Sinopsis: Clayton aprende una importante lección… de una forma dolorosa.
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Casa azul contra casa roja. El primer partido de la temporada. Y el último para la casa azul, como todos saben muy bien.
Te ajustas las gafas y te preparas para lanzar la bola. En la base, Cole espera pacientemente con el bate entre sus manos, listo para golpear cuando te dignes a tirar. Sirviente contra sirviente, cara a cara. Aunque ya se sabe quién ganará. Es como saber que después de la noche viene el día.
Suspiras resignado y lanzas. Cole golpea, pero justo tropieza y la bola se desvía hacia la derecha. Como en cámara lenta, la ves ir directa al rostro de una espectadora.
Sin pensártelo dos veces (ni una, en realidad) te interpones entre la chica y la pelota. En cuanto ves el redondo y duro proyectil a punto de estrellarse contra tu cara te das cuenta de la estupidez que estás haciendo. Sin embargo, en vez de apartarte, abres tus brazos en un gesto protector. Si te vas a destrozar la cara que sea con estilo.
El impacto era de esperarse, aunque no por ello menos doloroso. De todos los lugares posibles, la maldita pelota ha decidido dar de lleno en tus gafas. Ouch. Sientes los cristales hacerse pedazos. Pedazos que se te clavan en la cara dolorosamente. Todo mientras caes pesadamente de espaldas sobre el terreno de juego. Que, por cierto, no está nada blando.
Apenas puedes ver, pero escuchas a tus compañeros preguntándote si estás bien, pregunta estúpida e innecesaria, porque evidentemente no lo estás. También sientes un pañuelo mojado sobre tu cara y oyes una voz femenina dándote efusivamente las gracias. La chica a la que has salvado, supones.
-¡Abran paso al director! ¡Dejadle ver al muchacho!-
En ese momento quieres desmayarte. Para una vez que vas a hablar con el director, y justo tiene que ser cuando estás tirado como un fardo en el suelo y con la cara llena de cortes; después de que una pelota de cricket te haya hecho una rinoplastia a lo bestia. ¿Por qué a ti?
-Joven- dice la voz profunda del director-, se ha comportado usted como un autentico caballero británico. Estoy orgulloso de tenerlo en mi escuela. A partir de ahora, será usted participante oficial de nuestras reuniones a medianoche.-
Apenas puedes contener las lagrimas de la emoción cuando Bluer y el resto de tus compañeros te felicitan; simplemente no te puedes creer que te hayan concedido tal honor.
Esa noche te vas a la cama sintiendo que has aprendido una valiosa lección: las buenas acciones siempre tienen recompensa. Ah, y que un pelotazo en el rostro puede ser lo peor cuando llevas gafas.
A.N: Tenía que hacerlo. Tenia que escribir sobre ese momento tan comicamente epico o reventaba. No se por qué me obsesiono por escribir sobre estos pequeños momentos y, sin embargo, no se me ocurre nada sobre los importantes. Me ha dado por los oneshots comicos. Ahora estoy empezando uno sobre el Vizconde Druitt *publicidad descarada*