pero me fue imposible ya que mi mente estaba centrada en otra cosa.

De pronto, sentí un barullo de festejo y alegría, que luego me enteré de que mi tía estaba esperando un bebé, algo que había tratado por años con su esposo, de inmediato mi madre se puso de pie para abrazarla y yo me acerqué para abrazarla y felicitarla junto con una enorme sonrisa y dulce voz, como hacía cuando era pequeño; después de todo pensé en que no me costaba tanto fingir, y de esa manera la dejaría feliz.

La felicidad pronto se esfumó cuando mi tía pregunto por Elizabeth, mi madre comenzó a llorar levemente y mi padre miró hacia abajo con desolación, luego le contó lo ocurrido sin los detalles de la carta que me había leído a mi; los ojos de Angelina comenzaron a aguarse por el terrible asesinato, también le comentó acerca de lo que la doncella de Sebastian había dicho y del peligro en el cual estaba su amo, lo que mi padre pensaba que había alguna relación.

Después de una larga sobremesa, nos retiramos a la sala de estar, yo por mi parte antes de instalarme allí, me disculpé y anuncié que me retiraría a la biblioteca para seguir con mis estudios; nuevamente felicité a mi tía por su tan anhelado embarazo y ella agradeció nuevamente pero me dejó bien en claro que antes de irse iba a despedirse de mí y también de su nuevo paciente.

Sonreí y no me negué en lo absoluto, en cuanto cerré la puerta, mi sonrisa se esfumó y me encaminé hacia las escaleras, de allí estaba yendo para la biblioteca, a punto de girar el pestillo que tenía en una de mis manos, algo hizo que me detuviera y observara la puerta siguiente del lado contrario; tras esa puerta estaba el joven de cabello negro y ojos rojos que me intrigaba desde el primer momento en que lo vi.

Solté el prestillo dorado, caminé hacia la puerta de su dormitorio provisorio, toqué un par de veces y escuché una dulce voz que me daba el permiso para ingresar; dude por unos segundos pero mi curiosidad me ganó de antemano, y giré el pestillo para encontrarme con el pelinegro sentado derecho sobre el respaldo de la cama con un libro en las manos.

- Perdone, no quise interrumpir su descanso.

- No estás interrumpiendo nada. – contestó tras sonreírme con dulzura y párpados cerrados – Por favor, pasa, después de todo esta es tu mansión.

Pasé cerrando la puerta tras de mí, di un par de pasos hasta que quedé frente a los pies de la cama, con unos metros de distancia entre ella y yo; miré hacia abajo todo ese tiempo ya que si lo veía a los ojos, mis pómulos ardían y desviaba la mirada hacia otro lado con vergüenza.

- Siéntate aquí, si quieres. Es cansador estar de pie todo el tiempo. – me dijo palmeando el colchón del lado derecho de la cama.

- Gracias. – dije caminando de forma lenta hacia donde me había indicado.

Tras haber tomando asiento, mis pómulos se sonrojaron aún mas por lo que al darme cuenta de ello, la situación empeoró con temor de ser descubierto por el niño a mi lado; comencé a jugar con mis dedos sin quitar mis ojos del tapizado rojo oscuro que cubría el piso del dormitorio.

- Sabes…creo que te conozco. – me dijo el pelinegro apoyando el libro sobre la parte libre de la gran cama de dos plazas.

- ¿Sí? – pregunté inocentemente sin el sonrojo en mis pómulos, ahora mi curiosidad me había invadido y no la incomodidad que tenía al haber ingresado.

- Cuando era pequeño, tuve un sueño muy extraño en donde me encontraba en una habitación muy distinta a la mía, era de noche y el viento azotaba contra los vidrios de la ventana, tenía miedo pero me percaté de que había otro niño allí conmigo quien también parecía asustado. Me acerqué a su cama y vi que temblaba como lo hacen las hojas en otoño, entonces le sonríe para que su miedo se fuera, éste me devolvió la sonrisa y se movió lo más que pudo para dejarme un lugar en la cama, la cual no para nada grande como lo es ésta. Me acurruqué a su lado y comencé a quedarme dormido cuando el niño gritó con todas sus fuerzas, asustado me levanté de la cama con rapidez y me oculté pensando en que había hecho algo mal. Desde entonces no he podido olvidar ese sueño ni el rostro de ese niño de ojos azules. – me dijo con una sonrisa dulce y un leve sonrojo en sus pómulos.

- Yo, creo que también lo conozco. También tuve un sueño, hace seis años exactamente, en donde vi un niño parado al lado de mi cama sonriendo con dulzura. – entonces pasé a contarle mi versión – Y desde entonces, tampoco pude olvidarme de ese sueño ni de ese niño de cabello negro.

- Es curioso, ¿no? – preguntó con una sonrisa dibujada en sus labios que lo volvió aún más cálido de lo que era – Ambos tuvimos esos sueños y seis años después nos encontramos por el destino.

- Realmente muy curioso. – dije con un tono de voz alegre y una sonrisa en mi rostro, por un momento todo lo que me acuciaba desde hace un tiempo fue olvidado, como el temor que sentí esa noche y que el niño me había quitado, el mismo que ahora se encontraba viviendo conmigo.

De pronto, apoyó su mano sobre la mía que descansaba cerca de su pierna, la acarició un par de veces lo cual hizo que lo mirara a los ojos, por primera vez desde que había entrado en el dormitorio, una sensación cálida invadió mi pecho e hizo que me perdiera en el color rojo rubí que tenían ese par de ojos cuyo brillo era demasiado hipnótico.

Mi corazón comenzó a palpitar con fuerza y el tiempo pareció que se hubiera detenido, parpadeó una vez y una brisa que había entrado por la ventana hizo que un par de mechones que caían sobre su rostro se movieran levemente; quedé perplejo ante la belleza de ese niño, algo que nunca antes había sentido por alguien, en especial una persona de mi mismo sexo.

A continuación llevó la palma de la mano que tenía sobre la mía hacia el costado de mi rostro, lo que provocó que mis pómulos se sonrojaran y mi mente se pusiera nerviosa, acarició la piel al lado de mi ojo y se inclinó un poco hacia delante.

- Tus ojos siguen siendo los mismos de antes. – dijo dejando caer su mano para luego recostarse sobre el respaldo, otra vez – No lo había notado antes debido a que no me mirabas a los míos, ¿acaso son tan horribles?

- ¡No, claro que no! No era esa mi intención, tienes un color de ojos muy hermoso. – dije con algo de nerviosismo y apartando mi mirada al decir esto último.

- Finalmente me has tuteado.

Me quedé mudo ante el comentario, no me había dado cuenta hasta que él lo mencionó, siempre traté a las personas mayores e invitados con “usted” salvo con nuestro sirvientes, a quienes trataba normalmente al haber estado años con nosotros y no ser mis padres; sin embargo, él sonrió dulcemente e incluso rió un momento al ver la cara que había puesto por haberme tomado por sorpresa.

- No debes tomártelo a mal, lo he dicho como un cumplido. Deseo que me trates de “tú” ya que te considero un amigo.

- ¿Me consideras un amigo? – pregunté desorientado con algo de vergüenza.

- Por supuesto. Después de haberme enterado de que tuvimos el mismo sueño, que nos encontramos años después, que eres de mi misma clase social y de mi misma edad, es imposible que te rechazara como amigo. – me dijo tras haber sonreído como lo ha estado haciendo desde que lo vi por primera vez – Por cierto, mi nombre es Sebastian y tengo 13 años de edad, sé que quizás sepas mi nombre pero lo repito ya que no me has llamado por él.

- Lo lamento, es algo nuevo para mí el llamar a las personas por su nombre, en especial…

- ¿A los desconocidos? – terminó de decir él con una cara para nada enojada, al contrario, una cara alegre.

- No…quise…

- No te preocupes, no me lo he tomado a mal. – me dijo para que me tranquilizara ya que mi expresión había cambiado a una para nada favorable.

- Mi nombre es Ciel Phantomhive y tengo 12 años. – dije finalmente, luego de haber pasado unos segundos, que parecieron minutos, en silencio.

- Así que eres más pequeño que yo…eso me gusta. - comenzó a decir, a lo cual yo me lo tomé algo mal pero cuando terminó de decir lo último, mi enojo desapareció y me puse colorado de pies a cabeza – Mucho gusto, Ciel y espero que seamos amigos por mucho tiempo. - me extendió su mano junto con una cálida sonrisa y ojos cerrados acompañándola.

- Me retiraré para que puedas descansar y te visitaré más tarde, si quieres. – le dije poniéndome de pie y mirándolo en espera de una aprobación.

- Eso me encantaría pero no creo que se pueda. – lo miré confundido ya que esa respuesta hacía que se contradijera – Ya es tarde y para cuando termines de cenar con tu familia será la hora de dormir.

- ¡¿Ya es tan tarde?! – pregunté de forma retórica y miré por la ventana, el sol se estaba poniendo y el reloj al lado de la cama marcaban las seis de la tarde.

- El tiempo pasa muy rápido cuando te diviertes, ¿no crees? – me dijo tras haber reído ante mi reacción.

- Entonces supongo que nos veremos mañana para desayunar.

- Eso espero. Prometo no llegar tarde, así seré la primera persona en verte. – me dijo siempre con calidez en su tono de voz y una sonrisa que pensé que era de cortesía.

- Buenas noches. – dije aún teniendo dificultades para llamarlo por su nombre.

- Que tengas dulces sueños, Ciel.
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Alicia Phantomhive
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hay que lindo me gusto mucho deberas quiero continuación por favor me en cantaria siiiii:3

puro more more *W*
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