Cantidad de envíos : 401 Edad : 31 Localización : Acosando a Sebastian Fecha de inscripción : 25/04/2012
Tema: Re: En esta Mansión Uno no se Aburre Sáb Feb 01, 2014 11:30 am
No se si reirme, abrazarte o pagarte con mi alma GRACIAASSS!!!1!
Sebastian pecado de la lujuria!? Claro, eso lo explica todo, se fue de farra y lo sustituyeron con el primo de Rei Ayanami XD. Y tan buenos que parecian y resulta que si querian destronar al rey pero Hendricksen y cia se adelantaron, me pregunto que hizo Elizabeth cuando se enteró LOL
El diario de Sebas tiene que parecer un libro de historia puesto en crack y más largo que el relleno de Naruto. Ojala Yana lo publique.
Por ultimo los electroshocks y pitidos... mi pobre Ciel, viviendo en una casa de locos y ni jurar le dejan Te has superado en serio.
Hwesta Duque
Cantidad de envíos : 1263 Edad : 31 Localización : Por ahí andaré Fecha de inscripción : 14/08/2013
Tema: Re: En esta Mansión Uno no se Aburre Sáb Feb 01, 2014 12:03 pm
¡Muchas gracias! Me vas a sacar los colores jejeje. Y yo que pensaba que estaba algo flojillo. Para mañana te adelanto que hay capi solo de nanatsu, que no me quedaba la conciencia tranquila. Mientras, enjoy este:
Capítulo 29:
Al amanecer del tercer día que llevaban en Italia, Sebastian y Ciel se fueron de vuelta a Londres, con empalmada y todo.
-Ay… Mi cabeza…
-Ya debería estar acostumbrado, señor.
-Estoy acostumbrado a dormir poco no a las empalmadas. Madre, me siento como un zombie…
Esto… ¿Y los caballeros de los 7 Pecados?
-Han vuelto a casa –respondió Sebastian, sonriendo.
¿No les ves en mil años y solo les dedicas un día y encima par air de fiesta?
-Eh, si les voy a volver a ver cuando regresemos Londres. Estos quieren dar otro golpe de Estado. A ver qué sale esta vez…
Mientras, Ciel dormitaba como podía en el vagón del tren. ¿No os animáis a coger un barco?
-No hay tanta prisa como cuando vinimos para acá.
¿Y la casa?
……………
-¡Mierda puta!
Sebastian se situó detrás del tren y empezó a empujar como si no hubiera un mañana, pasándose por el forro las paradas en las estaciones.
-Anda y que les follen. Tenemos que volver cuanto antes.
Sigo insistiendo en que para eso echas a correr y a tomar por culo los viajes.
-Repito lo de las apariencias.
¡Estás empujando un tren a más de 500 km/h! ¿Qué apariencias son esas?
-Mu bien, ya paro.
Sebastian paró en seco el tren, haciendo que todos los pasajeros salieran disparados hacia delante. Y todavía queda para inventar el cinturón de seguridad…
-¡Sebastian! ¡Me voy a cagar en tu puta madre! –exclamó Ciel asomándose por la ventana.
-Lo siento, joven amo. Tenemos que volver cuanto antes a la mansión.
-La próxima vez que nos vayamos a ir fuera, instalo unas putas cámaras y así te quedas tranquilo.
Sebastian tomó a Ciel en brazos y salió de allí cagando leches. Una vez en casa, a Sebastian le dio el bajón.
-¡No! ¡Mire! ¡Fuego! ¡Ya le han prendido fuego a la casa!
-Sebastian, Finny está quemando las malas hierbas –dijo Ciel.
Sebastian dejó de sollozar y alzó la vista.
-Anda, coño.
-Venga que tú tienes una revolución por delante y yo tocarme los huevos a dos manos.
-No pensará en serio que voy a ir con los siete pecados a dar un golpe de Estado, ¿no?
-Es una buena excusa para dejar de servir a la Reina. Que ni jubilándome dejo de ser su perro guardián.
-Anda, que como se entere…
Sebastian fue a la parte de atrás para ver qué tal les iba a los sirvientes desde que se fueron. Cuál sería su sorpresa al ver que Finny no estaba quemando las malas hierbas que había arrancado.
-Pero qué coño… -dijo Sebastian.
-¡Están por todas partes, Londres está infectada de ellos! –exclamó Brad, armado hasta los dientes.
-Tenemos que fortalecer la casa a toda costa –añadió Mey-Lin que llevaba tablones de madera.
Sebastian se quedó pensativo un rato, puso a salvo a su amo y volvió a hablar con el servicio.
-Estábamos tranquilamente cuando unas sirenas empezaron a aullar, seguidas después por muchas otras –dijo Brad.
-En menos de una hora, todo cambió. La televisión y la radio anunciaban terribles noticias –continuó Finny.
-Decidimos refugiarnos en la mansión, pero ellos ya venían para acá –terminó Mey-Lin.
-Ya veo… Ahora, dejad de leer el tutorial del Zombicide y decidme qué pollas está pasando.
-Sebastian, ya te lo hemos dicho –se defendió Brad.
-Las sirenas, las televisiones y las radios no se han inventado todavía.
Lo dice el que estuvo hace unos días oyendo la radio mientras limpiaba la biblioteca…
-Tú calla.
*Pom* *Pom* *Pom*
-Y ahora llaman a la puerta…
Sebastian fue a abrir la puerta a pesar de las insistencias de los sirvientes de que no lo hicieran. En cuanto Sebastian abrió la puerta vio ante sí… ¡Un zombie! ¡Sebastian, corre por tu puta madre!
-Buenas noches, señor, ¿desea algo?
-Graa, aarggg.
-Qué modales –Sebastian le cerró la puerta en las narices pero el zombie insistía.
La paciencia de Sebastian se consumió y éste acabó tirando un cóctel molotov por la ventana.
-Coños ya.
-¿Nos crees ahora?
-Es verdad que hay una plaga de zombies… Bien atrancaremos la mansión como cuando viene la señorita Lizzie y trataremos de sobrevivir.
*Música de zombies* Sebastian y el servicio atrincheraron la mansión y se armaron para el combate. Sería un día muy largo. Y apaga la música, coño. Esto acojona ya bastante.
-¿Qué hacéis panda de frikis?
-Joven amo, rápido, coja esto y prepárese –Sebastian le lanzó una pistola a Ciel.
-¿Para?
-Vamos a hacer un “Campania”
-No creo que se momento de ponernos a echar una partida, pero vale.
-¡Una campaña no! ¡Un Campania! El barco que se fue a pique hace ya la torta.
-¡Ah! No jodas que hay más bichos chungos de esos por aquí.
Sebastian sintió, muy a su pesar.
-¡Me cago en la puta! Hay que cargarse a esos cabronazos como si no hubiera mañana.
Todos se pusieron en sus puestos. Como la Kelly era muy grande, se atrincheraron en el salón principal.
-Están dentro… -murmuró Brad.
-¡No digas eso, Brad o te arreo una hostia! –chilló Mey-Lin.
Las coñas para otro momento, por favor.
-Se acercan –dijo Sebastian cargando su arma. De este sí me lo creo.
Una horda de zombies empezó a avanzar hacia la casa. Su puta… Parece como aquel episodio de “los Muertos Caminantes”.
-El de la granja, ¿verdad?
-Centraos de una puta vez –gritó Ciel.
-Disparadles a la cabeza –ordenó Sebastian disparando como un pistolero del oeste.
Entre Sebastian, Mey-Lin y Brad se marcaron unos cuantos “Headshot”. Los zombies muertos empezaron a apilarse a unos cincuenta metros de la mansión. Finny les lanzaba pedruscos desde la azotea… ¿Cómo le dejáis solo? ¿Y si la palma?
-Si ve zombies cerca, baja por la barra de bomberos que hemos instalado y se reúne con nosotros –dijo Sebastian.
¿Barra de bomberos? Estáis muy locos.
-Dos horas disparando a todo lo que se meneaba y seguían viniendo bichos de estos.
-Si tuviéramos una motosierra… -masculló Brad.
Una bombillita se iluminó en la cabeza de Sebastian y Ciel. No jodas que…
-Yuuujuuuu.
Sí, le han llamado.
-Ale, a tomar por culo la plaga de zombies –dijo Sebastian relajándose.
Grell apareció con su motosierra sobre un enorme coche monster que se cargaba a los zombies allá donde iba.
-¡Vaya fiesta que nos vamos a montar! –Grell bajó del coche y se puso a rebanar cabezas como la locaza que es-. Luego te enseño la motosierra más de cerca, Sebastian.
Grell le lanzó un besito al mayordomo, que lo esquivó, agachándose y estremeciéndose de repelús.
-Shinigami maricón…
Grell se cargó a los zombies que quedaban y tan feliz que era el maricón de él.
-¡Que no soy maricón!
………………
En fin, que les salvó el culo a todos los que estaban en la mansión. Un fuerte aplauso.
*CLAP*
-¡Muchas gracias! Sebastian y mi recompensa.
-Ay, qué remedio… Sube al cuarto que ahora te doy lo tuyo.
-Yupiii.
Grell subió las escaleras a todo correr. Antes de que Sebastian se fuera, Ciel le detuvo.
-¡No lo hagas!
-Hice un trato con él, tengo que hacerlo.
-Sebastian, no caigas tan bajo…
-Es una deshonra para los Phantomhive, lo sé. Y le pido perdón…
-¡Nooo! ¡Sebastian!
Sebastin fue al piso de arriba, donde Grell le esperaba…
-Diez… Once… Doce.
-¡Ooohhh! Maravilloso.
-Treinta… Treinta y uno…
-Sí, dame más.
Sebastian entre terribles sufrimientos y llorando… le dio fotos suyas a Grell.
-Míralo, qué bueno que está.
¿Lo tienes en vivo y en directo y te centras más en las fotos?
-Al corcho que van. Muchas gracias, Sebas. Un placer hacer negocios contigo.
-Ay… Qué bochorno.
No te hundas que ahora toca limpiar Londres de zombies.
-Y un cojón…
Sebastian bajó a la cocina, donde estaba el teléfono y llamó a los siete pecados.
-Sí, oye, limpiad por mí Londres. Sí, sí… Sí, son zombies. Vale. Ok, mañana damos el golpe de Estado. Ey, avísame cuando acabéis por si nos da tiempo a iniciarlo. Vale… Venga, un beso…
-Sebastian, ha llamado antes Ezio, que dice que también había zombies en Italia, pero que se los han cargado.
Madre, ha sido un no parar hoy.
-Y lo peor no es eso… ¡Lo peor es volver a reconstruir la mansión!
¿Por? Si está perfectamente.
-El gilipollas del coche lo ha estampado contra el muro trasero.
Ops. Pues sí, vaya putada. Pero al menos ya para mañana no habrá zombies…
ayal92 Sirviente
Cantidad de envíos : 401 Edad : 31 Localización : Acosando a Sebastian Fecha de inscripción : 25/04/2012
Tema: Re: En esta Mansión Uno no se Aburre Sáb Feb 01, 2014 1:02 pm
Golpe de estado! Si, que alguien saque a la vieja explotadora de menores de la circulación. Aunque siendo tan hija de su madre lo mismo se alia con los holy knights y todo. No puedo esperar a verlo. Por lo pronto este ha sido un capitulazo con la invasión zombie y la recompensa de Grell XD
Hwesta Duque
Cantidad de envíos : 1263 Edad : 31 Localización : Por ahí andaré Fecha de inscripción : 14/08/2013
Tema: Re: En esta Mansión Uno no se Aburre Dom Feb 02, 2014 11:56 am
Lo prometido es deuda, ayal ^^ Enjoy!
Capítulo 30:
Ay, que llevamos un par de días muy locos… Y ahora Sebastian se nos va a dar un golpe de Estado a la Reina por mandar a todos esos zombies sobre nosotros.
-Que sí, que los mandó ella. Se nos ha adelantado la muy zorra –dijo Meliodas la noche anterior.
-¿Qué te hace pensar que el golpe de estado soluciona las cosas?
-No sé. Es lo que pone en el guión.
-Aaanda.
-Da igual, mañana por la mañana vamos para allá que ya llevo yo aquí demasiados capítulos.
Nada, esto como el Saturday Night Live, invitamos a gente y que se divierta.
-¿Algún plan para dar el golpe de estado?
-Sí, vamos a hacerlo como si fuera un rol.
Ay, señor… Bueno, pues a primera hora de la mañana, Sebastian estaba tranquilamente preparando el desayuno para su amo, que no le iba a ver en todo el día, antes de armarse para la batalla.
-Con mi chándal y mis taconeees. Informal pero arreglááá…
Esto… Sí, ojo con los tacones, Sebastian, que encima hacen un ruido que pareces la última Catwoman de las pelis de Batman.
-¿Eh? ¿Qué? ¡Ay, madre!
Sebastian se cambió los tacones por los zapatos de mayordomo, subió el desayuno con mucho sigilo y volvió a bajar. Tras ponerse su antiguo uniforme de Guerrero de los Siete Pecados, se reunió con el resto de su tropa. Oye, te queda bastante bien.
-Sí, en mil años no he engordado nada.
*¡Aaaaahhhhh!*
Chicas, chicas, os habéis equivocado. ¡Este no es como los de Crepúsculo! Es demasiado demonio para todas. Ay, con las fans… En cualquier caso, Sebastian se reunió con los demás Pecados capitales. Meliodas fue el que empezó a contar la estrategia.
-Bien, este es un plano del Palacete de la Reina. No vive bien ni nada la hija de puta. Nuestra misión consiste en entrar, matarla y quemar el palacio.
-¿Y por qué no volamos el palacio de paso?
-Por si escapa, Ban, por si escapa.
-Pero se la busca y a correr.
-Prefiero darle muerte en el palacio que fijo que está ahí, a tener que buscarla por todo el Reino Unido –comentó Sebastian.
-Como bien dice Sebastian. Vale, cada uno tiene distintas armas, distintas habilidades… Iremos en la siguiente formación: los más chetados son: Sebastian, Ban y King. Les siguen, Diane y Gowther, que ha sustituido a Sebastian estos años. Y terminamos Merlin, Escanor y yo.
-Pero, si tú eres el líder, tendrías que ir delante –replicó Diane.
-Porque soy el líder, me quedo atrás, que tengo que sobrevivir.
-Tócate un cojón…
-Esto… Nos colaremos por la entrada trasera, que hay una ventana. Lanzamos unas cuerditas con gancho y llegamos al piso de arriba. El piso de arriba tiene este plano.
-Yo voto por esconderme aquí detrás, donde la columna –dijo Merlin.
-Eso es un jarrón. Y no te sirve de nada porque los guardias vienen por aquí –Meliodas señaló la dirección contraria.
-¡Haberlo dicho antes! Pues me escondo pero del otro lado.
-Yo aquí detrás –dijo King.
-Tras la planta, guay –dijo Meliodas anotando en el plano.
-¿Puedo pillármela para luego? Para moverme con ella tipo ninja –añadió King, ilusionado.
-No creo que cuele… Los demás, como no nos quedemos rescolgados de la ventana, mal vamos.
-Vale, hacemos eso –dijo Sebastian-. ¿Y después? ¿Nos cargamos a los guardias?
-Sí, será lo mejor.
-Espera, espera… ¿Para qué planearlo si a lo mejor vamos y cambia la historia? –intervino Diane.
………………
-Vale, pues lo vamos viendo sobre la marcha.
El grupito de ocho pecados capitales (¿por qué tiene que abundar la lujuria?) se dirigió al palacio de Buckingham y llevó a cabo la primera parte del plan.
-¡Mira! Sí que había soldados al final.
-¡Cárgatelos, so desgraciao! –ordenó Escanor.
Meliodas se los cargó sin problema.
-Sin tirar los dados… Qué loco.
Ehm, esto no es una partida de rol, chicos…
-Eso, la próxima vez tira a ver si te sale bien la jugada.
¿Me estáis escuchando?
-Vale, jo, lo siento.
Ni puto caso. ¡Pues a mamarla todos!
-Vale, ahora, veamos… -Meliodas sacó el plano de la mansión-. Supuestamente es poooor… ¡Allí!
Subieron escaleras arriba sin hacer ruido, como ninjas, hasta llegar al segundo piso.
-¡Quietos! Hay guardias –avisó King.
-Voto por dividirnos y matarlos a distancia –propuso Merlin.
-Sí, será lo mejor. Sebastian, Diane, con mucho cariño y cuidado os los cargáis.
-Eso está hecho, jefe.
-Yes, my boss.
Sebastian y Diane se cargaron a los guardias no sin antes lanzar los putos daditos.
¿Qué os hace pensar que los dados marcan vuestro destino? Sebastian y Diane mataron a los guardias, Sebastian con mayor precisión que Diane.
-¿Ves? ¿Ves? Los dados sí son útiles.
…………
Continuaron su camino hasta que encontraron una puerta…
-Espera, espera. Lanzo los dados para percepción.
¡Dejad el maldito juego del rol! Nada, Meliodas tiró los dados para percepción. ¿y qué quieres que te diga?
-Qué percibo.
Veamos…
-Ojo, es un ocho.
Ya, ya. Pues… percibes que la puerta por la que ibais a entrar está abierta.
-¿Solo eso?
¿Quieres que haga aparecer un enemigo de rol de verdad?
-No, no, si nos está saliendo todo de putísima madre.
-Demasiado fácil yo creo –apuntó Diane-. A que nos pasa como la última vez.
-Que noo, ya verás.
Entraron en la habitación y se encontraron con la Reina.
-¡Traca! Y sin tirar dados ni ná.
Al verlos, la Reina dio un respingo.
-¡Válgame el coño! ¿Quiénes sois? ¿Cómo habéis entrado?
-Majestad, venimos a dar un golpe de Estado –dijo Meliodas.
-Dilo más alto que se entere todo el palacete.
-Lo siento, Gawthorne, no me he traído el megáfono que si no…
-¿Golpe de Estado? Si parecéis sacados del Salón del Cómic.
¡Zasca!
-Me está empezando a hinchar las pelotas –amenazó Meliodas.
-Pero, ¿en verdad piensas que podréis conmigo?
-¿Que no? Sebastian, dale jalea real.
-Eso que significa, la pego o…
-Sí, hombre, coge el dado y tira para combate cuerpo a cuerpo.
Pandilla de frikis… Sebastian tiró los dados y no auguraron nada bueno.
-Ahora, majestad, tire para defensa.
-¿Pero estáis tontos o qué os pasa?
¡¿Queréis atacar de una jodida vez?! Los siete pecados atacaron a la reina, todos a la vez. La Reina esquivó el ataca, haciéndoles a todos dos puntos de daño. Joé, esto se pega y todo.
-¡Vamos, chavales!
Atacaron una y otra y otra y otra y otra vez. Tras tres rondas de ataques, le hicieron a la Reina veinte puntos de daño.
-¡Sí, señor!
-¡Chúpate esa!
La Reina había sido derrotada. El golpe de Estado estaba a puntito de culminar.
-Vale… ¿Y ahora qué?
-Bueno, no nos la hemos cargado del todo…
-Y la princesa Elizabeth no anda por aquí, así que…
Genial, dais un golpe de Estado más por quedaros tranquilos que por lo que de verdad sirve, ¿no?
-Pues…
-Bueno, lo hemos conseguido al menos. ¿Unas cañitas para celebrarlo?
Los siete Pecados Capitales se largaron de palacio por la puerta principal, ahí con dos cojones, y se fueron de pingo.
-A propósito, ¿cómo le irá al joven amo?
Ciel estaba tan aburrido en casa que se fue a Londres con el Enterrador a hacerle una visita y de paso experimentar con la química.
-A ver si con esto me coloco.
-O te da la cagalera de tu vida, conde. Usted mismo. Si quiere colocarse, mejor vaya a ver a Lau.
No tuvo ni que repetírselo. Ciel fue donde Lau a fumar en cachimba un ratejo, hasta que lo encontró Sebastian y se lo llevó de vuelta a la mansión.
-Me va a matar a disgustos, señor.
Bueno, mientras la Reina en venganza no lance más zombies…
Hwesta Duque
Cantidad de envíos : 1263 Edad : 31 Localización : Por ahí andaré Fecha de inscripción : 14/08/2013
Tema: Re: En esta Mansión Uno no se Aburre Lun Feb 03, 2014 10:54 am
Aviso que para mañana a lo mejor no puedo escribir porque ya vuelvo a las tareas de la facultad Mientras, enjoy este nuevo cap
Capítulo 31:
Ayer tuvo lugar con éxito el primer golpe de Estado en Londres.
-Bitch, please.
V, el tuyo será mucho más adelante. Aguántate hasta entonces.
-Oh…
Lo dicho, ayer tuvo lugar el primer golpe de Estado en Londres… ¡Con éxito! Aunque los que dieron el golpe prefirieron dejarlo a medias. En fin, es lo que hay. Hoy es un nuevo día en la mansión Phantomhive, y bastante vengativo por parte de Ciel.
-Ayer te fuiste todo el día de Dios a dar un golpe de Estado y me dejaste aquí muerto del asco.
Sebastian estaba de pie frente a su amo, en el despacho de este.
-Esto, señor, según el servicio, estuvieron jugando hasta las cuatro a videojuegos, se fueron a Londres a cenar de tapas y luego de fiesta. A mí me parece que no se aburrió tanto.
-¡A callar! Ponte a las tareillas que hoy no te voy a dejar ni respirá.
-¡Joven amo, joven amo! –Brad irrumpió en el despacho, cargándose la puerta y todo-. ¡Han vuelto!
Sebastian se quedó mirando la puerta y luego miró a Brad como diciendo “La vas a arreglar con pegamento Ymedio”. Por su parte, Ciel se incorporó a lo Théoden y empezó a dar instrucciones.
-Eso pasa por dar un golpe de Estado, gilipollas todos.
-Oiga, a lo mejor no es cosa de la Reina.
-Entonces, ¿por qué coños hay más zombies ahí fuera?
-El Enterrador, que se aburre –dijo Sebastian cargando su rifle
-Su puta. Eso o quiere matar de trabajo a los demás shinigamis –añadió Ciel cargando sus dos pistolas y guardando munición pa por si-. Ale, ¡a matar zombies como putas!
Estaban todos en la fachada principal, esperando a que vinieran los zombies. Andan despacio, yo leería un rato o haría algo.
-Esta vez hay una raza nueva –Sebastian preparó su arma-. “Los corredores”
-“Nuestro refugio es seguro, pero no aguantaremos mucho más. Tenemos que conseguir provisiones antes de morir de hambre. Vamos a inspeccionar las casas vecinas. No podemos volver con las manos vacías”.
-Brad, ¿se puede saber qué pollas haces? –le preguntó Sebastian.
Brad estaba agazapado en la trinchera, escribiendo con ansia en un cuaderno.
-Escribir nuestras hazañas para las generaciones futuras.
-¡El guión de una peli de segunda, no te jode! Deja eso y ponte a disparar que es pa lo que estás aquí.
-Sí, Sebastian.
-Silencio –advirtió Ciel-. Algo se acerca…
-¡Viene del sótano! –saltó Mey-Lin dándose la vuelta con las pistolas por delante.
Todos se quedaron mirando con el corazón en un puño hacia la puerta que daba al sótano. Nadie se movía, ni siquiera respiraba. Se podía oír perfectamente el corazón de todos. El picaporte de la puerta giró lentamente y la puerta se abrió aún más despacio…
-¡Date prisa ya! ¡El suspense me está matando!
-Pero si ya estás muerto, Sebastian.
-Ale, a lavarles el cerebro a los tres maricones estos otra vez. Bien hecho, joven amo.
Esto… La puerta se abrió y tras ella apareció…
-¡Hijos de puta!
Anda, coño. ¡Snake!
-Os habéis olvidado de mí y del viejales.
-Jo, jo, jo.
Cierto, que en el manga tú eres también sirviente de los Phantomhive. Perdona, mi vida.
-No os perdono. Llevamos días y días aquí, muertos del asco. ¿No os da vergüenza?
……………
-¡Que vienen los zombies! –Ciel cambió de tema.
-Toma, Snake –Brad le tiró una escopeta-. Dispárales a la cabeza.
Snake tomó posición y esperaron. Ya llevamos como media hora y no viene nadie.
-Hm, qué raro…
-Voy a echarle un vistazo al radar, a ver dónde se han metido los mamones comecerebros esos. Sebastian bajó al sótano para ver el escáner del radar.
-Ah, ya veo.
-¿Qué ocurre, Sebastian?
-Nada, que se han ido como las putas que son a Londres.
-¿A Londres? ¿Para qué?
-Para tomar el té con la Reina. Y yo qué coños sé, joven amo.
-“Los vivos pierden terreno. Los núcleos de resistencia caen uno tras otro y nuestra radio, que no paraba de emitir mensajes, ahora guarda silencio”.
Me da a mí que habéis ganado algo de terreno, Brad.
-Bien, propongo ir a Londres a continuar allí la carnicería –dijo Ciel.
-“Debemos marcharnos. Los zombis crecen en número y nuestras provisiones escasean. Mataría por algo de pasta de dientes”.
-¡Brad, ¿qué acabo de decir?! Y deja las putas crónicas esas que no te van a servir de ná.
Los habitantes de la mansión Phantomhive se armaron para la ocasión y fueron a Londres en un tanque. ¿De dónde lo habéis sacado?
-Ehm, ¿de internet?
-Esto, el carro de combate o tanque no se inventará hasta dentro de unos treinta o cuarenta años e internet ya ni te cuento.
-¡Me la suda tus estúpidas reflexiones históricas! Además, el tanque lo inventé yo de los modelos de Da Vinci que le birlé a Ezio el otro día.
-Luego dices que tu amo tienes mala hostia por la mañana.
-Dejad de discutir. Sebastian, esta cosa es más estrecha que Lizzie.
-Uy, si usted la conociera mejor…
Pobre Lizzie; siempre en todos los tinglados. Bueno, pues los habitantes de la mansión Phantomhive fueron a Londres a dos kilómetros por hora en su maravilloso tanque.
-¿Cantamos algo mientras? –propuso Finny.
Llegaron justo al anochecer, como las pelis de miedo.
-Ay, sal, sal, sal, coño.
-Ay… Qué ganas de estirar las piernas…
-¡Me meo toa!
-Panda de quejicas…
-Tú calla, Sebastian, que fijoo que no has bajado el freno de mano adrede.
Una vez en Londres, no había un alma por la calle, solo ellos y un frío que pela. Tras andar unos metros, llegaron al centro de la ciudad.
-“Hay una gran residencia a la vista. Los edificios no parecen estar muy deteriorados…”
-¡Sebastian-chop! Deja ya eso, cojones.
-Un momento, no hay nadie… ¡A saquear las tiendas!
No solo el mayordomo es un mangui, también el amo y los demás sirvientes. Sebastian, está claro que eres un mal ejemplo.
-¿Quieres también un Sebastian-chop?
Si no puedes.*pom* Retiro lo dicho.
-“La despensa de las casas tiene que estar llena, porque da la impresión de que no hay más gente por aquí”
-¡Brad, ya me tienes hasta los mismísimos!
De repente, el fino oído de Sebastian oyó algo y se puso alerta.
-“No tardamos mucho en comprender por qué: la zona está plagada de zombis. Los anteriores habitantes no pudieron oponer resistencia”.
Brad, ¿en qué coño escribes? ¿Una Death Note profética o algo? Total, una oleada salvaje de zombies llegó hasta donde estaban nuestros héroes.
-¡Tragad plomo!
Que se me viene arriba el niño. Tras derrotarlos… Nuevo récord, 7 minutos y 12 segundos. *ejem* Tras derrotarlos, el grupo siguió avanzando hasta llegar a la zona donde Lau tenía su negocio.
-Mira qué bien. Le pillaré mandanga al chino.
-Señor, deje los porros…
-¡Iiiiyaaaa!
-¡Hostias!
Lau apareció con un par de espadas chinas y empezó a dar vueltas y giros como un loco.
-Soy un arma de matar humana. Oh, hola, conde, ¿qué tal está?
-La virgen… -Ciel bajó de los brazos de Sebastian. Gallina-. ¿Cómo tú por aquí?
-No pensaría que iba a dejar mi negocio a merced de los zombies, ¿no?
-A mí me da que no quería dejarlo por el joven amo.
-¡Sebastian! Lau, propongo una alianza contra los zombies. ¿Qué me dices?
-Mmm. Aliarme con el conde… Suena divertido, trato hecho.
Chicos, que esto no es el Resident Evil.
-Sí, esto es mucho mejor –opinó Finny.
-Por cierto, Lau, ¿sabes por casualidad quién ha mandado a todos estos zombies?
-Nuestro querido Enterrador, por supuesto. ¿Quién sino?
Sebastian se llevó el dinero recaudado de la porra.
-Tú también me debes –dijo contando el dinero que le habían dado los sirvientes.
Luego, que ahora no tengo cambio. Ahora, en vez de estar en la mansión Phantomhive, el grupo estaba en el burdel de Lau.
-“Nuestro nuevo refugio no es lo bastante seguro. Los zombis no dejan de venir. No podemos dormir, y algunos de nosotros empezamos a perder la cabeza”.
-¡Tú sí que vas a perder la cabeza como no dejes eso! –lo amenazó Sebastian.
-“Tiene que haber un nido por aquí, probablemente en la zona cercana a la entrada del metro. Hasta que esta amenaza sea neutralizada, seremos atacados continuamente”.
-¿Insinúas que mi burdel no es lo bastante seguro?
-Déjalo, está amariconao –dijo Ciel-. Bien, tenemos que encontrar al Enterrador y obligarlo a que detenga esto. Sebastian, a la puta calle.
-¿Me despide?
-No, hombre, no. Que salgas a la calle y encuentres a ese desertor necrófilo.
-Yes, my Lord.
Sebastian salió a la superficie y mientras mataba zombies, buscaba al Enterrador.
-¡Un puto máquina que soy!
Sí, desde luego. Sebastian encontró al Enterrador en la funeraria y lo llevó con su joven amo y el resto.
-Detén esta locura, Enterrador –ordenó Ciel.
-Ja, ja, ja, ja, ja… Estos fics son buenísimos.
………………
-No jodas que tú no eres el causante de todo esto.
-Ja, ja, ja, ja, ja… ¿Yoo? Llevo todo este mes partiéndome el culo con el ordenata.
Entonces, ¿quién ha soltado a los zombies?
-Aaarrgggg.
¡Que vienen más!
-¡A las armas, todos! Tú también Enterrador.
-Ya voy, conde.
Tras dos horas matando zombies, el grupo empezó a desesperanzarse. Brad, ¡es por tu culpa, por escribir en ese libro profético!
-A mí déjame.
-No podemos continuar así. Habrá que recurrir a Grell de nuevo.
-¡No, Sebastian! La última vez te pidió fotos. Esta fijo que quiere marcha contigo.
-Mientras solo quiera que le invite a una copa o dos…
Me da que Ciel se refiere a otro tipo de marcha. En cualquier caso y ante la desesperación, Sebastian llamó a Grell, que apareció flagrante en el coche monster.
-¿Me echábais de menos, maricones? ¡Vuestra Grell preferida ha vuelto a las andadas! Sebas, no te preocupes, he lubricado mi motosierra para que entre perfectamente por todos los culitos de los zombies.
Todos se estremecieron solo de pensar en lo que había dicho Grell. El shinigami saltó al césped con los tacones y todo y empezó a rebanar cabezas. Me da que te quita el récor de cinco minutos, Sebastian.
-Prefiero eso a que me quite los calzoncillos.
-¡Ohh! ¡Me he emocionado de pronto!
Joé, Grell… Sí, tres minutos, te ha quitado el récord.
-Ha sido pan comido. ¿Y bien, Sebas? Mi recompensa…
-*suspiro* Sí, ahora te doy más fotos.
-En bañador esta vez.
-Tú apuntas muy alto, ¿eh?
Un momento. Grell, ¿dónde has estado todo este rato?
-¿Eh? En mi casa, ¿por?
Qué curioso que justo vienes tú y se acaba la plaga.
……………
Todos miraron con odio a Grell.
-¡Tú eres el causante de esta plaga! –lo acusó Sebastian.
-¡Sí, lo hiciste para conseguir las fotos de Sebastian! –añadió Ciel, envidioso.
-Vale, lo reconozco. Lo hice yo. Pero es que necesitaba más fotos de Sebas…
-¡Sebastian-chop nivel máximo!
Grell salió volando por el cielo del hostión que le metió Sebastian.
-¡Y no se te vuelva a ocurrir otra gilipollez de estas, maricona! –añadió el mayordomo cuando Grell había desaparecido.
-Bueno, bien está lo que bien acaba –dijo Lau-. ¿Nos vamos a celebrarlo a mi burdel?
Para qué decir nada, si seguro que van pa`llá.
-No, gracias, Lau. Estoy cansado. Por hoy me retiro a casa.
Flipante. Ciel y sus sirvientes abandonaron Londres y se retiraron a descansar. Un día que no salen de parranda. Miedo me dan para mañana…
Hwesta Duque
Cantidad de envíos : 1263 Edad : 31 Localización : Por ahí andaré Fecha de inscripción : 14/08/2013
Tema: Re: En esta Mansión Uno no se Aburre Miér Feb 05, 2014 11:39 am
Capítulo 32:
¡Ay, que creo que he llegado tarde hoy!
-No, somos nosotros, que hemos llegado antes –dijo Ciel.
Ah, vale, menos mal… Estoo… ¿por qué vais vestidos así?
-¿Así cómo?
A lo Indiana Jones. Hombre, a Sebastian le queda de cine, como todo y ya si se raja la camiseta como Indy, me quito el sombrero…
-¡Estamos en una misión para la Reina! –saltó el conde, mosqueado por el comentario de antes. Reconoce que Sebastian está de toma pan y moja.
-Sí, lo reconozco… Pero a mí también me queda bien, jo.
-Sí, joven amo, está achuchable, como siempre –dijo Sebastian pellizcándole las mejillas.
-Hijo de puta, desgraciado…
-Halaa, ya saltó.
Bueno… ¿Y qué misión es esa? Sí, he tenido que llegar tarde porque nadie me ha pasado el guión.
-Nada, que tenemos que explorar un templo de aquí del Amazonas y llevarle a la Reina un ídolo de oro con poderes mentales y más cosas que no me acuerdo.
-El pan completo, vamos –resumió el mayordomo, sonriendo.
No, si ya lo veo. Ah, vale, ya tengo el guion de hoy. *ejem* Ciel y Sebastian abandonaron de madrugada la mansión Phantomhive para ir a la selva del Amazonas para cumplir la misión que les había encomendado la Reina. Aparece el típico mapita que señala con una línea roja el trayecto de nuestros héroes… Oye, ¿para qué tanta vuelta?
-Es que ya que estábamos, hicimos un poco de tour por el Caribe…
-Eso y que en Punta Cana el señor se quedó dormido y perdimos el avión y tuvimos que ir a Costa de Marfil y después nos equivocamos de avión y acabé pilotándolo. Perdí el rumbo, por eso hay tres mil vueltas en esta zona del Atlántico; y luego ya por fin me orienté y pusimos rumbo al Amazonas.
-Y después quiero ir a Argentina, ah y a Bolivia… ¡y a Perú y Chile! Tiene que ser muy bonito con las montañas…
-Sí, claro, señor, y luego hacemos la ruta Quetzal, no se preocupe.
-¡Genial!
Me da que eso era un sarcasmo, sarcasmo.
-¡En toda regla!
Lo digo porque la edad es de 16/17 años y Ciel, mi vida… Te queda mucho por delante.
-Oh…
Bueno, ponemos música de aventuras y arrancamos.
-Tararataaa, tararáá, tararataaaaa, tarará-ra-rá.
Sebastian encabezaba la expedición, cortando con el machete las lianas y ramas que se interponían en su camino y matando serpientes y bichos venenosos que podían poner en peligro la vida de su joven amo.
-Esa alma ya tiene dueño.
Tras unas horas caminando por la selva, con el calorazo que hace y sin civilización alguna, Ciel y Sebastian llegaron al templo.
-Bien, ya hemos llegado, joven amo. Menos mal que no se ha vuelto loco por el calor…
Ciel estaba en ese momento comiéndole la pierna a Sebastian.
-Pero qué… ¡quita! –Sebastian le pegó un puntapié al conde, que salió disparado. Ale, ahora a buscarlo.
-Me cagüen…
Tras rescatar a Ciel, Sebastian y su amo entraron en el templo.
-¡No se ve un pijo!
-A ver qué tenemos en la mochila… ¿No hay cerillas ni mechero? Joe,, para una vez que sí que quiero que el joven amo fume.
-Dame un par de piedras, que rápido te hago yo un fueguecito.
Ciel prendió fuego una antorcha con un par de piedras. Se nota que vas preparado por si las moscas, ¿eh?
-Imagina que no tienes mechero ni cerillas y quieres liarte un piti.
-Ay, señor…
Sebastian encabezaba la procesión, como siempre.
-Así él se lleva las hostias.
-¿A que cambiamos puestos, joven amo?
No hizo falta esperar mucho. Sebastian sabía por dónde pisar, al contrario que Ciel, que se llevó por delante unas cuantas trampas.
-Mire, le llevaré en brazos y a tomar por culo.
*¡Aaaaaaaahhhhhhhhhhh!*
Joder con las fans… ¡Que os seguís equivocando! Que él no es un vampiro fosforito de esos… Ay, madre. Mirad, ¿veis esa sala que tiene un cartel con unos picos? Eso significa que hay vampiros. Ale, todas para allá. Tacatá.
-Pobres fans de Crepúsculo.
Si fueran de Kuroshitsuji, las dejaba. Aquí cada oveja con su pareja. Entonces… Ah, sí, Sebastian decidió llevar en brazos a Ciel por todo el templo, sorteando obstáculos y trampas y resolviendo enigmas que habían dejado aquellos que construyeron el templo.
-A ver qué dice aquí…
-Reconoce que no tienes ni idea de lo que pone.
-Hablo más de 50 idiomas, señor. A alguno se tendrá que parecer.
-Este se lo han inventado pa putearte.
-Puede ser. Bien, entonces solo me queda una solución: le voy a lanzar a la otra parte de la sala a ver si sobrevive.
Sebastian levantó a Ciel por encima de su cabeza y cogió impulso para lanzarlo.
-¿Eh? Nonononononono. Quieto, quieeeto.
-Ahora, si deja de reírse de mí en mi jeta, intentaré descifrar el enigma.
-Vale, vale, pero déjame en el suelo –Sebastian dejó a Ciel en el suelo-. Ay, qué mayordomo más hijo de puta tengo.
A Sebastian le costó, pero al final resolvió el enigma.
-Vamos, joven amo.
-Guay, ¿qué hay que…? ¡Aaaahhhh!
Sebastian no tenía ni zorra idea de lo que ponía en el cartel, así que agarró a Ciel y corrió como lama que lleva el diablo, activando todas las trampas de la sala, hasta llegar al final. Una vez superada la prueba, Ciel temblaba como un flan.
-¿Le he asustado, joven amo?
-No, qué va, solo tengo frío…
-Si estamos en plena selva tropical.
-¡Imbécil!
Veamos qué les depara en la siguiente sala.
*PAM* *PAM*
-¡Se han cerrado las puertas! ¿Por qué se han cerrado las puertas?
De repente, el techo empezó a descender lentamente.
-Hmm, interesante… -Sebastian miraba asombrado la trampa en la que habían caído.
-¿Eres gilipollas o lo finges? ¿No ves que la vamos a palmar?
-Señor, le recuerdo que está conmigo. Cálmese.
-¡Precisamente porque estoy contigo estoy así!
Ciel se subía por las paredes mientras Sebastian urdía plan para salir de allí.
-Lo primero será hacer que vaya más despacio… -el mayordomo colocó piedras en las esquinas para atrancar el mecanismo, pero de poco sirvió.
-Ay, Dios, ay, Dios, ay, Diooos –Ciel ya no cabía de pie.
-Ajo y agua.
Sebastian agarró a Ciel de nuevo y saltó hacia la puerta, rompiéndola.
-Qué puto crack soy –comentó el demonio quitándose el polvo de encima-. ¿Joven amo?
-Ay… No vuelvo a irme de aventuras contigo ni de coña…
Bueno, va, que queda poco, chavales. Lo siguiente que se encontraron fue un profundo precipicio que sortearon gracias a que Sebastian se llevó el látigo y lo usaron de liana. Tras superar la última prueba, se encontraron en la sala final: un amplio corredor con baldosas chungas en el suelo y, como recompensa, el tótem que buscaba la reina.
-Y digo yo, ¿cómo sabía la Reina que existía este sitio si no lo conoce si la tía Puri del pueblo? –preguntó Sebastian.
Eh, es la Reina. Nos ha lanzado zombies, seguro que hasta nos espía en la ducha o algo.
-Ahora, eso da igual. Sebastian, anda y tira a por el tótem.
-Claro, señor.
Esto, ¡las baldosas del suelo!
-Ah, sí, ahora mismo las sorteo.
Sebastian sorteó las baldosas con gracia y agilidad hasta llegar al tótem.
-Quítalo con cuidado, Sebastian, que la cagamos.
-Tiene razón…
Sebastian empezó a sudar de los nervios.
-Nah, es el calor.
Inspeccionó el tótem desde distintos ángulos, comprobó que no tenía rayos láser alrededor o maldiciones…
-¡Arreando, que es pa hoy! –lo apremió su amo.
-Pues con toda mi jeta…
Sebastian agarró el tótem y se fue de allí cagando hostias. El templo empezó a derrumbarse.
-Hora de marcharse.
Sebastian agarró a su amo y salieron de allí pitando pero se encontraron de nuevo con el precipicio.
-Hay que joderse –sin pensárselo dos veces, Sebastian lanzó a Ciel al otro lado del preicipicio.
-¡¡Maricón!! –Ciel se estampó contra la pared, el pobre.
-Tíreme el látigo, joven amo.
-¿Por qué coño lo has dejado aquí?
-Deprisa, tíremelo.
-Tú tírame el tótem.
-¿Eh? ¿Para qué?
-No puedes usar el látigo con una mano. ¡Tíramelo!
-Y se va con el tótem y me deja aquí plantao.
-Mira, ni pa ti ni pa mí. Nos lo intercambiamos a la vez.
-Venga.
-Una, dos y tres.
Sebastian le tiró el tótem a la vez que Ciel le tiraba el látigo para que pudiera pasar. Y mientras, el templo se viene abajo.
-¡Salgamos de aquí cagando leches!
Ya estaban casi llegando al final cuando una enorme roca empezó a rodar detrás de ellos. ¿En serio? Vaya topicazo…
-¡No me jodas ahora!
Sebastian y Ciel lograron salir de allí sanos y salvo. Del cansancio, acabaron rebozados por la hierba amazónica.
-Uuff. Ya puede la Reina devolvérnoslo con intereses.
-Sí, la muy hija de…
Sebastian se dio cuenta de que un montón de flechas apuntaban hacia él. Estaban rodeados de nativos.
-¡Nos han pillao con el carrito del helao!
-Con un tótem, más bien, joven amo.
-Era una frase hecha, tonto`l coño.
-¡Callaos de una vez! ¡Dadme el tótem!
De entre los nativos apareció la figura de un hombre occidental.
-Que te lo has creído. Sebastian, reviéntales el culo a todos.
Sebastian, ni corto ni perezoso, se cargó a todos los nativos y al hombre blanco en un abrir y cerrar de ojos.
-Ale, tiremos pa Londres… ¡Ahh!
-Joven amo, ¿qué ocurre?
-¡Mi pata!
Ciel se llevó las dos manos a su pierna izquierda.
-No tiene muy buena pinta… Tenemos que volver cuanto antes y que le vea un médico.
Vuelve a aparecer el mapita con la línea roja que sale desde el Amazonas hasta México D. F. y de allí tomaron un avión que los llevó a Londres, no sin antes dar una par de vueltitas en el Atlántico por culpa de una tormenta. Una vez en Londres, ya había caído la noche. Sebastian le echó un vistazo a la pierna de su amo, que no tenía nada serio.
-Solo es una torcedura. Un poco de descanso y a correr.
-Más te vale, porque como por la mañana tenga gangrena, se arma la Mundial.
Ciel se fue a dormir y Sebastian a rezar porque no le pasara nada a la pierna de su amo. Ey, hay que hacer esto más veces…
-¡¡NO!! –saltaron amo y mayordomo.
Pos va a ser que no, entonces.
ayal92 Sirviente
Cantidad de envíos : 401 Edad : 31 Localización : Acosando a Sebastian Fecha de inscripción : 25/04/2012
Tema: Re: En esta Mansión Uno no se Aburre Miér Feb 05, 2014 7:31 pm
LOOOOOOL
Sebastian, Seven Sins NOOOOO matad a la vieja antes de que empiece a pactar con el diab- perdon, con Undertaker y llene Europa de zombies. Bueno, eso si no lo hace antes Grell quien por cierto no sabe hacer negocios. Llevate a Sebas al huerto y luego le sacas fotos!!Ains...
Y la aventura Indianajonesca XDDD Pobre Ciel, si es que debería quedarse en casa y ver a Sebastian hacer el trabajo por TV. Muy, muy bueno, con esta mierda examenes necesito reirme de vez en cuando. Gracias!
Hwesta Duque
Cantidad de envíos : 1263 Edad : 31 Localización : Por ahí andaré Fecha de inscripción : 14/08/2013
Tema: Re: En esta Mansión Uno no se Aburre Jue Feb 06, 2014 11:34 am
Me alegra que te guste, ayal ^^ Hasta el domingo no podré subir más porque me voy mañana y vuelvo el sábado noche, que es la Japan Weekend en Madrid Hasta entonces, disfrutad del finde y enjoy!
Capítulo 33:
¡Buenos días, por la mañana!
-¡Hostia puta!
Me da que buenos no van a ser…
-¡Me cago en el puto barco de Chanquete!
Ciel empezaba bien la mañana, gritando y berreando como un gorrino en el matadero. Ante las insistencias, Sebastian fue a ver qué pasaba.
-Señor, ya me tiene hasta la mismísima po… ¡Dios bendito, ¿qué ha pasao?!
Ciel estaba en el suelo con las mantas y las sábanas y la almohada y todo.
-¿Se ha vuelto a caer de la cama? Si es así, ¿para qué berrea tanto?
-¡Me duele la puta pierna!
Sebastian se acercó para ver mejor la pierna. Aparentemente, estaba bien.
-¿Cuál le duele? –preguntó alternando la mirada entre las dos piernas-. No me diga, la del medio.
*Badum tss*
-¡Gilipollas! La izquierda.
-¿Qué izquierda, la suya o la mía…?
-¡Sebastian! ¡Ya la tengo bastante hinchada, no me hinches también las pelotas!
-Bueno, bueno…
Sebastian le echó un vistazo a la pierna izquierda de su amo. Efectivamente, estaba hinchada en la zona del tobillo y cada vez que apretaba, Ciel gritaba.
-¡Deja de tocar ahí, mamón! Que sabes que me duele.
-Sí, no me engaña ni nada.
-¿Qué motivos tendría para engañarte?
Sebastian se le quedó mirando a modo de respuesta.
-Bueno, le escayolaré la pierna y listos.
-¿Eh? ¿Tú estás tonto? ¡Llévame al médico!
-Andaa. Si esto con reposo se cura en un pispás.
-¿Y tú qué idea tienes de escayolar piernas?
-Bueno, construí unas cuantas iglesias y catedrales antes de servirle. Digo yo que algo se me habrá quedado.
Sebastian apareció vestido de obrero con la masa lista.
-¡Quita, quita, quita! Seguro que me la escayolas y luego pierdo la pierna. Prefiero que me vea un profesional.
-Vale, pero no hace falta que salga por la ventana, joven amo.
Sebastian llevó a Ciel al hospital de Londres. Una vez allí, pidió cita en Urgencias.
-Espere a que le llamen.
-Gracias.
Uy, malo…
-¿Qué te han dicho?
-Que ahora nos llaman.
Sí, sí, ahora. Una hora esperando a que el médico les llamara.
*Ciel Phantomhive*
-Me voy a cagar en los muertos de todo el hospital. ¿Qué puto servicio de mierda es este?
-Cálmese, señor, que tendrán mucho trabajo.
-Ni trabajo ni leches. ¿Cómo es posible que para una urgencia tengas que esperar una hora? ¡Llego a tener una bala en el cuerpo y ya la habría palmado!
-En fin…
Sebastian llevó a su amo, ahora en sillas de ruedas, cortesía del hospital.
-Cierto, mire qué silla de ruedas le han dejado –sonrió el mayordomo.
-Es que si no me la dan era pa denunciarles.
-Le llevaba yo en brazos.
*¡¡Aaaaaahhhhhhh!!*
¡Hostias! Las pesadas del otro día. ¡Fuera, fuera, fuera!
*PLAM*
Fiu… Sebastian llevó a Ciel a… ¿Adónde teníais que ir?
-Esto… Segunda planta.
En la segunda planta encontraron al médico con el que le habían citado.
-Veamos… Ah, no, lo siento, esto es pediatría. Para la pierna tienen que ir a traumatología.
-Y… ¿dónde está traumatología? –preguntó Sebastian.
-Quinta planta, tercer pasillo a la derecha puerta Z.
Fueron para allá, pero no había ninguna puerta a la derecha.
-Se habrá equivocado –dedujo Ciel-. A ver la izquierda.
A la izquierda había un médico enfrascado en sus documentos. Al verlos, les preguntó cínico qué querían.
-Disculpe, ¿es esto traumatología?
-No, esto es cardiología. Traumatología está en la primera planta, pasillo U, puerta 53.
-¡¿Ehh?! –dijeron Sebastian y Ciel a la vez.
-¡Márchense! ¡Y cierren la puerta!
El médico cerró la puerta en las narices de los dos hombres que tuvieron que bajar en ascensor hasta la primera planta.
-Me supongo que es aquí… -Sebastian abrió la puerta-. Buenas…
-¡Oh! ¿Qué hace? Esta es la planta de natalidad.
-Disculpe, matrona…
-Joder, buscamos traumatología… ¿Qué es eso que sale de esa señora…?
-¿Traumatología? Han cambiado los despachos, bajen a preguntar a recepción.
-Sí, los han cambiado y me da que los cambian sobre la marcha –Sebastian empezaba a mosquearse.
-Sebastian, corre ¡No sé qué es eso pero me da muy mal rollo!
-Un jodío parto, señor –respondió Sebastian cerrando la puerta-. Te vas a enterar, te voy a tirar por las escaleras…
Sebastian y Ciel bajaron las escaleras hasta llegar a recepción. Vaya palizón, subiendo, bajando, vuelta a subir… En recepción, Sebastian preguntó por traumatología.
-Está en la planta tercera, pero antes tienen que rellenar el formulario del seguro médico.
-¿El qué? –preguntó el mayordomo.
-Es un documento que deben rellenar para demostrar que están registrados en la Seguridad Social y tienen cuenta en Sanidad Pública.
-¿Eeeehh? –Ciel flipaba en colores.
-Tras rellenar el formulario lo entregan y yo les doy el volante para ir a traumatología.
Esto es peor que el Templo del Agua de Zelda. Como fuera, Sebastian rellenó el formulario y se lo entregó, pero recepción estaba cerrado.
-Si estaba aquí hace un momento.
-Ha ido a comer, puede ir al piso sexto y preguntar por John.
-¿Y no podría darme usted lo que tuviera que darme su compañera? –preguntó Sebastian.
-Son normas, lo siento.
-Sebastian, empiezo a plantearme seriamente lo de que me escayoles tú la pierna.
-Bueno, vamos al piso de traumatología si es que los putos despachos de Hogwarts se están quietecitos.
Subieron en ascensor hasta dar por fin con traumatología.
-¿Tienen el volante del médico de cabecera? –preguntó el traumatólogo.
-¿Qué mierdas es eso? ¡Esto es una urgencia!
-Lo siento, pero sin el volante no puedo escayolarte la pierna, pequeño.
-¡Estamos con esas! Lo reviento vivo.
-Cálmese señor no sea que tengan que operarle de una hernia también.
-Solo necesito el volante y le podré escayolar la pierna.
¿Esto es un Hospital o mi facultad?
-Pero habrá que pedir cita previa para el médico de cabecera… Y tardan muuucho.
-No desespere, señor –Sebastian tenía un as en la manga.
Hospital p`arriba, hospital p`abajo… Sebastian y Ciel ya saludaban hasta a las señoras de la limpieza de las vueltas que dieron por el centro. Cuando tenían algo listo, los redireccionaban a otra consulta que les pedía otro volante y así hasta tener catorce mil volantes que Sebastian acabó por usar a modo de papel higiénico.
-¡Esto es una casa de locos! –saltó Ciel ya caída la tarde-. La gente está peor que que que que…
-No se preocupe, señor. Le recuerdo que tenía un as en la manga.
El mayordomo fue al despacho de un médico de cabecera, birló un volante y lo rellenó.
-Es que eso de esperar tanto… No me sale a mí de la punta la polla.
Sebastian entregó el codiciado volante y el traumatólogo, tras mirarlo de arriba abajo, accedió.
-Pasen.
Tras pasar todo el día en el hospital, p`arriba y p`abajo, Ciel pudo tener su pierna escayolada.
-Madre mía, qué horror de día –suspiró instantes antes de que el médico fuera a inspeccionarle.
-Ya terminamos, señor.
De pronto, entró una enfermera en el despacho.
-¡Doctor! El volante que le han dado esos hombres es falso.
El traumatólogo se volvió hacia Ciel y Sebastian, que sonreían como niños buenos pero acabaron de patitas en la calle.
-Créame que las hay peores… Parece ser que hay que pedir cita en el médico de cabecera sí o sí. Hmmm.
Sebastian urdió un plan y si no tenía solución, le daban por culo al hospital.
-Y que sea la última vez que vamos de aventuras por ahí, señor.
-Sí, sí, sí. Y hago la Romería, lo que sea con tal de que me curen la pierna.
-Peregrine a Santiago, dicen que eso es mano de santo y nunca mejor dicho.
Sebastian, peregrinar a Santiago te expía los pecados, no te cura la pierna.
-Oh, pues alguna catedral habrá en el mundo.
Ahora que esté en el culo del mundo… Bueno, Sebastian fue a ver al médico de cabecera de Ciel y a base de amenazas le obligó a firmar el volante y por si eso no fuera poco, le obligó a acompañarles a traumatología por si la enfermera de los cojones decía que era falso.
-Y como siga insistiendo, me la cepillo pa que se calle.
¡Sebastian! No, si se nota cuando estás cabreado, chaval. Por fin, Ciel recibió el trato que se merecía.
-Vaya, tienes la tibia y el peroné destrozados.
Te ha tocado el gordo, Ciel.
-Y no solo eso, se te ha infectado. ¿Cómo no has venido antes a que te viéramos?
Aquello fue la gota que colmó el vaso. Sebastian esperó a que le escayolaran la pierna a su amo para partírselas al traumatólogo.
-Su puta madre va a volver aquí. Manda huevos vuestro sistema sanitario –mascullaba el mayordomo mientras se alejaba de allí.
-Y para tu información –añadió Ciel al doctor-, no he podido venir antes porque me han tenido toda la mañana p`acá y p`allá en el hospital. A ver si espabilamos un poquito.
El niño pasó con la silla de ruedas por encima del médico, que aulló de dolor.
-Hijos de puta…
Al caer la noche, Ciel y Sebastian llegaron a casa, donde el servicio entero corrió a ver qué tal estaban.
-¿Dónde habéis estado toda la mañana?
-En el hospital.
-Coño, sí que habéis tardado poco –comentó Brad.
-¡¿Poco?! Mira, no me hables de eso que es que te juro que vuelvo y les reviento la boca.
-No se preocupe, señor. Ya me encargué yo de eso –Sebastian sonreía tratando de parecer simpático, pero todos sabemos que en realidad la liado bien gorda. Y es que voló por los aires el hospital.
-¡A tomar por culo ya, maricones!
Este mayordomo es de armas tomar.
Helena Bentacour Jardinero
Cantidad de envíos : 94 Fecha de inscripción : 04/02/2014
Tema: Re: En esta Mansión Uno no se Aburre Jue Feb 06, 2014 11:03 pm
LOOOL!!!
Todas las aventuras me han hecho pensar que estan en drogas xD Amoo tu humor amo ver a Ciel maldecir y amo tu fic!
Pobre Tanaka y Snake se quedaron fuera por 938393993 episodios
Sigue asi n.n
Hwesta Duque
Cantidad de envíos : 1263 Edad : 31 Localización : Por ahí andaré Fecha de inscripción : 14/08/2013
Tema: Re: En esta Mansión Uno no se Aburre Dom Feb 09, 2014 11:54 am
Capítulo 34:
Ciel descansaba plácidamente tras un día de aventura en el Amazonas y un día de locos en el hospital. Oh, parece un angelito…
*Turututú-tutuuuuu*
-¡A mí la guardia! ¡El diablo ha vuelto! –saltó Ciel nada más despertarse.
-Soy un demonio, señor.
-Eh, ¿ya estás otra vez? Que son las dos de la mañana…
-Sí, la hora perfecta para peregrinar.
-¿Eeeehhhhh? Tú lo flipas.
-Dijo que si le curaban la herida, hacía la Romería. Pues ale, que se vea que es usted de palabra.
-¿Tú sabes dónde queda eso, alma de cántaro?
-Sí, un pelín lejos pero, eh, yo me tuve que ir a Finlandia a buscar al pavo aquel y no me he muerto.
-Pero… Esto hay que prepararlo con antelación…
-Sí, ya está todo listo. Solo dígame: la hacemos a pie, a caballo, en carreta…
-En furgoneta *Badum tss* Me vuelvo a sobar que estoy mu cansao…
Sebastian le quitó las sábanas de golpe y le pegó una patada a la cama para que su señor cayera al suelo.
-Vamos que la procesión nos espera.
Eh, chicos, la Romería es una manifestación religiosa popular católica andaluza en honor de la Virgen del Rocío y se celebra el Domingo de Pentecostés. ¿A qué día estamos?
-A… 9 de febrero.
-Anda que no queda.
-No ves, la experta nos dice que nos aguantemos. Ale me vuelvo a la piltra.
-Fijo que pillamos el domingo ese si nos ponemos en marcha ya.
-Hombre, desde Londres hasta el Rocío…
-¿Lo ve? Vamos de excursión, señor.
-Jo…
-Como se queje, hace la Romería de rodillas marcha p`atrás.
-¡Qué ilusión, que no vamos de procesión!
Virgen del amor hermoso. Pues nada, convencido por Sebastian, Ciel y su mayordomo peregrinaron hasta Andalucía para hacer la Romería del Rocío, en Huelva. Os vais a torrar de calor, ya os aviso.
-Jooooeeee.
-Siga quejándose y le visto de sevillana.
-¿Falta mucho?
-Sí. No hemos entrado ni en Andorra.
-Ay, señor, mátame.
Después de que cuando te torturaran y conocieras a Sebastian dijeras que no existe me da a mí… *bostezo* ¡Qué rollo! La Romería es un tostonazo…
-Ale, démonos la vuelta que seguro que hay trabajo que hacer.
-A callar que después a la vuelta vamos a pasar por Santiago de Compostela.
-¡No me jodas!
Pobre Ciel, qué tortura.
-No lo sabes tú bien…
Los dos hombres atravesaron la península, enfrentándose a los elementos.
-Mm, qué gustito en Cataluña. Un tiempo perfecto…
-¡Coño! ¡Qué frío en Guadalajara!
-La virgen, qué calor en Jaén…
También se enfrentaron a bandoleros y asaltantes.
-Chacho, dame algo por tu madre.
-Eh, no, lo siento…
-¡Me muera aquí y ahora!
-Ha dicho que se quiere morir. Sebastian, lúcete…
Pero ante todo, tuvieron que enfrentarse mentalmente a la situación del país.
-Ay, si es que con esta crisis…
Eh, eh, eh, eh, eh… En 1889 en España no había crisis.
-Cierto, pero las actualizamos. Total, esto es una parodia…
Sí, también es verdad. Adelante con ello.
-Ay, si es que a ver si echan al presidente…
-Si es que con tantos impuestos no tenemos ni pa pan.
-Joe, sí que están chungos los españoles.
Sí, dentro de 130 años. Volviendo a lo nuestro… Sebastian y Ciel, una vez alcanzada Andalucía, hicieron la Romería como Dios manda.
-Ah, ¿que no la hemos empezado ya?
-Hemos hecho una excursioncita, señor. Ahora empieza lo bueno. Mire, vamos a afiliarnos a una Hermandad…
-Sí, claro, ahora mismo. Que yo solo lo dije en plan coña. Y aquí me tienes, haciendo la Romería de verdad, que por cierto no sé ni de qué va.
Haber empezado por ahí. Mira, se empieza 50 días después de Semana Santa, es decir sobre mayo, junio. Y ahora tenéis que hacer una procesión, es decir, ir con mogollón de peña a la ermita de la Virgen del Rocío.
-¿Me estás diciendo que me he recorrido toda España para ir a adorar a una virgen sabiendo que insulté el nombre del señor? (Por cierto, me has cambiado el guión).
(Eh, sí, esa boquita no se mete con ninguna divinidad de ningún tipo).
-Más o menos, señor.
Oye, luego si queréis podéis iros a tomar un rebujito por ahí.
-Mira, eso sí. A modo de compensación.
Así pues, Sebastian convenció a varias hermandades para que peregrinaran antes de tiempo al Rocío. Y por fin, tras varios días de caminata y penurias, llegaron a la ermita de la Virgen del Rocío ¡Un fuerte aplauso!
*CLAP*
-Bueno, una experiencia más que me llevo –comentó Ciel en el viaje de vuelta-. Lo que no entiendo es por qué tuve que hacer el santo camino vestido de flamenca.
-Porque le dio la gana. ¿Y cómo es que no se ha quitado el vestido todavía?
-Es cómodo…
-Muy bien, ahora camino de Santiago de Compostela.
-¡Las narices!
Sí, ¿por qué no lo dejamos para otra ocasión?
-Los capítulos terminan cuando el joven amo se va a la cama. Bien, dormiremos en un albergue chungo de por aquí e iniciaremos la caminata mañana por la mañana.
Sebastian, mi vida, estáis en Huelva, Santiago queda en la otra punta del país y con deciros que desde la provincia más cercana a Santiago se tarda una semana levantándose a las 5 de la mañana y caminando hasta las 10 de la noche… calculando así por encima… Podéis tardar mínimo un mes.
-Bueno, pues un mes de caminata.
-¿Quieres que se me aparezca la Virgen o algo? Porque acabo de ver a una.
-No, nada de eso. Quiero putearle.
-Yo te putearé a ti.
La cuestión es: ¿vais a dejar tanto tiempo al servicio solo en la casa?
………………
-Como que dejamos el Camino de Santiago para otro momento, ¿no, señor?
-Sí, cansino. Llama la Tardis que nos recoja.
-Eso está hecho.
Menos mal que se me ha ocurrido eso. Y no, el servicio estuvo muy tranquilo. Es más, aprovecharon el peregrinaje para irse a una convención de ciencia en Alemania. Qué bien vivís, jodíos.
Hwesta Duque
Cantidad de envíos : 1263 Edad : 31 Localización : Por ahí andaré Fecha de inscripción : 14/08/2013
Tema: Re: En esta Mansión Uno no se Aburre Lun Feb 10, 2014 11:45 am
Capítulo 35:
Bueno, otro día aquí, al pie del cañón. Tras hacer la Romería, Ciel acabó tan cansado que descansó lo nunca visto. Y me supongo que a modo de venganza el otro maricón le preparará una buena.
-Tiene pendiente peregrinar a Santiago de Compostela.
Sí, pero es más normal. Es decir, es más divertido haberle visto haciendo la Romería vestido de sevillana.
-Cierto. De todas formas, yo también me vería implicado y no me apetece tanto hacer el caminito ese.
Pues nada… Será un día aburrido…
-¡Aburrido las narices! –saltó Brad entrando de sopetón en la cocina-. Mira por la ventana, Sebastian.
No, más zombies no que nos repetimos como el ajo.
-Qué demonios zombies. Mira, Sebastian.
Sebastian se levantó de su silla y miró por la ventana.
-¡Madre mía!
¿Qué pasa? ¿El apocalipsis? ¿Grell en bañador? ¿Los testigos de Jehová?
-Lo tercero se aproxima. Es Grell con Will. A ver qué quieren…
Sebastian fue a recibirles de mala gana. Nada más verle, Grell saltó sobre Sebastian, que cerró una de las hojas de la puerta, estontonando al pobre Shinigami.
-Buenos días, Bassy –dijo Grell, magullado.
-Hola, demonio.
-¿Ya estamos con esas? Qué pesadito te pones a veces, macho. Por cierto, ¿qué hacéis aquí?
-Hemos estado viendo tu informe y nos hemos dado cuenta de una cosa.
-¿Mi informe? ¿Me estáis espiando a lo Matahari?
-Díselo a este que fue el que puso las cámaras y los micros.
-Yujuuuu.
Grell se llevó un buen hostión por parte de Sebastian, concretamente acabó con una estatua encima.
-Aaay…
-¿Y qué pasa con mi informe?
-Según el informe, no has hecho el cursillo básico de mayordomos.
-¿El qué?
-Un cursillo, tipo como lo que hacemos nosotros, para tener la licencia de mayordomo.
-¡Soy mayordomo porque me sale de la punta`l nabo! ¿Qué pasa?
-No puedes ser mayordomo sin licencia –resumió Will ajustándose las gafas.
-¿Y?
-Que por lo tanto no puedes servir a ese niñito –respondió Grell.
-¿Y?
-Que no te llevarías su alma, hostia –Will empezaba a impacientarse.
Aquello ya preocupó a Sebastian. Si no se llevaba el alma de Ciel, todo lo que había hecho se iría a tomar por culo no, lo siguiente.
-¿Dónde tengo que hacer el cursillo ese?
-En la Academia en la que estudiaste.
-Noo, ¿otra vez allí? Creía que ese capítulo de mi vida ya estaba cerrado…
-Pues te toca volver a ir o pierdes a tu señor.
-De todas formas, Will, tú no eres quien para decirme lo que tienes que hacer.
-No, pero puedo informar a tus superiores de que te has saltado las reglas.
-Los demonios somos independientes, que no te enteras…
-Sí, pero por encima vuestro está el Diablo, ¿no?
……………
-Mira, hago el cursillo y así de paso desconecto de esta casa de locos.
Sebastian se fue con Grell y Will, dejando la mansión a cargo del servicio.
-Sebastian no está… ¡Fiesta!
Ciel desayunó aquel día en la cama y con el pijama puesto se pasó el día con el servicio de parranda, jugando al Scalextric y a la play para luego comer pizza y empezar una fiesta con bola de espejos y todo. Corred las cortinas o algo, que como os vea Sebastian se os cae el pelo.
Mientras, Sebastian volvía a su Academia en el infierno para sacarse la licencia.
-Es la primera vez en millones de años que me pasa esto.
-Las leyes cambian con el tiempo, demonio.
-Vuelve a llamarme así y la puerta principal se vuelve giratoria de la hostia de que te arreo.
-Oh, qué genio gasta mi Sebas…
Grell, siempre te llevas los golpes, corazón.
-Ya veo…
-¿Y qué coños pintáis ahora aquí?
-Para asegurarnos de que haces el cursillo.
-No os fiais ni de vuestra sombra.
Sebastian preguntó en conserjería por el cursillo de mayordomo.
-¿Su nuevo señor le ha requerido que sea mayordomo? –preguntó el bedel.
-Sí, es el disfraz idóneo para trabajar para un conde.
-Déjeme ver su historial… Ahora se llama Sebastian Michaelis, ¿no?
-Sí.
-Ha sido cazador, recolector, agricultor, maestro, médico, herrero, soldado, zapatero, mozo de cuadras, cocinero, peluquero, cabaretera, pistolero, ingeniero…
Joder, has sido de todo, machote. Una hora hasta que el bedel dijo todas las profesiones que cur´so Sebastian a lo largo de su vida. Grell y Will acabaron por dormirse del aburrimiento.
-Sí, he sido todo eso.
-Sí, entonces le falta ser mayordomo. Bien, rellene la siguiente solicitud y entréguela en secretaria.
-Muchas gracias.
Al igual que cuando empezamos un curso nuevo en la facultad (mal rayo los parta a todos), Sebastian rellenó los papeles y los entregó en Secretaria.
-Bien, el cursillo empezará en media hora. Son doce horas intensas y al final se les entregará un diploma.
-Fantástico.
Bueno, eso para vosotros es muy poquito, la verdad.
-Sí, suerte de los cursillos de aquí. Ahora a esperar media hora… Vale, me voy a clase.
En el cursillo, Sebastian “aprendió” lo que ya sabía. Grell y Will observaban atentos la evolución del cursillo mientras que los demás compañeros de Sebastian le miraban con sospecha.
-¿Estás seguro que no has sido mayordomo antes? –le preguntó el profesor en un momento dado.
-He sido de todo en esta vida. Lo que hago es aplicar lo que sé.
-Pues cualquiera diría que sí has servido como mayordomo al menos una vez.
-Me muera aquí si eso fuera verdad.
Parece que la vena choni bastó al profesor para creer a Sebastian. Al final del día, Sebastian recibió su diploma de mayordomo y volvió a casa.
-¿Contentos ya?
-Sí. Hemos hecho que pierdas un día sin recolectar almas.
-Hijo mío de mi vida, eres peor que un grano en el culo.
Sebastian entró en la casa y vio el desmadre que se había montado. Al verlo entrar, todos dejaron de hacer lo que estaban haciendo.
-Me voy un rato a hacer un cursillo sin el cual podríais no volver a verme el pelo en vuestras putas vida… ¿Y os encuentro de fiesta?
-Sebastian…
-¡El servicio ya está limpiando esto y dejándolo como los chorros del oro! ¡Señor, bájese de la bola de espejos! ¿Tiene síndrome de Miley Cirus o qué? Los demás, a la puta calle.
Bueno, ahora sí que puede creerse su papel de mayordomo, la verdad. Me pregunto si Claude habrá hecho el cursillo…
Hwesta Duque
Cantidad de envíos : 1263 Edad : 31 Localización : Por ahí andaré Fecha de inscripción : 14/08/2013
Tema: Re: En esta Mansión Uno no se Aburre Mar Feb 11, 2014 12:10 pm
Capítulo 36:
Bueno, aquí estamos un día más en la mansión Phantomhive… Esto, ¿dónde está todo el mundo?
-Se han ido de madrugada a Londres, que el joven amo tenía un juicio.
¿Quééééé? ¿Y eso?
-Parece que ayer por la noche se escapó para irse de parra y bueno…
La liaría parda por ahí, ¿no?
-Sí, creo que sea ha cargado parte de un bar y ha agredido gente… Lo típico, hay distintas versiones, unas más recargadas y otras más fieles a la realidad. ¿Cuál es la verdad? Para eso están los tribunales.
Bueno, después de la filosofía de Snake, en los juzgados de Londres, Ciel aguardaba con Sebastian en la sala de acusados. AY, alma de cántaro, lo que no te pase a ti…
-Tiene suerte de que yo sea su “abogado del diablo”.
*Badum tss*
-No sé si es suerte o mi condena por adelantado.
Mucho ánimo, Ciel. El juicio empezó a las nueve en punto clavadas. Sebastian en el banquillo de la defensa, Ciel en el banquillo de los acusados.
-Se inicia la sesión en el juicio de Ciel Phantomhive. Preside el honorable juez Undertaker.
-¿Qué? –saltó Ciel al oír el nombre del Enterrador.
El Enterrador estaba sentado en el sillón del juez, desfollándose como siempre.
-La puta que lo parió… -masculló Sebastian.
-Qué bien me lo voy a pasar, jejeje. ¿Están la defensa y la acusación listas?
-La defensa está preparada, su Señoría –dijo Sebastian, vestido con gafitas y el pelo de cuando es profesor. Póntelo de punta hacia atrás en plan erizo.
-Esto es un juicio serio, no Ace Attorney.
Mecachis. Pero así cambiabas de peinado, jo.
-*Ejem* La acusación está preparada… ¡¡Sebaaaas!!
-¡Mierda, grande y seca! –Sebastian se escondió tras su puesto. ¿Por qué Grell es la acusación?
-Porque el fiscal siempre pone la pena que debe pagar el acusado.
Si es que gana, claro.
-Así que… ¿adivina qué voy a pedirle al acusado?
-El acusado acepta. No hace falta realizar ningún juicio.
-¡¿Y mi opinión no cuenta?! –Sebastian dio la cara.
-Jo, jo, jo. He hecho bien aceptando el puesto de juez. Bien, tiene la palabra la fiscalía.
-Gracias, viejo.
Undertaker, puedes acusar a la acusación de desacato y penalizarle.
-¿Eh? ¿Por qué?
Un juicio es algo serio, no unas cañas entre amigos.
-Je, je, je, je. Me la suda los formalismos, pero sí, por llamarme viejo le caerá un buen paquete. ¡Penalización!
-¡No es justo…!
-¡Zasca!
Sebastian, no me robes las frases… En fin, que la acusación arranque de una vez.
-Bien, la acusación quiere demostrar hoy que el acusado, Ciel Phantomhive, ha cometido vandalismo en la noche de ayer, 14 de febrero. Se le acusa de destrozar el mobiliario de una discoteca del centro de Londres y de agredir a varias personas estado ebrio.
-La que has liao, chavalín. ¿Qué tiene que decir la defensa?
-La defensa… Lo confirma todo.
-¡¡Pero, Sebastian!!
-Joven amo, todas las pruebas están en su contra y son tajantes. Acepte la pena de la acusación y listo.
Sebastian, Grell te va a pedir algo a ti. Ciel, sea exculpado o no, no sufrirá nada.
……………
-La defensa quiere protestar. Mi cliente no pudo hacer todo eso. Mírenlo, es un tirillas. No sabe ni atarse los cordones de los zapatos.
-Te estás pasando…
-¿Qué pruebas tiene la acusación de que mi cliente cometió vandalismo?
-Pues unas cuantas, Sebas, mira: vídeos de seguridad, huellas dactilares, sangre del acusado… ¿Sigo?
¡La virgen!
-El tribunal acepta las pruebas. Añadidas al Acta de Juicio.
¿El vídeo de seguridad es fiable?
-Veamos… Se ve a una figura del tamaño del joven amo destrozando el bar, pero carece de sonido y se ve como si estuviera codificado. ¿La acusación se ha equivocado y ha presentado una cinta de Canal +?
-¿Qué tonterías dices? Claramente es el acusado.
-Pues dime tú en qué te basas, porque podría ser cualquiera…
-Testigos, Sebas, tengo testigos.
Ya era hora.
-je, je, je, je. Que la acusación llame a testificar a su primer testigo. Je, je…
-La acusación quiere llamar a Alois Trancy.
El que nos faltaba.
-Que el testigo indique su nombre y profesión.
-Alois Trancy, conde.
¿Eso se considera profesión?
-Bien, testigo, explícales a este tribunal de catetos lo que pasó ayer.
Pa cateta tú, tacones.
-¿Qué me has llamado?
-Que la acusación y la narradora sigan pegándose, je, je…
No, en serio. Alois, testifica:
-Yo estaba dando un paseo por Londres cuando oí gritos.
-¡Un momento!
-Coño, Sebas, qué susto me has pegado.
-Esto… ¿A qué hora cree que ocurrió?
-Sobre las 23:00.
-¿Cómo es que sale tan tarde a dar un paseo por Londres y solo.
-Me dio por ahí.
Vaya una justificación…
Cuando me acerqué, vi que Ciel estaba destrozando un bar.
-¡Un momento! ¿Qué hacía exactamente?
-Pues… Cogió una mesa y la lanzó contra el cristal de fuera… Luego agarró una botella y cortó con ella a varias personas…
-¡Protesto! Señoría, el testigo miente. Mi señor… cliente no puede levantar una mesa y lanzar contra el cristal. Además, eso no aparece en el vídeo.
-Es que la acusación grabó Jersey Shore encima y tuvimos que recortar un poco.
-Oh, bueno, de todas formas, mi cliente se fue ayer a la cama a las 00:00 porque se quedó celebrando San Valentín con su prometida. Entre eso y el viajecito desde la Mansión hasta Londres… Algo no encaja.
-¡Zasca! –Ciel se levantó de su asiento y señaló con el dedo a Alois. Ahora es el conde quien me birla las frases…
-¿Y bien, testigo?
-Yo, yo, yo… ¡Fiscal! Ayúdame.
-¿Yo? ¿Por qué?
-Tienes que conseguir inculpar al acusado, si no de qué sirve todo esto.
Los abogados y los fiscales hacen justicia. Si quieres ver rivalidad, te recomiendo el fútbol.
-Tú a callar –ordenó Alois.
Puto niñato…
-Si la acusación no dice nada en contra, la defensa acusa a Alois Trancy de cometer vandalismo y de querer inculpar a mi cliente.
Anda que ya te vale, Trancy. Qué perra has cogido con el pobre Ciel.
-¿La acusación tiene algo que decir? –preguntó Undertaker.
-¿Puedo poner la pena igualmente?
-No, ha perdido.
-Porras…
Qué juicio más rápido. Bueno, está Sebastian como abogado así que…
-¡Protesto! –gritó Alois. ¡Los testigos no pueden protestar!-. Da igual, había otro testigo conmigo.
-Je, je, je. Que suba a la tarima. Esto se pone interesante.
Alois abandonó la tarima de los testigos y subió… ¡¡!!
-Que el testigo indique su nombre y profesión, por favor –dijo Grell, cansino.
-Rivaille Levì, comandante de la patrulla.
¿Qué pintas tú aquí?
-Pues yo estaba de fiesta con los de la patrulla pero me dejaron de lado. Al rato me encontré a Ciel potando en la calle y nos fuimos juntos de cañas.
…………
-Alois, has cavado tu tumba. Si el testigo dice la verdad, que me da que sí, y estuvo con el acusado, mi cliente no puede ser el vándalo.
-¡Pruebas! ¡Saca pruebas!
Alois, deja al fiscal actuar, cojones.
-Nah, si a mí me da un poquito igual…
-¿Quieres pruebas? El puto vídeo. En él no aparece Levì y de todas formas no creo que dejara a mi cliente hacer todo eso.
-Fue él quien tiró la mesa. Sí, eso es.
-Y un coño con dos moños. Levì es mucho más alto que el señor… mi cliente. Confiesa.
-Jo, jo, jo… ¿La fiscalía no dice nada?
-¿Puedo ir al baño un momento? Se me ha corrido un poco de rímel.
Lo raro es que pidas permiso y no te hayas pirado para allá. Grell abandonó el tribunal y mientras seguía la fiesta.
-La defensa sigue culpando a Alois de manipulación y vandalismo.
-Muestra pruebas de ello.
Sebastian se arremangó.
-Para empezar, el testigo Rivaille estuvo con Ciel Phantomhive toda la noche. No aparece en el vídeo aportado por la acusación y su testimonio es completamente distinto al del otro testigo. Además de que se habría puesto a limpiar la escena del crimen en cuanto viera un cristal volando.
-Pero, ¿y las huellas y la sangre?
-Mi señor no tiene herida alguna así que esa sangre no es suya y puesto que todavía no se pueden hacer análisis de ADN, queda descartado. En cuanto a las huellas… Pueden estar ahí de antes. Mi cliente es un puto cierrabares.
-Je, je… Fue bonito mientras duró. Este tribunal sin permiso de nadie y con toda su jeta, declara al acusado, Ciel Phantomhive… ¡Inocente!
*Weeee* *Bravoooo* *Aplausos*
Joé, qué maja la gente que va al tribunal.
-En otro orden de cosas, este tribunal condena a Alois Trancy como culpable de vandalismo así como de manipulación de pruebas y de querer pasarle el muerto a otro.
-Hijo de…
-El culpable será juzgado por otro tribunal que esto a mí ya me aburre mucho. Se levanta la sesión.
Todos se fueron de la sala y, una vez en casa, Ciel y Sebastian celebraron su exculpación con el servicio.
-Esto, ¿y yo?
Ah, Levì, puedes irte a casa.
-El juez no me dijo nada, así que me quedé aquí.
¿Llevas cuatro horas de pie ahí sin hacer nada? Anda, que la patrulla te echará de menos.
ayal92 Sirviente
Cantidad de envíos : 401 Edad : 31 Localización : Acosando a Sebastian Fecha de inscripción : 25/04/2012
Tema: Re: En esta Mansión Uno no se Aburre Jue Feb 13, 2014 5:25 pm
Hospitales, romerias, cursillos de mayordomo, juicios... ains, lo que no le pase a esta gente XD Gracias por los capitulos. Por cierto, sugerencia: la Reina se harta de ver a sus mayordomos y perro guardian sudando de su trabajo y decide motivarles como en este video:
Bye!
Hwesta Duque
Cantidad de envíos : 1263 Edad : 31 Localización : Por ahí andaré Fecha de inscripción : 14/08/2013
Tema: Re: En esta Mansión Uno no se Aburre Dom Feb 16, 2014 11:33 am
Siento el retraso, que he tenido mogollón de trabajo con la facultad Pero seguimos aquí, al pie del cañón, petándolo xD Enjoy! Si alguien tiene alguna sugerencia, adelante, que se me agotan las ideas
Capítulo 37:
Vaya día tuvieron ayer con el juicio. Quien mejor se lo pasó fue Undertaker, eso sin duda. A ver qué hacen hoy… Bueno, todavía queda para bastante para el amanecer, pero conociendo a Sebastian, irá a tocarle los huevos a Ciel en un pispás.
*MEEEEEEEC*
-¡Dios! ¡Qué susto! ¡Me cago en la puta!
-A levantarse, señor.
-En serio, ¿lo haces adrede o qué?
-Arreando que la gente le espera para hacer el camino de Santiago.
Joé, tiene más ganas Sebastian de hacer el caminito que cualquier otro.
-Tú t`has fumao algo. Anda, largo de mi vista…
-Venga, señor, que tenemos que coger un vuelo a Madrid y desde allí hacemos el camino.
-¡¡Haaaalaaaa!! ¿Estamos tontos o qué? ¿Tú sabes el pedazo caminata que es esa?
Sí, para un capítulo no nos llega.
-*Suspiro* Vale, vale, cogeremos un avión a Vigo y desde allí iremos a Santiago. Pero no más quejas o hace el camino en un barril rodando cuesta abajo.
Curiosamente, Sebastian había reclutado a un montón de gente para hacer el camino.
-¡Ahí va la hostia…! –exclamó Ciel asomándose por la ventana-. Si está medio College ahí fuera.
-Sí, es donde más gente podía encontrar, además de su queridísima patrulla.
-¿La patrulla también se ha apuntado? Uy, qué divertido va a ser esto…
-A callar que aquí nadie se va a ir de fiesta ni de empalmada.
-Oh…
Sebastian y Ciel salieron al patio principal para reunirse con los demás caminantes.
-¿Otra vez zombies? –preguntó Eren-. ¿No íbamos a hacer un recorrido religioso?
No había amanecido todavía y hacía un frío que se cagaba la perra.
-Hagamos el camino ya –ordenó Ciel.
-Para entrar en calor, ¿no, joven amo? –sonrió Sebastian.
-Qué coño, para volver cuanto antes. Si quiero entrar en calor me bebo una botella de vodka.
-Me da a mí que se la bebería como si fuera cola-cao y no tendría mucho efecto.
Pues… Se fueron a Londres con un frío que pela y allí cogieron un avión a Vigo. Los aviones todavía no se han inventado… *Sebastian-chop*
-A callar que paso de coger más barcos.
Sebastian quiso cambiar de opinión cuando oyó la voz del comandante.
*Hola, guapas. Bienvenidas a Aerolíneas Michaelis. Os habla vuestra comandante preferida. Venga, poneos los cinturones que nos vamos.*
-Mira, Levi, tu novio –se burló Armin.
-Gilipollas –masculló el sargento.
-¿Qué hace el Vaquerizo aquí? –preguntó Ciel.
-¿Y sabe pilotar un avión? –Sebastian se aferraba a los apoyabrazos como si le fuera la vida en ello-. Me da que nos estrellamos nada más despegar.
-Uy, muchas esperanzas tienes tú. Explota el avión nada más arrancar los motores.
-¡Ay, no me diga eso! Que evacuamos esto.
No, no os dejan, descuida.
*Oye, guapa, tráeme una cervecita, porfa…*
Jooee…
-Qué horror, esto no puede estar pasando. Tiene que ser una broma. ¿Cómo va a pilotar esa maricona?
-Muy fácil… ¡Levì! Tú eres comandante, ¿no? Pues, ale, que se note.
Levì se levantó de su asiento de pasajero y se fue a la cabina de mando aunque volvió al cabo de unos segundos.
-Eren, Mikasa. Venid a echarme una mano.
-¡Me pido copiloto! –exclamó Mikasa saltando de su asiento.
-Mierda, ¿me toca ser la azafata?
Sebastian se quedó un poco más tranquilo cuando supo que Mario Vaquerizo no pilotaba, pero aun así estuvo tenso todo el viaje.
-Voy a darle un paracaídas y a lanzarlo al Atlántico.
-Canal de la Mancha, Sebastian. Estamos cruzando el Canal de la Mancha.
-Sí, de cuyo nombre no quiero acordarme *Badum tss* En serio, lo voy a hacer.
Sebastian no se quedaba tranquilo así que cogió, le dio un paracaídas a Mario Vaquerizo y lo obligó a saltar.
-Oye, y una cervecita para el camino.
-El mar tiene mucha espuma, alma de cántaro.
-Ah, vale, entonces un cigarrito, guapa.
-¡Que te vayas a tomar por culo ya! –Sebastian le dio un empujón y cerró la puerta-. Fiu, menos mal.
Al cabo de un rato aterrizaron en Vigo y desde allí hicieron el Camino de Santiago, con el profesor Michaelis a la cabeza. ¿Cuándo te has cambiado?
-En el baño del avión.
Bueno si te he visto hacer lo que los Sims así que… Sebastian organizó el grupo de salida a base de varazos y, una vez listos, emprendieron la marcha.
-¿Qué distancia hay más o menos? –preguntó Ciel cuando emprendieron la marcha.
-80 kilómetros.
El grupo entero se paró en seco, incluidos los de la patrulla que estaban acostumbrados al esfuerzo físico.
-Venga, que en dos días nos hacemos ese recorrido.
-Tú, demonio maricón, pero nosotros…
-¡Tirad p`allá de una puta vez si no queréis que os meta un viaje al Escorial!
El grupo se puso en marcha enseguida, incluso hicieron un trozo del camino corriendo.
-¡Venga, venga, venga!
Pues si una persona adulta se puede hacer un kilómetro corriendo en unos 5 minutos, 80 kilómetros los haría en 400 minutos que eso serían… Unas 6 horas.
-¡Tu puta madre en bicicleta! –saltó Ciel-. Esto va a ser mortal.
Bueno, ya que los capítulos abarcan una jornada, o hacéis el camino en tiempo récord, o hacemos un excepción o hacemos varias tomas del camino. Supongo que habrá que hacer una excepción. Emprendieron la marcha con el amanecer. Mientras recorrían los hermosos paisajes del norte de España, iban cantando, hacían paradas para comer, etc.
-¡We`re all living in Amérikaaa! ¡Amérikaaaa! ¡Is wunderbar!
¡De los 4 hermanos Jones, Levì era el mayor! ¡Levì Jonees, murió de corazóóón! ¡Solo quedan tres hermanos pa cantar esta cancióóón! (Ala, cómo os pasáis. El pobre Levì está llorando y todo, supongo. Pobrecito…)
¡Para ser conductor de Primera, hace falta ser buen bebedor! ¡Acelere señor conductor!
-Miedo me dan cuando volvamos en el autobús –murmuró Sebastian mirando por el rabillo del ojo a la tropa.
Cuando cayó la noche, se fueron a descansar.
-Buuaa, qué bien. Un descansito en un albergue de mala muerte…
-De eso nada, aquí bajo las estrellas como los vaqueros –dijo Sebastian tirándole a su amo un saco de dormir.
-¿Eh? Soy tu amo y señor.
-Y un cojón. Es mi alumno en este momento y hasta que volvamos a casa.
-Desde luego, qué mayordomo más hijo de puta tengo…
-¡Venga, chicos! Poneos alrededor de la hoguera que si eso cantamos algo con la guitarra y luego, clase de astronomía.
-¿Quién vota por matar al profesor Michaelis? –propuso Ciel levantando la mano.
La noche fue larga y tediosa, cantando canciones religiosas y observando el firmamento mientras Sebastian les contaba historias de las estrellas.
-Y entonces, la cabra que cuidó de Zeus se convirtió en una constelación y de ahí también viene lo de vía Láctea.
-Firmamento rima con testamento. Sebastian, haz el testamento y prepárate para morir.
Sebastian a su puta bola, contando más chapa sobre el firmamento y como no podía dormir, pues así hasta que amaneció.
-¡Vamos, chicos! ¡Levantaos!
Todos estaban perezosos, más aún después de la chapa del profesor Michaelis sobre astronomía
-¡Levantaos si no queréis que os pise lo huevos uno a uno!
Todos se levantaron de un salto, menos Mikasa que era de las pocas chicas y como no tenía huevos, la amenaza no era de mucho.
-Cualquier amenaza del profesor Michaelis me la paso por la brenca –dijo mientras recogía el saco de dormir.
-Ayer recorrimos 30 kilómetros. En otro día y pico llegamos.
-Dame un Red Bull, ya verás cómo llegamos antes.
Todos apoyaron la propuesta de Eren y se tomaron una bebida enérgica o un chute, la verdad. Estaban tan acelerados, que los de la patrulla llegaron a Santiago en el día mientras que los del College los alcanzaron por la noche. Jo, no han cantado nada…
-Y esta es la catedral de Santiago –anunció Sebastian una vez estuvieron allí, en la Plaza del Obradoiro-, ¿damos un voltio por ella?
Uno, dos, tres… Estaban tan acelerados que se recorrieron la catedral entera en cero coma.
-Oye, oye. Que no hemos “besado el santo” –dijo Armin.
Uno a uno fueron pasando frente al Pórtico de la Gloria para darse un cabezazo contra la imagen del santo. Eren casi se carga el pórtico, pedazo de bestia. Después, a medida que se suavizaba el efecto del Red Bull, dieron una vuelta por la ciudad.
-¡Qué gente más maja! No entiendo nada de lo que dicen, pero son muy simpáticos.
-¿Quere facer sexo comigo?
-¡Armin! Te has tenido que ir al burdel chino infiltrado –Mikasa lo agarró por detrás y tiró de él hasta donde estaba el grupo.
-Uy, a lo mejor está ahí Lau, que nos ha seguido.
-Muy aburrido tiene que estar ese chino para venir hasta aquí –comentó Sebastian.
-Benvido, Se ten alguna dúbida, pregunten.
-Buah, si es muy fácil entenderles –dijo Ciel cuando entraron en una tienda-. Armin es un poco retrasado.
Sí, porque leéis lo que dicen. Los oís hablando a toda hostia y no os coscais ni de la mitad. Tras dar una vuelta por la ciudad y comprar recuerdos, se reunieron en la Plaza del Obradoiro otra vez.
-Mira, conchitas para todo el cuartel –dijo Eren.
-Eso es que te has ido al mar y te has puesto a recoger conchas, fresco que eres un fresco –comentó Mikasa.
-Qué buena está la comida de este país –dijo Shasa, eructando. Salud.
-Yo no sé qué es esto, pero puede sernos útil para luchar contra los Titanes.
¡Virgen del amor hermoso! ¡Levi, devuelve eso ahora mismo!
-Me ha costado mucho cogerlo…
Si lo flipante es que hayas podido cogerlo. ¡Devuelve el botafumeiro a la catedral!
-Chicos, ¿qué pasa…? –Sebastian, como profesor que era, tenía autoridad-. ¡Dios mío! ¿De dónde has sacado eso?
De sus pelotas, no te jode. Por favor, devuélvelo que eso tiene más valor que vuestras vidas juntas. Además, ¿cómo piensas matar Titanes con eso?
-Fijo que con esto les desnucamos de un plumazo.
Levi, se necesitan ocho personas para moverlo. Ocho tiraboleiros para ser exactos.
-No sé por qué le dais tanta importancia a un cacho hierro de metro y medio de altura y que pesa 53 kg.
Levi es casi un clon tuyo pero en hojalata. Devuélvelo.
-Vale, vale. Pero si nos comen los Titanes, será culpa vuestra.
Sí, no pasa nada, que invoco a Zeus y a Hércules y se los cargan como antaño. Ale. Tras devolver el botafuimero, Sebastian les dio el día libre. Bueno, lo que quedaba.
-Bien, podéis iros de marcha esta noche, pero a las 6:00 en la estación, si no, arranco el autobús y me voy sin vosotros, panda de putas.
Los excursionistas se fueron de marchuqui por ahí y a las 6:00, de empalmada y con churros, estaban en la estación. El viaje en autobús duró una hora hasta Vigo y desde allí volvieron a pillar un avión. Eso sí, se quedaron con lo de cantar y estuvieron tres horas cantando sin parar.
-A la maripiliii la ha pillao el toroooo. Le ha metido el cuernooo por el chirimboloooo. Cuanto más corrííaaaa, más se la metííaaaa.
*CENSORED*
-Ya es demasiado tarde para poner eso.
Sí, pero ya no habrá más cancioncillas de esas. Una vez en Londres, se separaron los caminos de todos y Ciel y Sebastian volvieron a casa.
-Ale, ya no tengo nada más pendiente –dijo metiéndose en su cómoda cama.
-Se referirá a tema de viajes, señor. Tiene trabajo atrasado.
-¡Por tus putos viajes del demonio!
-Bueno, pero que sepa que tiene curro para rato.
-Sí, eres muy hijo de puta.
Eres quien mejor lo conoce y sigues criticando, niño.
Hwesta Duque
Cantidad de envíos : 1263 Edad : 31 Localización : Por ahí andaré Fecha de inscripción : 14/08/2013
Tema: Re: En esta Mansión Uno no se Aburre Mar Feb 18, 2014 11:53 am
Capítulo 38:
Un nuevo día, como siempre. A ver qué tal se levanta hoy el señorito…
-Yo nunca… He hecho un trío.
¿Perdona? Ay, la virgen. La fama de Ciel de cierrabares y de fiestero era bien conocida, pero de ahí a hacer botellón en su casa… y con la patrulla. Di que sí…
-Mejor hacerlo aquí, así Sebastian no me anda dando el coñazo con que no llegue tarde.
Ciel, Mikasa, Eren, Armin, Levy y Shasa estaban en un salón, en el suelo o los sofás, con varias botellas vacías a su alrededor.
-¿A quién le toca?
-Yo, yo –dijo Eren-. Yo nunca… He usado amoniaco como desodorante.
Levy bebió de la botella que tenía de la mano. Ahora era el turno de Mikasa.
-Yo nunca… He probado el sabor de los detergentes para ver si sabían igual que olían.
-¡Zasca!
-Ala, Levy, churra toda la botella porque lo del detergente es el pan nuestro de cada día.
Levy intentó beber lo que quedaba de botella, pero no pudo y acabó tumbado bocarriba en el suelo.
-Yo –dijo Ciel-. Yo nunca, he obligado a mis soldados a limpiar el cuarto de baño.
Pero dejad al pobre sargento, que está que no puede con su alma. Si parece el hombre de Vitrubio, con expresión y todo.
-Sí, la verdad es que hasta estando pedo sigue serio –comentó Armin-. Yo nunca he dormido abrazado a un váter.
Todos bebieron, incluido Levy que hizo un ademán. Os habéis pasado con él.
-Si es el que más ha bebido. Todo esto se lo ha trincado él solo.
Jooooeeee. ¿Y lo del váter?
-El Pato W.C ese atonta mucho –susurró el sargento. Está al borde del coma, dejadlo en paz.
-Venga, la última: yo nunca me he quedado a los anuncios de la tele para ver si echaban alguno de detergente.
-¡¡Bueno, basta!!
Sebastian irrumpió en el salón, corrió las cortinas de manera que entrara la claridad, cegando a los borrachines.
-Desde luego, todas las semanas lo mismo. Joven amo, tiene trabajo pendiente, vosotros bichos que matar, sargento, vaya al segundo piso a ayudarme con la biblioteca.
-Voy… -Levy se levantó tambaleándose.
-Madre, toda la noche cantando y bailando. Sois una vergüenza…
¿Cantando y bailando?
-Una lágrima cayó en la arena. En la arena cayó una lágrima…
-Ayer la vi bailando por ahí, con sus amigas en una calle de Madrid…
-Petra se llama mi amoooor…
Madre del amor hermoso.
-Sí, y yo aguantándome como un machote las ganas de echarle la bronca. Y Estos ahí, con dos cojones, dale que te pego.
Por su parte, la panda de fiesteros pasaba de Sebastian, que acabó cabreándose y mandándoles de un guantazo al jardín.
-¡Iros a otra parte a seguir el jueguecito!
Lo gracioso fue que le hicieron caso y siguieron el “Yo nunca…” en otra parte de la mansión, aunque Ciel tuvo que ausentarse por trabajo.
-Bueno, seguimos –dijo Eren-. Yo nunca he cantado “Mikasaman, Mikasaman, does what ever a soldier can” imitando la canción de Spiderman cuando usamos las cuerdas propulsoras.
¡Y empezamos el pique! Mikasa bebió de su vaso de absenta (ole, ahí, con dos cojones).
-Pues yo nunca he cantado “No sé qué me das que me hace volar” cuando usamos las cuerdas propulsoras.
Eren bebió de su bebida mirando con ceño a su hermana.
-¡Me toca! –dijo Armin emocionado-. Yo nunca he entrado en el baño de chicas.
Mikasa y Levy bebieron. Levy, cielo, que no estás pa tirar cohetes, para un poco.
-Un desafío es un desafío. *Hip* *hip*
-Levy, te toca –Armin zarandeó a su superior que se incorporó a duras penas.
-Yo nunca… He jugado al parchís.
Todos menos Levy bebieron. Turno de Eren.
-Yo nunca he quedado el primero en puntuación para ingresar en la Policía Militar.
Venga, eso no cuenta. En el yo nunca se dicen cosas íntimas.
-Pues… Yo nunca he usado bragas.
Nadie bebió. Mikasa… No me digas…
-Estamos en un país pobre y sin recursos.
¡¿Y no llegas para bragas?!
-Tampoco hay calzoncillos usamos otro tipo de ropa interior. Eren, has perdido el turno.
-¡Mierda! No lo sabía.
Turno de Mikasa.
-Yo nunca me he pillado la polla al subirme la bragueta.
La chica le tendió a su hermano una botella entera de vodka.
-Ale, enterita.
-No jodas –saltó Armin.
-Uh, de pequeño se la pillaba. Tenías que verle los lagrimones de dolor.
Eren bebió un cuarto de botella. Ya os vale, chavales…
-Pues, yo nunca le he tirado los tejos a…
-Oye, era mi turno, Eren.
Demasiado tarde, Mikasa acabó bebiendo de su vaso. Cededle el turno a Armin, anda.
-Yo nunca… -empezó Mikasa.
-Chicos, es el turno de Armin –intervino Levy-. Respetemos las reglas.
-¡Wi! Yo nunca… He perdido parte de mi equipo.
Eren bebió lo imbebible. Mikasa y Levy un poquito. En ese momento Sebastian abrió una ventana y se asomó por ella.
-¡¡Levy!! Tira pa la cocina que te espera el Fairy.
-Ay, mi hada madrina. ¡Voy!
No irás a dejar a estos gambiteros solos, ¿no? Nada, Levy se fue de allí corriendo y lo peor es que Ciel vino para sustituirle.
-¿A quién le toca?
-A Levy, que en este caso eres tú.
-Guay, yo nunca he besado a un chico.
Esto ya empieza a ser aburrido. Y cuándo se os acaben las bebidas, ¿qué hacemos?
-Vamos a la casa a por más.
Joooeee.
-Yo nunca le he mirado el culo a Petra –dijo Mikasa.
-¡Fue sin querer! –Eren bebió-. Yo nunca le he mirado el paquete a Levi.
-Eso sí que fue sin querer.
-Pues te quedaste un buen rato mirando.
-¿Tú qué sabrás?
-Me toca –dijo Armin, pero los hermanos estaban a lo suyo.
La pelea acabó por aburrir a Armin y Ciel, que se fueron de allí a ayudar a limpiar. Eren y Mikasa estuvieron picándose mientras los otros limpiaban la casa de arriba abajo.
-Con mi chándal y mis tacoones, arreglá pero informaaal. Esa canción está muy bien, Sebastian.
No me digas que le has enseñado… Virgen santa.
-Yo le agradezco sus consejos de limpieza, sargento. Aunque quizá sean un poco… Excesivos.
-El quitaesmaltes es mano de santo para las manchas de boli.
-Sí, pero deja la mesa sin brillo… Como se entere el joven amo me arranca la polla y baila un zapateao encima.
-Échale cera y arreglao.
Aya dos se han ido a juntar. En esto estaban cuando llegaron Ciel y Armin, pidiendo trabajo.
-¿Y los otros dos? –preguntó Sebastian.
-Dándole a la botella.
Levi se asomó por la ventana y meneó la cabeza.
-Aficionados.
Joé, hace poco tenía una cogorza del quince y aquí está, pasando el plumero en la mansión Phantomhive. Esto es la hostia. Tristemente, los soldados no se quedaron a cenar, por lo que Ciel cenó solo, sin compañía.
-Di que en realidad echas de menos colocarte con ellos –musitó Sebastian.
-Sí, lo reconozco. Jo, son tan divertidos…
-Ale, a la cama.
-¿Sin lavarme los dientes? ¡Yuju!
-Que te lo has creído.
Sebastian obligó a su amo a lavarse los dientes y después lo acostó.
-Ay, madre, menos mal que Levi me ha ayudado a limpiar, que si no…
-¿Has limpiado también el jardín? Porque lo dejaron fino…
-La madre que les parió.
Sebastian se fue de allí y bajó al jardín, pero allí no había suciedad.
-Este me ha hecho luz de gas y fijo que se ha vuelto a escapar por la ventana para irse de parra… Voy a atrancarle la puta ventana mañana mismo. ¡Eh! Que te veo.
Ciel volvió a meterse en la habitación al ver a Sebastian. El mayordomo saltó y cerró la ventana.
-Jodío niño…
-Sebastian, dónde hay un contenedor de reciclaje –dijo Levi, vestido de chacha y con una bolsa llena de botellas vacías en la mano.
-Ah, dámelas, ya las reciclo yo. Qué responsable, al menos tú recoges lo que ensucias, no como los otros cuatro mamonazos.
-Bueno, con tu permiso me voy a fregar los baños del cuartel. Buenas noches.
Y así termina otro día. Ale, a la piltra.
Hwesta Duque
Cantidad de envíos : 1263 Edad : 31 Localización : Por ahí andaré Fecha de inscripción : 14/08/2013
Tema: Re: En esta Mansión Uno no se Aburre Mar Feb 25, 2014 4:21 pm
Capítulo 39:
Un nuevo amanecer… Espera, ¿en un zulo? ¿Y a oscuras? ¡¿Qué me he perdido?! ¿Y las luces? ¡Las luces!
*Click*
Ah, mucho mejor… ¡¡Aaahhhh!! ¿Pero qué os ha pasado, chicos?
-Joven amo, despierte –dijo Sebastian mirando hacia Ciel y tirándole tierra.
-Cinco minutos más, porfa… -Ciel estaba sobadísimo.
-¡Que estamos encerrados en un cuarto de baño!
-¡No jodas! –Ciel se incorporó de un salto-. ¡Que me violan!
-Lo dudo mucho, señor –Sebastian levantó su pierna izquierda. Ésta tenía un grillete con una cadena. Sebastian estaba atado a un radiador.
-Pero si eres capaz de romperlo y venirte pa`cá y darle a mi culito suave y esponjoso.
-Eh, joven amo, ¿ve esa pantalla de ahí en frente?
Sebastian señaló con la barbilla una especie de espejo negro.
-Sí, ¿qué pasa con él?
-Acaba de aparecer un simpático muñeco diciendo que tenemos que salir, que es parte de un juego y que no sé qué más.
-¿Eh? No fastidies. ¿El tío de Saw nos ha atrapado? Si no me he drogado ni prostituido ni pecado ni nada.
-Según él, hemos servido a la reina y hemos matado gente inocente y blablá.
-Ya me estás sacando de aquí si no quieres que te reviente la boca –le ordenó el conde.
-Tiene que decírmelo… -empezó a recordarle Sebastian, puteándolo.
-¡Que sí, cojones! Sebastian, esto es una orden…
-¡No! ¡Alto!
En la pantalla apareció el muñeco de Saw. Ay, qué miedo…
-Tenéis que salir por vuestro propio medio, resolviendo los puzles, nada de ayudas.
-Tú no sabes a quién has encerrado, alma de cántaro –le dijo Ciel, cansino.
-Sí, a un niño muy malo.
-¿Va a dejar que le hable así, joven amo? –se burló Sebastian. Oye, eres muy cabrón a veces-. Sí, el joven amo a veces me grita por el pasillo: “¡cabrón, hijoputa, maricón!”. Así que tendré que hacerle caso.
-Eres peor que el gobierno, Sebastian –masculló Ciel.
-Bueno, mierdas secas. Seguid las putas instrucciones y no tendré que mataros.
-Yo te mataré a ti –saltó Ciel, enfadado.
-Jajaja, muy buena, chaval. Anda, al lío.
Dicho esto, la tele se apagó.
-Bueno, busquemos pistas –dijo Sebastian levantándose del suelo.
-Sí, no sé cómo. Si estamos atados.
-Hasta donde llegue su perímetro, joven amo –sonrió el mayordomo.
Oye, vale que estéis encerrados y tal pero ¿cómo os habéis hecho jirones la ropa?
-Oh, lo hice adrede para darle emoción.
Ya… Por si acaso me pondré la armadura, no sea que vengan las fans de Crepúsculo. En cualquier caso, Sebastian y Ciel buscaron pistas por el baño.
-Anda, ¡mira lo que me he encontrado! –Ciel sacó un par de sierras de un váter-. Con razón no funcionaba el váter.
-¿Eso qué es? ¿Juguetes sadomasoquistas?
-¡¿Tú en qué piensas?! –saltó Ciel, asqueado-. Esto es para romper las cadenas. Ale, toma una y a darle duro.
Ciel le tiró una sierra y ambos se pusieron a serrar.
-Oiga, joven amo, me da que no funciona.
-Tú dale.
-Me da que es para la pierna.
Ciel paró de serrar.
-Tú primero, Sebastian.
-¿Es eso una orden?
-No hay arma en el mundo que pueda matarte, gilipollas
-¿Y si son de Shinigami?
-¿Qué te hace pensar eso?
-Imagine que el Enterrador es el muñeco.
-No, no se andaría tanto por las ramas.
*Click*
-¿Queréis callaros, panda de putas, y poneros a jugar?
-Oye, muñecajo, me estás empezando a hinchar los huevos y no quieras verme con los huevos hinchados.
-Lo corroboro –dijo Sebastian.
-Una mierda que te comas.
-Vale, ya lo has petado, chaval –dijo Ciel-. Sebastian, sácame de aquí de una puta vez y démosle al tipo ese jalea real.
-Yes, my Lord.
Sebastian rompió su cadena y liberó a su amo ante las protestas de Saw.
-Ey, ey, ey. No podéis hacer eso, va contra las reglas.
-Las reglas aquí las pongo yo –dijo Ciel, liberado-. Sebastian, tráeme su puta cabeza.
-Sí, joven amo.
Sebastian abrió la puerta y se fue a buscar al muñeco. Llegó justo a tiempo para aparecer en pantalla.
-Joven amo, apague la tele, esto no es para menores.
-Los cojones. Esto se merece palomitas –Ciel se puso a ver la palizaca que le metió Sebastian al muñeco-. Cuando acabes, avisa, porfa.
Sebastian reventó al muñeco pero bien y luego fue a buscar a su amo.
-Ale, tiremos pa la casa.
-Esto… no… quedará así –dijo el muñeco a duras penas.
-Sebastian, sigue moviéndose. Remátalo.
Sebastian desapareció del cuarto de baño y apareció en la tele de nuevo para propinarle un último puñetazo al muñeco.
-Me parece que ya.
-Sí, pero como sabes que me flipa la piromanía, vas a quemar todo esto.
-No serás capaz –dijo el muñeco levantándose de nuevo y Sebastian pegándole otra vez.
-Uy, que no. Saca el lanzallamas, Sebastian.
-La barbacoaaa, eh, la barbacoa –cantaba el mayordomo mientras calcinaba el lugar.
De vuelta a casa, informaron a la Reina de que habían detenido al asesino.
-Ale, otro mérito más –se jactó el niño.
-Bueno, es hora de irse a dormir, joven amo.
-No, me voy de farra con la patrulla –Ciel se levantó de su asiento.
-Ay, qué mala vida se dan entre ustedes…
-Hoy Levi acaba en el hospital por un coma etílico. Vamos que sí…
Espera que no acabes tú en el hospital por una paliza. Sebastian ya pasaba del asunto, así que dejó a su amo marcharse de fiesta. ¿Y ellos son el ejército? Menos mal que tenemos a Sebastian, que si no.
-Hasta que me lleve su alma. Hija de puta, lo que cuesta conseguirla. Ya puede estar buena…
ayal92 Sirviente
Cantidad de envíos : 401 Edad : 31 Localización : Acosando a Sebastian Fecha de inscripción : 25/04/2012
Tema: Re: En esta Mansión Uno no se Aburre Mar Feb 25, 2014 4:37 pm
LOOOL, que cariño le ha cogido Ciel a la patrulla. Para el proximo bebercio yo les recomendaría el bar de Meliodas que seguro que se enrrolla y les hace precio. Y Saw que se pensó, que Ciel seguiría las reglas de otro? Si es que...
Hwesta Duque
Cantidad de envíos : 1263 Edad : 31 Localización : Por ahí andaré Fecha de inscripción : 14/08/2013
Tema: Re: En esta Mansión Uno no se Aburre Jue Feb 27, 2014 11:14 am
Capítulo 40:
-Muchas gracias por traerlo, Meli –dijo Sebastian cogiendo a Ciel a caballito.
-No es nada, Sebas y, por favor, llámame por mi nombre completo que Meli suena a chica.
-¿Eh? ¿Pero no eras gay?
*bostezo* Pero si son las 5 de la mañana, ¿qué hacéis…?
-Deberías estar narrando –me reprocha Sebastian.
-Los capítulos comienzan con el amanecer y terminan con el anochecer. No hago horas extras, cielo.
-Bueno, como veas. Me llevo a este al sobre aunque en un rato tendré que despertarle de nuevo.
Venga, hasta dentro de un rato…
-2 HORAS MÁS TARDE-
Amanece un nuevo día en la Mansión Phantomhive. Parece ser que anoche Meliodas tuvo que traer a Ciel a casa del trancazo que se había pillado. Sebastian lo acostó y dejó que descansara un par de horas. A las 7 de la mañana fue a despertarlo suavemente… Eh, ¿una tienda de campaña?
-¡Ale, espabilation! –Sebastian parecía Bert de Mary Poppins con todo el equipo musical puesto.
-¡Su puta! –Ciel se despertó del susto-. ¡Me vas a provocar un infarto un día de estos!
-Si es lo que quiero… A ver si se muere y me como su alma de una puta vez –Sebastian dejó a un lado los instrumentos-. Bueno, el plan de hoy es…
Eh, eh, un momento. ¿Cómo es que estáis de acampada en el jardín en vez de en el chaletaco.
-Nos lo han embargado –respondió Sebastian sirviendo el té matutino. No jodas…
-Sí, y esto es temporal hasta que venga mi ejército y recuperemos la mansión –Ciel tomó la taza de té y desayunó tranquilamente-. Has usado el agua de la manguera, ¿verdad?
-Sí, ahora, adivine qué manguera.
Ciel escupió todo el té que estaba bebiendo, inundando la tienda de campaña.
-Serás cerdo… Ahora por si las moscas no desayuno.
Y bueno, me supongo que tu famoso ejército será esa panda de gambiteros con los que sales de farra todas las noches, ¿no?
-Más menos… Ayer de fiesta hablé con los 7 Pecados amigos tuyos –señaló a Sebastian- y los de la Patrulla y quieren ayudarnos a recuperar la mansión.
¿Y no sería mejor pagar la renta? Tienes pasta por un tubo, así que…
-Hm, si eso fuera cierto, Meliodas me lo habría dicho… -Sebastian dudaba de si lo que decía Ciel era verdad.
-¡Te lo juro por Arturo, Sebastian! –Ciel temía que su mayordomo pudiera hacerle algo a su culito-. Vamos y te lo enseño.
-Venga, va.
Sebastian vistió a su amo y ambos se fueron de allí a un claro del bosque, donde esperaban parte de la Patrulla y los 7 Pecados Capitales.
-¡¿Qué pasa, peña?! –saludó Ciel cuando llegó a su lado.
-Ay, madre… -suspiró Sebastian. Qué bajo ha caído tu amo, ¿eh?-. Si conociéndole me lo esperaba y todo.
-Bueno, chicos, vamos a recuperar la mansión –dijo Ciel, decidido.
-Sí, que a Levi le va a dar un pallá como no entre a limpiar –dijo Eren, mirando preocupado hacia atrás. Levi sufría ataques de Tics-. Le hemos metido todo tipo de tranquilizantes y ahí sigue.
-Y Zoe quiere experimentar con él medicamentos nuevos –añadió Armin, preocupado.
-Bueno, pues entramos y limpiamos la casa de arriba abajo.
-¿Pero tú recuerdas el plan, Ciel? –Meliodas sonreía con picardía-. La mansión está ocupada, hay que limpiarlo de gente antes. Te crees que te lo iban a embargar y ya está.
-Ah, pues…
-Sí, la hemos jodido. ¿Cómo vamos a entrar 16 personas a tomar esa pedazo casa? –dijo Ban.
-Bueno, algo se nos ocurrirá –dijo Diane, animando a su amigo.
-Sí, pero deprisita que el sargento se nos va –Mikasa agitaba un pañuelo delante del rostro serio de su superior. No se nos morirá, ¿no?-. Qué coño, que se nos va a limpiar.
Tras unos segundos pensando, Ciel tuvo una idea.
-Bueno, es una propuesta pero… ¿Qué tal si entramos como si nada y vamos echando gente?
-¿Y si me lo deja a mí, joven amo?
-No, la gracia está en conquistarlo todos juntos. Además, pa eso no vienen mis colegas.
Sebastian reprimió las ganas de pegarle un hostión al niño.
-Lo que hay que hacer es cargarnos al jefe del escuadrón, como en el Assassins. Cuando nos lo carguemos, se pirarán los demás y el fuerte será pa nosotros –dijo Meliodas.
-¡Ah, vale! –saltaron todos.
-Lim…piar. Lim…piar
-Aguante, señor –Eren estaba más preocupado por Levi que por la misión.
-Vale, pues subamos al primer piso en plan chirigota y no nos harán nada –dijo Ciel.
-¿Chirigota? –repitieron todos, extrañados.
-Buscadlo en Wikipedia, mierdas secas –respondió el conde.
Las chirigotas son un grupo de gente que canta por las calles canciones humorísticas. Sí, menuda chirigota te vas a sacar de aquí, cada uno vistiendo de su escuadrón…
-Pues… varias chirigotas –dijo Ciel-. ¡Eso! Cada chirigota va por un lado y vamos limpiando la zona asignada. Improvisaremos las canciones sobre la marcha. ¡Ale!
Todos se encaminaron hacia la puerta y llamaron al timbre.
-¿No sería mejor colarse? –preguntó King.
-Somos una chirigota…
Varias, según dijiste antes.
-Bueno, varias chirigotas, da igual. Somos inofensivos.
-¡Pues menuda mierda! ¿Vamos a conquistar la mansión sin derramar sangre? Iros a mamarla…
-¡Ban, espera! –lo retuvo Diane.
*¿Sí? ¿Quién es?*
Ciel iba a responder, pero Sebastian se le adelantó.
-Pizzero.
*Ah, ya era hora. Pase*
La puerta se abrió emitiendo un terrible sonido y la panda entró dentro (menos Levi que se paró a engrasar las bisagras de las puertas). Una vez dentro, dejaron al sargento en una habitación del sótano, limpiando, y el resto se fue a matar al jefe. Una vez dentro, Sebastian iría con los 7 Pecados por el ala izquierda y Ciel y la Patrulla por la derecha.
-Nos reuniremos allí, Sebastian.
-Yes, my Lord. ¡Vamos chicos, yo os guío!
Sebastian se conocía la mansión mejor que Ciel (pa algo la reconstruyó como veinte veces) y él y su grupo llegaron antes de lo esperado arriba de todo. Por otra parte, la Patrulla deambulaba por la mansión, tratando de orientarse.
-¿Dónde está Ezio para usar su vista de Águila? –preguntó Armin.
-Si estoy detrás de Sebastian.
Todos se volvieron.
-¡Hola, Ezio! –gritaron.
-Llevo aquí todo el rato, hijos de puta –lloró el asesino.
-Sé útil y usa la vista de águila –lo apremió Ciel.
Ezio usó su visión y encabezó al grupo. Los guardas lo van a flipar cuando os vean.
-¡Eh! ¡Intrusos!
El acto reflejo de todos fue ponerse a la defensiva, pero Ciel los detuvo a tiempo.
-Recordad el plan…
Tenían que ponerse a cantar antes de que los guardas sospecharan.
-“Los príncipes y el rey se fueron a cazar. Se fueron a cazaaar elefanteees…”
Los guardas bajaron las armas.
-Funciona –susurró Ciel.
-“Ni una sola palabra, como se entere la prensa apasionada nos van a sacar cantares a pares hasta el amaneceee-e-e-eeer”
Los guardas se fueron de allí, mirándolos raros.
-Fiu, menos mal.
-Bien, seguidme.
-¿Y qué pasa con esos guardas? –preguntó Eren-. ¿No los matamos?
-Nah, déjalos. Les volvemos a cantar si los vemos de nuevo –dijo Ciel.
Mientras, un piso más arriba…
“Las muñecas de Famosa van a Londres a abortar, porque gracias a Gallardón en España es ilegal…”
Mientras despistaban a los soldados, Sebastian se los cargaba rápidamente y después tiraba los cadáveres por la ventana, donde Levi salía y los tiraba a la basura.
-Tengo que contratarle –murmuró Sebastian. Oye, ¿y el servicio?-. Por ahí andarán.
-Eso me recuerda… Espero que dejes mi puesto impecable, chaval –dijo Sebastian con cierto tono de amenaza en su voz-. Mira que como me hundas la reputación de la Lujuria…
Sebastian sacó veinte cuchillos en una sola mano, asustando al chico.
-Sí, sí, hago lo que puedo, señor.
-Más te vale… -sonrió el mayordomo.
Piso tras piso iban cantando y mareando a los guardas, que se iban de allí flipando en colores.
-“En Baqueeiraaaa, nonainonainonaaaa…” “La mano arriba, cintura sola, da media vuelta y dale duro…” “Eees mi Patruullaaaaa. En calle pasábamos la resacaaaa” “Me han echado de la casa sin decir por qué y mientras en el jardín me tomo el té. Y por lo visto a la empresa le-da-iguaal mi casa. Le da iguaal”
Por fin, al atardecer, llegaron al piso de arriba del todo.
-Joé, señora mansión–resopló Eren-. ¿Y Levi quiere limpiar todo esto?
-Ya nos mandará hacer algo –dijo Mikasa.
-Anda y que le follen…
-Bueno, chicos, ya hemos llegado. Aquí está el jefe –Ezio señaló la puerta de arriba del todo.
-Pues venga, tú eres el Assassin, dale caña.
-Esto… ¿Y si se me escapa?
-Procura que no porque lo sustituyes.
-Ya lo hago yo –Sebastian abrió la puerta y volvió a cerrarla para abrirla de nuevo diez segundos después-. Ale, la mansión vuelve a ser propiedad nuestra.
Pero, pero… ¿No tenía que firmar unos papeles y no sé qué leches? Sebastian sacó de detrás de su espalda las escrituras.
-Sí, es oficial.
Todos empezaron a gritar y a vitorear y se fueron a celebrarlo al bar de Meliodas… ¿Desde cuándo Meliodas tiene bar?
-¿Eso qué más da? –Ciel tenía ganas de fiesta-. Vamos, chavales. Yo invito.
-Recuerde no dejarse más de mil libras en bebidas, señor.
Todos se fueron de allí, dejando la mansión semivacía, semi porque a excepción de Sebastian y Levi no había nadie.
-Ains, estas juventudes… -Sebastian fue dentro a arreglar lo que hubieran estropeado los de la empresa de embargos.
Por el camino, se encontró a los sirvientes en la cocina, tan panchos.
-¿Dónde estábais todo este tiempo? –preguntó Brad-. Nos hemos aburrido un montón.
En realidad hicieron experimentos científicos de los suyos y grandes avances, pero lo dejaron porque estaban cansados.
-No me digáis que lleváis aquí todo el día.
-Sí, ¿por?
-Nos han embargado la casa y hemos tenido que reconquistarla.
Y a los pobres los embargan también. Si es que…
-Bueno, voy a vigilar al sargento no sea que le dé un chungo. Vosotros… Haced lo que os salga de la seta.
Sebastian cerró la puerta tras de sí y se fue. Los sirvientes volvieron manos a la obra con sus investigaciones, incluso sacaron de debajo de la mesa a… ¡Edward!
*¡Aaaaaahhhhh!*
No, no es Edward Cullen, hijas mías… ¿Qué hace Elrci aquí?
-Le estamos dando a la alquimia un rato –explicó Finny.
¿Alquimia? Oye, por qué no os descargáis el jueguecito y os entretenéis un rato. Que eso de la alquimia es muy serio y…
-No te preocupes, que controlo –dijo Elric.
No, sí, pero anda Sebastian por aquí.
-Nada, nada. ¡Vamos al lío, chicos!
Yo me voy no sea que acaben volando por los aires.
Hwesta Duque
Cantidad de envíos : 1263 Edad : 31 Localización : Por ahí andaré Fecha de inscripción : 14/08/2013
Tema: Re: En esta Mansión Uno no se Aburre Dom Mar 16, 2014 5:43 pm
Por fin encontré un hueco para seguir escribiendo. A ver si me quito los exámenes ya y soy libre ^^ Hasta entonces, enjoy!
Capítulo 41:
Un nuevo amanecer… Coño, cómo llueve. Y como cada mañana, Sebastian atendiendo sus tareas antes de despertar a su joven amo. Lo primero, animar al personal a que se enfrente a un nuevo día…
-¡Vamos, mierdas secas! Brad, espabila con la comida que te ahostio; Finny, hoy no sales afuera a menos que te dé el espíritu de Noé; Mey-Lin, ¿tú estás gilipollas? ¡¿Cómo vas a tender la ropa recién lavada fuera?! Anda, iros a tomar por culo o algo. Ya me encargo yo.
Desmotivados, como siempre, el servicio se fue al sótano a seguir investigando con sus experimentos y con Elric. ¿Qué pasa? ¿Se ha instalado ahí abajo o algo?
-¡Sí, duerme debajo de mi cama! –dijo Finny eufórico.
-Es como un campamento. Mola mucho. Bueno, ¡manos a la masa!
Mientras se ocupaban de sus investigaciones, Sebastian tendía la ropa limpia en una habitación que apenas usan: la Sala de Música. Mira, no sabía que la cola del piano pudiera servir para poner a secar ropa interior.
-Cáántamee. Me dijiste cáántamee…
Tras hacer como siempre el trabajo del servicio, Sebastian fue a despertar a su amo.
-Buenos días por la mañana, joven amo. Hoy está cayendo el diluvio, así que no podrá salir de casa en todo el día.
Ciel tuvo ojeras de repente.
-No… puedo… salir
-Dios, qué mal rollo… -murmuró Sebastian para sí-. *ejem* No, joven amo, lo siento mucho. Y deje de mirarme así que me está entrando cagalera.
Ciel desayunó con calma en su cama sin dejar de quitarle el ojo a la ventana.
-¿Por qué llueve?
-La lluvia es consecuencia del ciclo del agua en el que el agua evaporada, convertida en nubes… -explicó Sebastian mientras preparaba el té.
-¡No me refería a eso, gilipollas! –Ciel se volvió hacia él, cabreado-. Me refería a por qué tenía que llover hoy –añadió en un tono más melancólico.
-Porque este país es así, señor. Ya podía haber elegido irse a Italia o Grecia.
-*suspiro* Deprime tanto… -Ciel tomó la taza que le tendía Sebastian.
-Sí, y por culpa de la lluvia tampoco crece.
-¡Vete a meterte con tu puta madre un rato!
Sebastian se fue de allí, dejando a su amo solo, desayunando. Cuando bajó a la entrada, se dio cuenta de que llamaban a la puerta.
-Qué huevazos salir de casa un día como este.
Sebastian abrió la puerta de par en par.
-¿Sí? ¡Hostias!
El mayordomo cerró la puerta de golpe. Alertado por el estruendo, Ciel bajó a ver qué pasaba.
-¿Qué pasa…? –preguntó meido adormilado.
-Que está la vieja de la Bella y la Bestia ahí fuera –Sebastian temblaba, apoyado en las puertas.
-Pues píllale la rosa antes de que me transforme en Bestia y a ti en… ¿Qué clase de objeto te gustaría ser?
-Me pegaría una tetera porque estoy todo el día con el té parriba, té p`abajo.
Desde fuera se oían los insistentes golpes de la anciana.
-¡Ábrele ya, cujons! ¡Que nos maldice! –Ciel empujaba a Sebastian hacia la puerta, pero este se resistía.
-No pienso abrir esa puerta por nada del mundo, señor.
-¡Quillooooo!
Ciel dejó de empujar a su mayordomo y fue a abrir la puerta. La anciana entró y se quitó su capa de viaje.
-¡Abuela Puri! ¿Qué haces aquí?
-Pasaba por aquí y su me dije: vi a ve al chiquillo, que hace mucho que no le veo. Ya veo que la choza sigue igual…
-Sí, la hemos tenido que reparar unas cuantas veces, pero sigue igual –dijo Sebastian, con sarcasmo.
La abuela de Ciel se quedó mirando a Sebastian, entornando los ojos.
-¿Y éste quién es?
-Es Sebastian, mi mayordomo.
-¿Cómo dijiste? ¿Caspian?
-Sebastian, abuela. ¡Sebastian!
-Ah, vale, Anastasio.
…………
Corramos un estúpido velo.
-¿Qué te trae por aquí, abuela?
-¿Y cómo se le ocurre salir con este tiempo? –murmuró Sebastian colgando la capa de Puri en la percha.
-Vengo de visita, que en el pueblo no hay nadie. El campo está lleno de ababoles, ten encantaría.
-Normal, se morirán todos como moscas…
-¡Sebastian!
-Oye, hace muy bueno, ¿por qué no sacas a las cabras al monte un rato?
-Eh, abuela, dirijo una empresa, no soy ganadero.
-¡Tontás! A tu edad yo me iba con el rebaño al monte y aquí me tienes.
-Sí, 150 años después.
-¡Sebastian! No te lo repito más, maricón.
Sebastian se fue de allí, riendo por lo bajo. Mientras la abuela no le tocara las narices, suficiente. A la hora de comer, Sebastian bajó a hacer la comida y para su sorpresa se encontró con la cocina cambiada.
-¿Pero qué pollas…?
No había fogones ni frigorífico ni nada. Solo una lumbre en una esquina y la abuela delante.
-Estaba la moza lavando en el río y vino su mozo…
-Oiga, ¿qué ha hecho?
-Ah, hola, Bonifacio.
-¡Sebastian! ¿Pero qué se piensa? ¿Qué vivimos en la Edad de Piedra o qué?
-No sé cómo podéis guisar en esos cacharros. Es mejor a la manera tradicional.
-Como se incendie la casa… La reconstruye usted.
-Oiga, ¿qué ha hecho?
-Ah, hola, Bonifacio.
-¡Sebastian! ¿Pero qué se piensa? ¿Qué vivimos en la Edad de Piedra o qué?
-No sé cómo podéis guisar en esos cacharros. Es mejor a la manera tradicional.
-Como se incendie la casa… La reconstruye usted.
-Vamos, vamos, Eugenio. No te sulfures y pásame el “fardel”.
-¡Que es Sebastian! ¿Fardel? ¿Qué dice?
Sebastian, la bolsa que tienes detrás. Sebastian le tendió la bolsa de tela con alubias.
-Ya verás qué fabada más buena me sale.
-Ay, madre. Yo no sé qué saldrá de aquí…
Sebastian fue a hablar con Ciel, que estaba muy ocupado probando los dardos nuevos.
-Mierda, he vuelto a fallar.
-Joven amo… -Sebastian miró de reojo la diana que usaba Ciel para los dardos. Tenía su cara-. Hijo de puta… Da igual, su abuela me está empezando a hinchar las pelotas.
-Tranqui, se quedará hoy y mañana por la mañana se volverá al pueblo.
-Señor, ha instalado un hogar tradicional en la cocina.
-Bueno, cuando se vaya pones los fogones de nuevo y arreglado.
-¿Cómo ha logrado levantar los fogones si es más bajita que usted, está encorvada…?
-Sí, es muy suya. Y es adivina también.
-Cada vez me da más miedo…
-Mira, te lo demostraré.
Ciel y Sebastian bajaron a la cocina, donde la abuela Puri estaba terminando de preparar la fabada.
-Llegáis justo a tiempo para comer –dijo al verlos entrar.
-Abuela, predícele el futuro a Sebastian.
-Oh, vale –Puri le tomó la mano a Sebastian y sin quitarle el guante ni nada le leyó la mano-. Sí, ya veo. De aquí a un rato… Te vas a meter una hostia…
Sebastian apartó la mano de golpe.
-No necesito vaguedades de una anciana para conocer mi destino.
El mayordomo se dio la vuelta para marcharse para poner el mantel cuando la abuela lo retuvo. Sebastian se volvió y… *Clon*
-Hostia, Puri, con la cazuela de cobre…
-¿Ves? Soy adivina.
No, sí, señora hostia que se ha llevado. Sebastian, te sangra un poquito la nariz…
-Tiene suerte de que sea inmortal. Le llega a zurrar así a su nieto y no lo cuenta.
Ciel se sentó en el poyete (uy, esto se pega y todo) y comió la fabada de su abuela.
-¿Tú no quieres, Ignacio?
-No, gracias, y me llamo Sebastian. Mira que me he llamado muchas maneras a lo largo de mi vida…
-Anda, no seas tonto y prueba la fabada.
-En serio…
La abuela de Ciel empezó a empujar a Sebastian hacia la mesa.
-Calla y tira pa la mesa.
-¡Cansina! ¡Que no me sale de la punta`l nabo!
Sebastian se fue de allí escopetado. Tenía que hacer algo para librarse de la abuela de su amo.
Bueno, te quedan como unas 10 horas.
-A menos que sea como el nieto y sea también nocturna. Entonces sí que la hemos jodido.
Hostia, no había caído en eso. Pero a su edad…
-Sí, esa mujer ha visto avanzar a las tropas teutónicas.
Joe… Mira, encasquétasela a los del servicio, que a lo mejor…
-Eso, que les dé el coñazo a ellos.
Bueno, yo iba a decir que a lo mejor su ciencia la convertía, pero como veas. Sebastian se presentó de nuevo en la cocina con el servicio. Ciel estaba en el suelo con la barriga hinchada de fabada. Y espera que todo eso tendrá que echarlo tarde o temprano.
*Prrrr*
Sí, ya ha empezado.
-Ay… Qué hartada…
-¿Te has quedado con hambre, hijo? ¿Te frío un huevo?
-¡No lo dirá en serio, ¿no?!
Sebastian, es una mujer de pueblo. Es muy típico de ellas.
-Bueno, en cualquier caso, le presento al resto del servicio. Ale, a chuparla, peña. Sebastian se fue de allí y mató la tarde con lo que pudo. Un par de horas después fue a ver qué tal le iba a la abuela. La encontró en el jardín a punto de decapitar a un cerdito.
-¡Oiga! Que sea un demonio no significa que tenga que hacerme sacrificios.
-¿Eh? Iba a darle el tajo al gorrino. ¿Me ayudas a sacarle los chorizos luego?
-Eh, no, gracias.
-Oh, pues avisa a mi nieto, que me ayude.
-¡Señora! No estamos en la Inglaterra profunda, aquí somos más civilizados.
-Más pijos es lo que sois.
-Disculpe pero a día de hoy no es necesario hacer la matanza como en la época vikinga de la que procede.
-Lo que pasa es que no tienes huevos, tonto`l pijo.
La ceja izquierda de Sebastian empezó a temblar.
-Que m`ha llamao.
-Tonto`l pijo.
La expresión de Sebastian se endureció. Uy, uy, uy, esto no me gusta…
-Me cago en el respeto a la tercera edad. ¿A que voy y le meto?
-Ven si te atreves.
Sebastian y Puri acabaron llegando a las manos ¡Que alguien les detenga por amor de Dios! De repente, Sebastian salió propulsado hacia atrás, chocando contra la pared. Cuando se dio cuenta, tenía una vara plateada atravesándole el hombro.
-Éramos pocos y parió el shinigami.
-Demonio, deja de comer almas.
-Y tú deja de tocarme los cojones.
Will apareció en escena.
-¿Está bien, señora? –le preguntó a Puri.
-Coño, otro pijo.
-¿Disculpe?
-Ale, Will –Sebastian se desprendió de la vara-. Te la quedas, por listillo.
Sebastian volvió a huir, dejando al shinigami con la abuela, que le enseñó a tejer en rueca mientras le contaba su vida.
-Pues sí, yo le dije a Petri que Maruja era una bruja, con perdón y gracia, que se había cargado al su marido y el cadáver se lo había tirado a los marranos que a esos le tiras un zapato y se lo comen, como nosotros cuando la guerra que no teníamos ni pa pipas. Pasamos un hambre… Pero, claro, ahora tenéis de todo y no sabéis lo que es eso…
-Maldito demonio…
Mientras Will se acordaba del árbol genealógico entero de Sebastian, este estaba con su amo, como si estar a su lado le protegiera.
-Estoy en sagrado.
-Sebastian, Puri se irá en nada.
-Ay, que así sea…
Sí, ya no te hacemos sufrir más. Puri se fue de la mansión Phantomhive a las nueve de la noche.
-Dale recuerdos a Amparo y Lola –se despidió Ciel.
-Sí, niño, no te preocupes. Y tú –se dirigió a Sebastian-, a ver si lo alimentas mejor que está en los huesos.
-Sí, señora.
-Y Ciel, no le des tanto a la jolta y trabaja más.
-¿Jolta?
-Irse de fiesta. Que no salga tanto de jolta. Vaya si hay fiesta en bouzas en vuestra ciudad.
-Uf, si usted supiera…
Puri se fue de allí andando. Cuando la perdieron de vista, fue Sebastian el que se fue de jolta, digo montó una fiesta.
-¿Puedo invitar a la Patrulla? –preguntó Ciel.
-Sí, e invite a mis Pecadores.
Eso ha sonado muy porno… Bueno, bien está lo que bien acaba.
ayal92 Sirviente
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Tema: Re: En esta Mansión Uno no se Aburre Dom Mar 16, 2014 6:21 pm
Ok, canonicamente Claudia es la abuela de Ciel, pero la Puri mola más XD Me recuerda a la mía y todo. La parte de la Bella y la Bestia me mató, Sebastian no te hagas, tu querías ser la cama, no la tetera LOL "Los Pecadores" sonará muy porno pero es muy fiel a la realidad. Espero que no aparezcan los Holy Knights a joer la fiesta, que ultimamente estan muy violentos. CIAO!!
Hwesta Duque
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Tema: Re: En esta Mansión Uno no se Aburre Jue Mar 20, 2014 5:26 pm
Jeje, lo tendré en cuenta
Capítulo 42:
Otra lluviosa mañana en Londres. Menudo clima de mierda que tenéis.
-Bueno, el clima acompaña al día. Sebastian tiene hoy un juicio.
Ciel estaba en el pasillo de los tribunales, esperando a que empezara la vista por Sebastian. No me digas… Ayer de botellón pasó algo.
-Bueno… Sí y no. Cuando volvíamos de fiesta nos atracaron y Sebastian me defendió. ¿Cuál es el problema? Que se los cargó como siempre hace y justo pasaba la poli y nos pilló.
Ay, madre… Lo que nos os pase…
-Mientras no me lo metan en chirona… -Ciel se levantó al ver que se abría la puerta del juzgado. ¿Y quién es el abogado defensor?
-¡Bassy!
¿Por qué no me sorprende? Grell estaba abrazado a Sebastian, que salía a duras penas de la sala del tribunal.
-Han decidido hacer un descanso –comentó Sebastian sentándose al lado de su amo-. ¡Tira pa tu puta casa!
El demonio le metió un puntapié al shinigami que lo dejó en el aire una hora. Es tu abogado defensor…
-Pa lo que hace me defiendo yo. Ay, la virgen… Está todo el rato coqueteando con el fiscal o el juez. ¡Así no hay quien me salve!
¿Y por qué Ciel está fuera? En su juicio estuvo dentro.
-Porque fui el acusado, no te jode. Ahora no puedo entrar ni a mirar porque soy un niño.
-La verdad es que manda huevos, pero qué le vamos a hacer.
Oye, si os atacaron, reclamad legítima defensa.
-¡Pero si hacemos eso, confesamos que hemos matado a alguien! –saltó Ciel.
-Es que maté a esos dos tipos.
Bueno… Una temporadita en la cárcel para Sebastian no le hace mal a nadie… Total, tres años para ti…
-¡Los cojones! No pienso estar sirviendo al mocoso este de por vida. Quiero su puta alma.
-Y tienes los huevazos de decirlo delante de mí.
Esto… ¿Algún testigo?
-Nadie, solo los policías que nos pillaron.
¡¿Y por qué no te los cargaste también?!
…………
-Coño, es verdad.
Bueno, bueno, espera, que se me va la pinza. Si haces eso serás un asesino.
-Me la suda vilmente. Llevo cargándome gente desde el año de Maricastaña. Además, sin esos polis, no habrá testigos y tendrán que cancelar la vista por falta de pruebas. ¡Qué puta máquina que soy! –Sebastian se levantó del banco, eufórico.
Sebastian, relax…
-Deme un momento, joven amo.
-Che, y si no te lo ordeno.
-No será tan hijo de puta como para hacerme esto, ¿no?
Ciel sonrió con maldad. A mí me da que sí, ¿eh?
-Nah, voy a ser bueno por una vez. Ve, Sebastian, queda libre de tus cargos.
-¡Yuju!
Sebastian se fue de allí para cargarse a los polis que le habían denunciado con la mala suerte de que por el camino se encontró con el juez, quien lo llamó a seguir testificando. Si eso en el siguiente descanso, Sebas…
-¡Mierda!
En el tribunal, el juez calló a la sala golpeando con el mazo sobre su mesa.
-Continuamos en el juicio contra Sebastian Michaelis por el asesinato de dos asaltantes. Tiene la palabra la fiscalía.
-Gracias, su Señoría –respondió William… ¡Will!-. La acusación ya ha aportado suficientes pruebas a este tribunal.
-Muy bien. ¿La defensa tiene algo que añadir? –el juez se volvió hacia la defensa.
-Ay, qué fuerte golpeas, Sebas… -Grell rememoraba la pedazo leche le acababa de meter Sebastian.
-Espera que luego te meto otra y haces noche en el aire.
-La defensa quisiera protestar –dijo Grell, más serio.
La acusación, el acusado, el juez, la gente en el tribunal, Ciel, todos se volvieron hacia la defensa.
-¿Has encontrado una contradicción en las pruebas? –Will estaba asombrado, más por la capacidad de Grell que porque existiera una contradicción.
-¡Maricón! Quiero decir… Sí. Decís que eran dos matones, ¿no? Pero, según mi cliente, fueron tres.
-¿Eh? No seas trolero… -Sebastian quiso protestar desde el banquillo de los acusados, pero Grell le lanzó un tacón para que se callara.
-Déjame, Sebas. Y devuélveme el… -el tacón se clavó en la frente del shinigami.
-¡Pa que vuelvas!
-Ay…
William rió ante la audacia de Grell.
-Sencillo, tenemos un vídeo que muestra al acusado matando a los dos matones.
-¿Eh? ¿Cómo es posible? –saltó Sebastian, acongojado.
William puso el vídeo al tribunal. Bueno, si le da la gana de cargarse…
-Ya se han casaooo. Ya se han casaoo.
-¿Eh? ¡Esta cinta no! ¡La otra!
-¿Qué hace ese mocoso amo tuyo? ¡Encima está medio desnudo!
-Fue la boda de uno de la patrulla –respondió Sebastian, llevándose una mano a la frente, avergonzado.
-¿Y tú por qué suspiras? –exclamó Ciel.
Tras ver cinco segundos de un embarazoso vídeo de Ciel cantando borracho, William puso el vídeo bueno en el que en efecto se veía a Sebastian matando a los dos matones.
-¿Dónde están tus tres matones, Grell?
-Lo siento, Sebas. He hecho lo que he podido –Grell puso una mano sobre el hombro de Sebastian-. ¿Aun así me darás…?
-Una hostia es lo que te voy a dar, mierda de abogado…
-¡Orden! ¡Orden! Bien, a la luz de los acontecimientos, este tribunal declara al acusado, Sebastian Michaelis: Culpable. Se levanta la sesión. *ñic* *ñic*-. ¿Qué coño…?
Sebastian había sustituido el mazo del juez por uno de feria y trataba de darle a Grell con él.
-¡Ven p`acá que te arregle esa cabeza maricona tuya!
-Oh, Sebas persiguiéndome por un tribunal. Debo de estar soñando.
-De la hostia que te meto comprobamos si es un sueño o no. ¡Vuelveee!
Pero bueno, vamos a ver, ¿habéis pedido legítima defensa?
-¿Eh? ¿Qué es eso? –Grell se paró en seco, dando a Sebastian la oportunidad de alcanzarlo y golpearle.
*PAM*
-¡Tracaa! –gritó el mayordomo triunfante. Eso debe de doler… Y mucho.
-Aaaay…
El juez parpadeó, confuso.
-¿Entonces qué? ¿La defensa pide legítima defensa sí o no?
-¡No, su Señoría! –saltó William, que sí comprendía el significado de aquellas palabras.
-¿Pero qué es eso? –preguntó Grell al borde de un ataque. Y ya lo expliqué antes-. Pero estaba volando por ahí…
*suspiro* Legítima defensa significa que una persona ha matado a otra para defenderse de una agresión.
-Pero entonces eso significaría que Sebas mató a alguien, así que estamos en las mismas –reflexionó el shinigami abogado defensor-. Ohg, qué bien suena.
Ya, pero al menos tiene un motivo para matar, no porque se le fuera la pinza.
-En resumen, Sebastian se come la condena de todas formas –dijo Ciel, hastiado de tanta tontá. Más o menos. El juez meneó la cabeza.
-Esto es una puta casa de locos. La defensa reclama legítima defensa, pero este es un juicio por asesinato, así que sí, Sebastian Michaelis sigue siendo culpable y ya que se encargue otro del marrón. Se levanta la sesión. *Tap* *tap* ¡A mamarla todos!
La sala quedó vacía enseguida. Sebastian tenía que afrontar ahora otro juicio en el que se decidiría su condena.
-Lo más probable son unos añitos en la cárcel –comentó Grell, tratando de animarlo-. En cierto modo, es una buena noticia.
-Lo será pa tu puta madre –masculló Sebastian-. Lo siento, joven amo, he fracasado.
-Sí y estrepitosamente.
-¡Oiga! Podía tener un poco de consideración o algo, ¿no?
-Pero es que es verdad.
-Como le pille…
-Bueno, con un poco de suerte en el otro tribunal nos libramos.
-¡Sí, pero tú no vuelves a ser mi abogado en la puta vida!
Y así fue. Grell no volvió a ser el abogado de Sebastian y éste se libró en el otro tribunal. Parece que la justicia está mal en todas partes.
ayal92 Sirviente
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Tema: Re: En esta Mansión Uno no se Aburre Jue Mar 20, 2014 8:00 pm
LOOOOOOOOOOOOL se nota que te ha vuelto la inspiración "lo siento joven amo he fracasado- si, estrepitosamente" Ciel no seas tan cabrón, imagina si lo hubieran condenado ¿quien iba a hacer la comida, reconstruir la mansión, protegerte de los Titanes, llevarte a casa tras tus botellones con la patrulla...? Que desagradecido.
Hwesta Duque
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Tema: Re: En esta Mansión Uno no se Aburre Lun Mar 24, 2014 5:44 pm
Capítulo 43:
Una bonita mañana de primavera asomaba tras las montañas. Los días son cada vez más largos y la temperatura empieza a ser estable. Hoy la agenda de Ciel está bastante apretada pues cuenta con la visita a la mansión de unos invitados muy especiales.
-El caballero Break llegará al mediodía, joven amo –explicó Sebastian mientras caminaban por el pasillo de la tercera planta hacia el despacho-. Sobre la hora de comer se nos unirán los caballeros Bezarius y Nightray y la señorita Alice. El menú está desarrollándose en estos momentos…
-Perfecto, Sebastian. Si me disculpas, voy a trabajar un poco hasta que llegue Break. Avísame cuando llegue.
El joven amo se encerró en su despacho mientras el mayordomo se dedicaba a adecentar la mansión para la llegada de los invitados. Se nota que viene visita porque estamos todos de un pijo… Cierto, ¿qué pasaría si quitáramos la fachada refinada?
……………………
Sebastian llamó a la puerta de madera de ébano y entró en el despacho de su joven amo para avisarle de la llegada del conde Break.
-Acaba de llegar, joven amo.
-Enseguida voy a recibirlo –dijo Ciel levantándose de su asiento.
SIN FILTRO
Sebastian irrumpió en el despacho del joven amo para avisarle de la llegada de Xerxes.
-¡Yeeejaa! Que ya ha llegao.
-¡No jodas! ¿Tan pronto? Corre por tu puta madre que no llegamos a recibirle.
Ciel Phantomhive esperaba a la puerta de su mansión a que el conde Break saliera del coche que le había traído desde Londres hasta su mansión. La visita de Xerxes Break era meramente informal y ociosa, no tenían negocios entre manos.
-¡Pa maricona tú, sombrerera! –Ciel saltó a los brazos de Sebastian, presa del pánico-. Viola a Sebastian si es necesario.
-¿De qué vas niñato de mierda? –saltó Sebastian.
-Bueno, ¿qué? ¿No me invitas a pasar a tu Kelly o qué?
-¡Venga, tira pa dentro! –lo animó Sebastian, pegándole un puntapié.
Una vez dentro, Ciel y Xerxes disfrutaron de una agradable velada en el jardín de la mansión acompañados del té negro de Sebastian.
-Espero que sea de su agrado, conde Break.
-Muy amable, Sebastian. Es fantástico estar aquí. La temperatura es ideal, el clima acompaña a la época del año y la compañía es exquisita. ¿Qué más se podría pedir?
-Me halaga que se encuentre cómodo, Break –sonrió Ciel-. Dentro de poco podremos disfrutar del menú especial que Sebastian nos has preparado para hoy.
-¡Ardo en deseos de probarlo!
SIN FILTRO
-Hijo de puta, qué daño me has hecho en el culo.
-¡Break! ¿Nos tomamos unas cañas entre lo que llegan los otros tres?
-¡De putísima madre!
Ciel y Break se sentaron en el jardín y disfrutaron de una fresquita cerveza de malta.
-*Eructo* Hace muy bueno, pero tengo una alergia que se caga la perra –comentó Break.
-Ya te digo. Puta alergia. Encima ahora salen los gatos a tocarme los cojones y me dan unos ataques… Sebastian gasta como veinte paquetes de clinex al día.
-Moquea más que un grifo abierto –comentó el mayordomo mirando mal a su amo.
-Bueno, a ver si llegan los otros cabronazos y podemos papear algo.
-¿Qué hay de comer, Sebas? –preguntó Break mirando al mayordomo.
-Lo que te salga de los huevos. El señor no me ha dicho que haga nada en especial.
-Pues pedimos una pizza o algo. Así te ahorramos el trabajar.
A la una de la tarde llegó el carruaje de Bezarius y compañía. Sebastian fue a recibirles y los condujo al salón donde Ciel y Xerxes disputaban una reñida partida de ajedrez.
-Jaque –dijo Ciel moviendo a la reina.
-Me tienes entre las cuerdas… ¡Oz! Ya era hora de que vinierais.
-Disculpad el retraso –dijo Oz al entrar-. Ha habido un pequeño problema de camino.
-No es inconveniente alguno en absoluto –dijo Sebastian-. La comida está lista.
Sebastian los acompañó al comedor y los cinco amigos se sentaron a la mesa.
-El menú de hoy es una suave crema de langostinos como entrante para pasar a un plato de merluza en salsa verde y como segundo un filete al punto de ternera criada en nuestras granjas.
-Maravilloso, Sebastian –lo felicitó Break, aplaudiendo.
SIN FILTRO
A la una y cinco minutos llegaron Oz, Gilbert y Alice. Sebastian fue a recibirles con la mala suerte de que Oz se había mareado y salía tambaleándose del carruaje.
-¡Gilbertollas! A Oz le ha dado el baile de San Vito.
-¡Oz! –Gilbert tiró a Alice al suelo para atender a Oz-. Puta coneja, ¿por qué no le ayudas?
-Serás… Yo qué sé si está mareado o alegre.
-¿Crees que esta cara es de alguien alegre?
Sebastian carraspeó cuando llegó.
-Pasad, que os esperan.
En el salón, Ciel y Xerxes disputaban una reñida partida de…
-¡Mierda puta! He vuelto a perder –exclamó Ciel.
-Eres más malo que pegar a un padre –rió Xerxes. En ese momento reparó en sus amigos-. Ey, qué pasa, chavales. Llegáis tarde, hijos de puta.
-Ha sido por culpa del cochero que se perdió en Fuenlabrada –refunfuñó Oz.
-¿Estábais jugando al parchís? –preguntó Alice asomándose al tablero-. ¿En serio?
-¿Qué pasa?
Sebastian entró en es emomento con unos platillos y empezó a tocarlos como los monos de cuerda de las ferias.
-¡Hora de papear!
-¡¡Ole, ole, papeo!! –los cincos amigos salieron escopetados hacia el salón, arrollando a Sebastian.
-Mamones… -masculló desde el suelo el mayordomo.
-¡Sebastian! ¡Que hay hambre!
-¡Ya voy, coño! –Sebastian sacó una libretita tipo camarero y empezó a tomar nota-. ¿Qué queréis jalar?
-Quiero mi bocadillo, quiero mi bocadillo –empezó a gritar Alice.
-Vale, un bocata pa la niña y deja de golpearme la mesa o hago lo mismo con tu cabeza en el suelo de mármol. ¿Qué más?
-Arroz frito por aquí –pidió Ciel.
-Venga, un risotto –dijo Break.
-Un filete de lomo de cerdo –dijo Gilbert.
-Para mí macarrones.
-Mu bien. Dadme un momentico… ¡Brad! ¡Enciende los fogones!
-La comida de Sebastian es sublime –comentó Ciel con orgullo mientras esperaban la comida.
-¿En serio? Tengo ganas de probarla, entonces –dijo Gilbert.
Sebastian llegó en ese momento con la comida y empezó a repartir los platos empleando para ello un servicio francés, consistente en mostrar la bandeja con la comida y el comensal se servía la cantidad que consideraba apropiada.
-Tiene un aspecto delicioso –comentó Break mirando la crema.
-Que aproveche, señores –dijo Sebastian una vez repartió la comida.
SIN FILTRO
-Ya verás cómo nos acaba trayendo una olla gitana –dijo Ciel cuando Sebastian se hubo marchado-. El otro día acabaron haciendo eso por la noche mi cocinero y Levi. No sé cómo no volamos por los aires.
-Joe, no te aburres, ¿eh? –dijo Break.
Sebastian llegó con la comida en ese momento y empezó a repartir los platos empleando el servicio vasco, es decir, a tirar platos sobre la mesa y donde cayera.
-El bocata, los macarrones, el filete, el risotto y lo del joven amo que no sé qué era.
-¡Un puto arroz frito!
-Sí, eso. ¡Que aproveche!
-Oye, pijo, con esto no tengo ni pa empezar –se quejó Alice mirando su bocata.
-Vale, te hago otro…
-Otros veinte por lo menos, Sebastian –apuntó Ciel.
Después de disfrutar de la comida, Ciel y sus invitados fueron a descansar a la sala de juegos. De camino, Ciel les enseñó parte de la mansión y algunas de las obras que albergaba.
-Este es un Da Vinci –dijo señalando un cuadro del pasillo de la primera planta-. Solo posee mi familia y tiene un valor incalculable.
-¡Fantástico! –Break estaba maravillado con el regalo para la vista que le hizo Ciel-. ¿Este no es “Ronda de Noche” de Rubens?
-Efectivamente.
-Me encanta este tipo de trazado sobre el lienzo. Un óleo, ¿no es así?
-Así es. Y el fantástico juego con las luces y las sombras. Una maravilla…
SIN FILTRO
*Eructos* Madre mía… Sí que estaba buena la comida, sí.
-¡Sebastian, trae el tractor! –ordenó Ciel con la tripa hinchada. Parece que está embarazado de ocho meses…
-¿Eh? ¿Pa qué? –Sebastian se asomó por la puerta mirando con preocupación a su amo.
-Voy a darles un voltio por la casa y me da pereza andar.
-Manda huevos… Espere que ahora le traigo el tractor.
Sebastian llegó media hora después en el tractor amarillo de hacer visitas y los cinco amigos se subieron encima.
-Tira pa la sala de juegos y a ver qué pillamos de camino.
A cámara super lenta que iban. Por el camino, Ciel les hacía un tour.
-A la derecha hay un jarrón, a la izquierda un cuadro…
-¿Cuál es ese cuadro?
-Yo qué sé. Uno por ahí que se encontró Sebastian. El de al lado vino con la casa… El de al lado lo mangamos de un museo… El de al lado…
Una vez en la sala de juegos, Ciel y sus invitados acordaron jugar al billar y pasar el rato hasta que Bezarius y compañía tuvieran que marcharse.
-Las damas primero –dijo Break tendiéndole un palo de billar.
Alice cogió el taco y fue quien empezó la partida.
-¿Cómo continuamos la ronda de turnos? –preguntó Oz.
-No me importa ser el último –dijo Break.
-Yo cedo mi turno también –dijo Ciel.
Solo quedaban Gilbert y Oz y, claramente, Gilbert cedería el turno a Oz, por lo que el segundo sería Oz, seguido de Gilbert, Xerxes y Ciel.
SIN FILTRO
Una vez en la sala de juegos, Ciel y sus amigos vieron pacíficamente a qué podían jugar.
-¿Echamos un GTA? –propuso Ciel.
-¡Lo veo! –Xerxes saltó sobre la consola como si no hubiera jugado en su vida.
-Venga, va, pero yo quería echar un FIFA –dijo Oz.
-Te jodes. Bien, ¿quién empieza?
-Las chicas primero, ¿no? –dijo Alice cogiendo un mando.
-Eh, ¿quién te ha dicho que vayas primero, coneja?
-¡Gilbert! Deja de tocarme el coño y piérdete por ahí.
-¡Me iré donde me dé la gana!
Oye, ¿no vais a pararles? Que estos llegan a las manos sin problema.
-¡Movida, movida, movida! –corearon los tres restantes.
-Una partida muy reñida. En verdad es muy bueno jugando al billar, conde.
Ciel acompañaba a sus invitados a la puerta para despedirse. Ya era tarde y tenía que retirarse, además de que ellos tenían asuntos pendientes con Pandora.
-Ha sido un placer venir hoy a su mansión, conde –dijo Break-. Ardo en deseos de volver algún día.
-El placer ha sido mío. Son bienvenidos siempre que quieran.
Sebastian abrió la puerta del carruaje y uno a uno entraron en él. Después se puso en marcha y se perdió al final del camino de gravilla.
-Bueno, voy a retirarme por hoy, Sebastian.
-Sí, joven amo.
SIN FILTRO
-¿Por qué me persigue la poli? –se quejó Xerxes.
-Porque te has tirado por un barranco p`abajo, gilipollas –respondió Ciel.
-¿Qué barranco? Si era un metro de altura.
-Sí, que no sé cómo lo haces que te tiras de un metro de altura y pierdes media vida, pero te tiras desde el puto rascacielos más grande que pillas y no te pasa nada.
-Tu juego está amariconado, Ciel.
-Sí y el jugador también.
Xerxes jugaba mientras los demás le veían, en silencio y comentaban la partida.
-¡Pero sáltate el semáforo! –gritó Oz-. ¡Que te pillan!
-Ayayayay –dijo Alice.
Esto es peor que un la final de la Champions.
-¡Corre, corre! –gritaba Gilbert.
-¡Al garaje, corre! –Xerxes disminuyó la velocidad para entrar en el garaje-. Rápido –empezó a dar marcha atrás, pero el coche se le bloqueó-. ¿Lo haces adrede o qué?
Por fin metió el coche en el garaje justo cuando la poli iba a arrestarlo. Todos suspiraron aliviados. En ese momento entró Sebastian.
-¿Qué ha sido ese suspiro? ¿Os estáis dando por culete?
-¡Imbécil! –exclamó furioso su amo-. ¿Qué pollas quieres?
-Es la hora de que se den el piro. El coche les espera fuera.
Ciel y Sebastian llevaron a Break, Oz, Gilbert y Alice a la puerta.
-¿Queréis llevaros en un tapper lo que ha sobrado de comida? –preguntó Sebastian antes de que se fueran.
-No, Alice ya se lo zampó todo –respondió Oz-. La gorda de ella.
-Repite eso si tienes huevos –lo amenazó la chica, asustando a Oz.
-Bueno, iros que el caballo se está cagando –dijo Ciel-. Volved cuando queráis, mi casa es vuestra casa.
-Vale. ¡Buenas noches!
-¡A mamarla!
Los cuatro amigos se subieron al coche y se fueron de allí. Ciel bostezó y se estiró, agotado.
-Bueno, me voy al sobre, Sebastian.
-Eso, a ver si deja de dar el coñazo por un rato.
La verdad es que es una diferencia considerable, sí.
ayal92 Sirviente
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Tema: Re: En esta Mansión Uno no se Aburre Mar Mar 25, 2014 11:17 am
Pandora Hearts... lo único que recuerdo de ella son los bishis y los giros de trama como para romperte la cabeza. Y al pobre gato de Cheshire T.T Me encanta el filtro, de verdad que lo pijo no les pega nada XD
Hwesta Duque
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Tema: Re: En esta Mansión Uno no se Aburre Miér Mar 26, 2014 5:39 pm
Jeje, la verdad es que sí, les pega más xD
Capítulo 44:
*Buuuaaaaa* Qué cansancio… Ya son las siete, ¿no?
-Mira, ya ha amanecido –dijo Ciel con reverberación.
-Es bueno saberlo –añadió Sebastian, hablando también en eco.
¿Pero qué coño…? ¿Dónde están las luces? ¿Y el Sol?
-Oh, un momento… -mágicamente se hizo la luz-. ¡Ya está!
Sebastian y Ciel estaban en una especie de caldo gástrico asqueroso con más gente… No me digas, otra vez en la tripa de un Titán, ¿no?
-Es la manera que tuvo el joven amo de escapar esta noche de la bronca del siglo –explicó Sebastian, sonriendo.
-*escalofrío* Y lo peor es que ya sé por dónde salimos la última vez…
Espera, rebobinad. ¿Cómo llegasteis hasta ahí?
-Muy sencillo…
REVIEW
Atrapé al joven amo justo cuando iba a entrar en un pub con la patrulla…
-Ya me has torturado bastante con los maitines, déjame que me vaya de fiesta un rato.
-¡Y un coño con dos moños! Mañana tiene que seguir estudiando, además a las doce de la noche hay misa.
-¡¿Pero qué te ha dado?!
Y justo en ese momento apareció un titán.
-¡¡TITÁÁÁÁN!!
El joven amo no se lo pensó dos veces y se metió en la boca de Titán para escapar de mí. Y se piensa que soy gilipollas y que no voy a ir detrás de él.
Ya veo… ¿Y toda esta gente?
-Algunos ya llevamos aquí desde el siglo I –comentó una chica.
-A nosotros nos dejaron este par de maricas plantados como payasos y decidimos entrar a rescatarles –dijo Levi.
-Por hacer algo, que nos aburríamos –añadió Eren.
Vaya manera de matar el tiempo si tanto os aburrís. ¿Y ahora cómo vais a salir?
-Como la última vez no, por favor –Ciel se estremeció solo de pensarlo.
-Joven amo, ¿tiene frío? Deje que…
-¡Y una mierda que te comas! Fijo me violas.
-¡Antes me comía su alma, joputa! –saltó Sebastian, contraatacando a su amo-.Vaya manera de responder.
-Vosotros dos, imbéciles, callaos –ordenó Levi-. Si vamos a salir, tenemos que cooperar.
La última vez que se quedaron estos dos atrapados hubo más gente que también logró salir.
-Sí, no me recuerdes el estropicio que prepararon –Levi se enfadó de pronto, ¿o es su expresión de siempre?-. Ni todo el ejército logró limpiar aquello.
-Vale, entonces descartada esa idea –dijo Sebastian-. Pues solo nos queda la boca…
-¡Espera! –lo interrumpió Eren-. Armin, tú que tienes tan buenas ideas, ¿se te ocurre algo?
-¿Qué te crees? ¿Qué soy una máquina expendedora de ideas?
-Se te ocurren unas ideas de putísima madre. Anda, líbranos de esta movida chunga.
-¡A callar que estáis atrapados con la máquina expendedora de hostias! –dijo Levi. Eren y Armin se callaron al instante-. Mikasa, activa el modo Terminator y sácanos de aquí.
-Sí, señor.
-¿Estás tonto? ¡Y nos mata a todos! –saltó Eren, acojonado.
-¿Qué me has llamado?
-Na-na-na-nada, señor.
A este paso la palmáis sin necesidad de que Mikasa haga nada. ¿Los equipos chachis pirulis esos no sirven?
-Sí, pero están jodidos por el ácido gástrico –dijo Armin.
-La verdad es que el mío tiene una pinta muy chunga ya –añadió Eren mirando su equipo de maniobras.
-Pensemos… Somos ciento y la madre aquí, algo podremos hacer.
Sebastian levantó la mano para proponer una idea, pero Ciel le detuvo.
-¡No! Nada de hacer castells.
Sebastian bajó el brazo automáticamente. No sé vosotros, pero el nivel del ácido sigue subiendo. Como siga así, Levi se nos ahoga.
-¿Eso es una indirecta de que soy bajito?
-No se preocupe, piense que es más alto que el joven amo.
-Tú eres un poco hijo de puta, ¿no?
-En venganza por lo del juicio.
-¡Bueno, basta! –esta vez habló Mikasa-. Hay que salir de aquí sí o sí. Eren, Armin, todos, sacad las hojas de las espadas.
Algunas hojas estaban ya derretidas por el ácido, pero hubo cuatro que se mantenían en perfecto estado.
-¿Qué piensas hacer, Mikasa? ¿Y por qué no se le ha ocurrido a Armin antes?
-Que me olvides, joder.
-Voy a clavar las cuchillas y a hacerle un segundo ombligo al mamonazo este.
Todos los compañeros de Mikasa se pusieron a animarla y a sacar banderitas y bombos.
-¡Mikasa! Rarará ¡Mikasa!
Mikasa cogió carrerilla, clavó las cuchillas y se jodieron.
-¡Aaaahhh…! –dijeron todos, decepcionados.
-No sabes hacerlo, trae acá –Levi le quitó las cuchillas de la mano y se preparó para atravesar la carne del Titán.
-¿Lo animamos también? –preguntó Connie.
Bueno, si heichou significa líder… ¿Sabéis ya cómo animarlo?
-¿Tú? ¿Qué te hace pensar que vas a poder? –Levi desconfiaba de él.
-Soy un mayordomo infernal.
-Un puto demonio es lo que eres. Sácanos de aquí echando hostias.
-Voy, voy, no se impaciente joven amo.
-Que me estoy tragando ya el ácido… Gluglugluglu.
Ciel y Levi empezaban a sumergirse. Sebastian cogió las hojas, las clavó y abrió una señora puerta por la que salieron todos disparados. Parece un parque acuático pero con ácido.
-¡Libres, olé, olé! –gritaron todos.
-Y antes de que se nos cabreé el capitán, voy a limpiar esto –dijo Sebastian ya con la fregona preparada.
-Ciel –Levi encabezaba a toda la legión-. Queremos darte las gracias de alguna manera.
-No ha sido nada, para eso está Sebastian.
-¡A la próxima, le pide ayuda a su puta madre! –gritó el mayordomo desde la lejanía.
-Mira, os haré la cena que seguro tenéis hambre.
Todos empezaron a temblar. Ciel enarcó una ceja.
-¿Qué pasa?
-Que cocina con el puto culo –respondió Connie.
Ciel también empezó a temer por lo que pudiera hacerles de cena el capitán.
-Bueno, no creo que sea peor que lo que cocina Brad…
Toda la patrulla suspiró aliviada. En ese momento llegó Sebastian de limpiar la mierda del Titán.
-Yo que pensaba que esas cosas se evaporaban al morir o algo así. Nos ha salido defectuoso…
-¡¡Sebastiaaaaan!!
Mey-Lin corría hacia ellos, desesperadita perdida.
-¿Qué pasa ahora?
-Ha entrado un enano en la cocina y se ha puesto la chaquetilla de chef. Dice que va a hacer risotto o paella… No sé qué con arroz.
-Una olla gitana va a acabar haciendo –Sebastian suspiró, resignado-. A ver, que con Brad en la cocina tienen más peligro…
Una explosión sucedió a las palabras de Sebastian.
-No te digo.
-Te va a tocar reconstruirlo –murmuró Ciel.
Una tétrica y oscura aura empezó a emanar de Sebastian. ¿Y tú pa qué le dices nada? La Patrulla, Ciel y Mey-Lin corrieron como putas hacia el horizonte.
-¡Haced caso a Metallica! ¡Run to the hills for your lives! –gritaba Jean.
-¡Es Iron Maiden! –lo corrigió Armin.
-¡Es igual! –dijo Eren- ¡Todos a la “Hills”!
-¡¡Me cago en &/%*^!”Y/•%”&¡!!
Vaya un cabreo que se tiene Sebastian. Me da que no vais a bajar de las Hills en una temporadita si no queréis morir.